GUERRA COLONIAL Y CRISIS DE 1898
I.- GUERRA COLONIAL Y CRISIS DE 1898. En 1898 España y Estados Unidos entablaron una guerra por el control de Cuba. Fue una guerra breve (abril-agosto de 1898), debido a la superioridad militar norteamericana. Pero de graves repercusiones para España que, además de perder su “Perla de las Antillas”, vio liquidar los vestigios de su antaño imperio colonial. La crisis colonial favoreció la aparición de movimientos que, desde una óptica cultural o política, criticaron el sistema de la Restauración y propugnaron la necesidad de una regeneración y modernización de la política española, destacando en este ámbito el pensamiento de Joaquín Costa que hablaba de la necesidad de dejar atrás el pasado, modernizar la economía y la sociedad y alfabetizar a la población. I.1.- LA GUERRA E INDEPENDENCIA DE CUBA Y FILIPINAS. El comienzo de la insurrección cubana y el éxito experimentado por la misma a lo largo de 1895, tuvo como consecuencia inmediata el relevo de Sagasta por Cánovas del Castillo La tarea gubernamental quedó concentrada de forma automática en la guerra de Cuba. 1º) - La estrategia contra la guerrilla. Canovas envió a la isla al general Martínez Campos, esperando que pudiera repetir la pacificación de los años setenta ( Paz de Zanjón 1878), pero éste se dio cuenta de que la situación era diferente. Martínez Campos llegó a recomendar una política de mayor dureza que él no se sentía capaz de llevar a cabo. Así en 1896 fue sustituido por Weyler quién llegó con un mayor contingente de tropas española. Su llegada supuso la dureza de la lucha antiguerrillera. 2º) - Los intentos de reforma política. La idea de Cánovas era, una vez conseguidos los primeros éxitos militares, tratar de introducir reformas autonómicas que permitieran estabilizar la situación política. Sin embargo, éstas no serán bien vistas en el seno del propio partido conservador ni tampoco por los Estados Unidos. Por ello EE.UU. reconoció la beligerancia cubana en mayo de 1897, de tal modo que, a partir de entonces ayudaría a los insurgentes. El asesinato de Cánovas, en agosto de 1897, supuso un cambio muy importante en la política referente a Cuba. Los liberales en un Consejo de Ministros decidieron que la pacificación había de venir ahora por la acción política, ahora mandado por el general Blanco, que había sustituido a Weyler. En el mes de noviembre Segismundo Moret concedió una amplia amnistía y un régimen de autonomía política a Cuba. Pero las reformas llegaban demasiado tarde y no hicieron otra cosa que incrementar la fuerza de los independentistas y las exigencias de los estadounidenses. A la vez en Filipinas se suscribió a fines de año el Pacto de Bicnabató, del que hablaremos más tarde, que podía concluir con la insurrección. 3º) - La guerra hispano-cubana. Los cubanos se convencieron, de que la única solución a sus problemas era la absoluta independencia de la Corona española. El líder de esta idea sería José Martí, fundador en 1892 del Partido Revolucionario Cubano, cuya tesis era la guerra con España como “justa y necesaria”. La segunda guerra de independencia comenzó con el Grito de Baire el 24 de febrero de 1895. Los rebeldes proclamaron la República de Cuba. España no la quiso reconocer, pero sí les concedió la autonomía que entró en vigor el 1 de enero de 1898. Pero ya era demasiado tarde: los cubanos sólo se conformaban con la emancipación definitiva. La intervención de EE.UU. en 1898 por intereses económicos la permitiría, aunque limitadamente. Los motivos que explican este proyecto expansionista estadounidense son: - El interés económico en las minas y en las plantaciones de azúcar cubanas. - El interés geo-estratégico en afianzar el control militar sobre el mar Caribe. El gobierno del presidente McKinley incluso trató de comprar la isla a España, operación rechazada por el gobierno de nuestro país. Al fracasar este intento de compraventa, EE.UU. pasó a aplicar directamente la ley del más fuerte en política internacional. El incidente invocado como excusa para declarar la guerra a España fue la explosión del “Maine” en la bahía de La Habana en 1898. Las causas de la explosión se desconocían, pero EE.UU. culpó sin pruebas al gobierno español presidido por Sagasta. A pesar de todos los intentos del gobierno español para pacificar la situación de nada sirvió, pues los EE.UU. querían la guerra. El presidente McKinley en su mensaje del 11 de abril de 1898 consiguió del Congreso permiso para intervenir militarmente en Cuba. La guerra fue un paseo militar para EE.UU., los combates resultaron muy desiguales y la armada española quedó destruida en dos enfrentamientos navales. La primera batalla se produjo el 1 de mayo en la bahía de Manila (Filipinas). La segunda derrota se consumó el 3 de julio en la bahía de Santiago de Cuba. 5.- La Guerra de Filipinas Las islas Filipinas se diferenciaban de las Antillas por la escasa presencia española en el archipiélago y la baja ocupación efectiva del territorio, excepto la capital, Manila, y su entorno próximo. España se tuvo que enfrentar a un conjunto de disidencias de base campesina, eclesiástica, nacionalista y de los terratenientes. Mestizos y nativos atacaron la ausencia de reformas, lo que dio lugar al movimiento emancipador, formado por un grupo de mestizos, como José Rizal, partidarios de reformas. Este fundó en 1893 la Liga Filipina. En la guerra contra Estados Unidos, las islas Filipinas, a pesar de su importancia objetiva, jugaron siempre un papel secundario. La sublevación había comenzado en el archipiélago en 1896, organizada por el Katipunan, una organización nacionalista fundada en 1892. Siempre se ha considerado que la oposición a España en Filipinas tuvo un fuerte carácter anticlerical, como reacción al intenso protagonismo que las órdenes religiosas tenían en la colonia. La rebelión fue extendiéndose e, igual que en Cuba, la política contemporizadora -en este caso representada por el general Blanco- fue sustituida por la política fuertemente represora del general Polavieja, quien condenó a muerte a José Rizal. Tras la muerte de Cánovas, el nuevo gobierno liberal de 1897 nombró capitán general a Fernando Primo de Rivera, en sustitución de Polavieja. El nuevo Capitán General promovió una negociación con los principales jefes de la insurrección, en especial, Emilio Aguinaldo- que éstos aceptaron y que culminó en el Pacto de Biacnabató, de diciembre de 1897. Aunque subsistían algunos focos rebeldes, la paz parecía asegurada. No fue hasta después de la derrota naval de Cavite cuando Aguinaldo volvería a Filipinas y la insurrección se reavivó. No obstante fueron tropas norteamericanas las que tomaron Manila, en agosto de 1898, después de la firma del Protocolo de Washington. Por el Tratado de París, de 10 de diciembre de 1898, España reconocía la independencia de Cuba y cedía a los Estados Unidos, Puerto Rico, Filipinas y la isla de Guam, en las Marianas. I.2.- LAS CONSECUENCIAS DEL DESASTRE. EL REGENERACIONISMO. El Tratado de París fue un dictado de exigencias norteamericanas, que España tuvo que acatar sin rechistar, de cuya ratificación fueron excluidos los cubanos, puertorriqueños y filipinos. 1º) Internacional: España, además de perder Cuba, tuvo que ceder a Estados Unidos Puerto Rico, las Filipinas y la isla Guam de las Marianas, en concepto de indemnización de guerra. Las pocas posesiones asiáticas que le quedaban terminó vendiéndolas: las Palaos, Carolinas y Marianas a Alemania en 1899 (Tratado hispano-alemán de 30 junio de 1899). Año y medio más tarde, en noviembre de 1900, un Tratado hispano-norteamericano subsanó el error de 1898, y las islas Sibutú y Cagayán de Joló pasaron a Estados Unidos, mediante el pago de 100.000 dólares al gobierno español. De esta debilidad se aprovechó Francia en el contencioso que con ella mantenía en torno a los límites del Sahara y Guinea Ecuatorial (tratado de 1900). En definitiva, mientras las potencias europeas, lanzadas a la carrera colonial, se repartían el mundo, España quedaba no sólo marginada del reparto, sino que perdía sus posesiones. 2º) Para Cuba, además de devastada, arruinada y hambrienta, supuso cambiar de amo. Estados Unidos, la convirtió en su protectorado, ocupándola militarmente entre 1899 y 1902, bajo el pretexto de proporcionar las condiciones necesarias para su andadura política en solitario. La isla en definitiva, obtenía la independencia política (el 20 de mayo de 1902. Tomás Estrada Palma se convertía, en el primer presidente de la República de Cuba), aunque mediatizada por la injerencia de EE.UU., que aún hoy continúa, a través del bloqueo económico a la dictadura comunista de Fidel Castro. 3º) Para Estados Unidos, 1898 marca el inicio de una etapa imperialista. Dueños del Caribe, aplicaron la “diplomacia del dólar” en toda América Latina y el intervencionismo a escala mundial (Primera Guerra Mundial), líneas que hoy perduran. 4º) En el contexto interno el “Desastre del 98” abrió un debate sobre las responsabilidades de la guerra, el revisionismo político y el regeneracionismo nacional. Los escritores de la “Generación del 98” produjeron una “literatura del Desastre”, que era una autocrítica nacional. El 98 cerró una etapa y abrió otra nueva para España. Entre las consecuencias podemos señalar: - Las pérdidas humanas, unos 60.000 soldados españoles perdieron la vida Los perjuicios psicológicos también fueron importantes, los soldados que retornaron heridos fueron pésimamente atendidos, muriendo de hambre, mutilados o tarados por la guerra. A ello se añade la desmoralización de un país consciente de su propia debilidad y de lo inútil del sacrificio. - El pueblo español vivió la derrota como un trauma nacional, extendiéndose los sentimientos de inferioridad, desmoralización e impotencia. La incertidumbre alcanzó incluso a la prensa de la época, que llegó a temer un ataque y ocupación de las Islas Canarias. - Las pérdidas materiales. La derrota supuso la pérdida de los ingresos procedentes de las colonias, así como de los mercados privilegiados que éstas suponían y de las mercancías que, como el azúcar, el cacao o el café deberían comprarse en adelante a precios internacionales. - La crisis política resultó inevitable. El desastre político afectó a ambos partidos, pero sobre todo al Liberal, a Sagasta a quien le tocó firmar la derrota. Consecuencia inmediata fue la pérdida de prestigio y el final de la primera generación de dirigentes, que debe ceder el terreno a los nuevos líderes, como Francisco Silvela y Antonio Maura en el Partido Conservador, y Segismundo Moret, Eugenio Montero Ríos, y José Canalejas en el Partido Liberal. - Fue también muy grave el desprestigio militar, derivado de la dureza de la derrota. Aunque la responsabilidad era más política que militar, el Ejército saldrá muy dañado en su imagen. - Frente al fracaso del nacionalismo español, crecerán con fuerza en el siglo XX los nacionalismos catalán (Lliga Regionalista desde 1901) y vasco (PNV) y, en menor medida, el gallego, andaluz y valenciano (Valencia Nova). - En el aspecto intelectual y literario, el desastre colonial influyó en el desarrollo del “Regeneracionismo”, así como en las amargas y pesimistas reflexiones de los autores de la Generación del 98. Entre los regeneracionistas destacaron Ricardo Macias Picavea, Damián Isern y sobre todo Joaquín Costa, cuyas ideas se reflejaron en una serie de conferencias en el Ateneo de Madrid, y que se publicaron con el título de Oligarquía y caciquismo como la forma actual de gobierno de España. Los regeneracionistas presentaban programas basados en una reorganización política, la limpieza del sistema electoral, la dignificación de la vida parlamentaria, la reforma educativa, la acción orientada hacia la ayuda social, las obras públicas, en definitiva, una actuación encaminada al bien común y no en beneficio de los intereses políticos de la oligarquía y la corrupción política. En mayo de 1902 Alfonso XIII era proclamado Rey al cumplir la mayoría de edad, comenzando su reinado. Un año más tarde, ya retirado del gobierno moría Sagasta. Con la muerte del viejo líder liberal, el inicio del reinado y desastre termina el primer período del régimen de la Restauración. En conclusión, la crisis del 98 planteó la necesidad de importantes cambios: 1- Conocer y mejorar las condiciones de vida del pueblo (la “España real”). 2- Modernizar la sociedad y la economía. 3- Reformar el sistema político. 4- Recuperar el prestigio perdido en el 98.
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