Created by ROSA MARIA HERNANDEZ MATURANO
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La personalidad, o estructura de personalidad, es el conjunto de rasgos psicológicos que define todo el universo de sentimientos y cogniciones, que configura los comportamientos y la manera habitual en que el individuo se relaciona consigo mismo y con los demás. La psicología contemporánea define la personalidad, por tanto, como un patrón de funcionamiento consolidado, que se refleja en una generalidad y coherencia de respuestas en distintos tiempos y contextos por parte del sujeto. Otras connotaciones del concepto personalidad, tienen que ver con la representación que el individuo tiene de sí mismo y con la manera en que se presenta al mundo. Desde esta perspectiva la personalidad es la “máscara” que enseñamos fuera; una estrategia para ocultar algún aspecto interno y conseguir mejor aceptación social o, simplemente, para preservar una idea más valorizante de nosotros mismos. De hecho, el origen epistemológico del concepto persona se remonta a la antigua Grecia, donde significaba justo máscara. Allí, en el teatro, se colocaban las máscaras, para representar las diferentes personalidades impostadas por el actor. En la actualidad, la psicología describe las personalidades “como si” para referirse a aquellos individuos que escenifican sus emociones sin sentirlas en realidad. Un concepto que tendemos a confundir con personalidad es el de identidad. Este último, se refiere a la representación que tenemos de nosotros en relación a las pertenencias de las que formamos parte, y que está muy relacionado con los sentimientos de certeza existencial. Esta diferencia entre ambos conceptos, también se perfilaba ya desde la antigua Grecia, en todas las reflexiones filosóficas sobre el Ser y el no Ser, la esencia y la apariencia, o lo inmutable y lo cambiante. En la actualidad, la psicología ha optado por describir los diferentes tipos de personalidad de manera pragmática, es decir, en función de las diferentes maneras en que se relacionan con sus propios sentimientos y con las demás personas. Cuando estos patrones de funcionamiento se tornan rígidos y desadaptativos, nos encontramos ante los llamados trastornos de la personalidad. F.S. Estaire. (2011) Qué es personalidad. Psicólogos en Madrid EU. http://psicologosenmadrid.eu/
TIPOS DE PERSONALIDAD Existen muchos tipos de personalidad diferentes. 400 anos antes de Cristo, Hipócrates ya describía cuatro tipos de temperamento: Sanguíneo; de humor variable Melancólico; Triste y soñador Colérico; impulsivo y voluntarioso Flemático; apático y frío Pero no es hasta mucho después, en 1769, cuando el Doctor William Cullen, describe por primera vez la neurosis. Más tarde, Sigmund Freud, desarrolló este término y estudió sus principales implicaciones en la vida. Actualmente, las dos estructuras básicas de personalidad que describe la psicología clínica son: Personalidad Neurótica; con tendencia a usar mecanismos de defensa para desconectarse del presente, aunque sin sufrir pérdida de realidad. Personalidad Psicótica; con severas dificultades para construir su identidad, y grandes posibilidades de sufrir pérdidas de realidad, como alucinaciones o delirios. Otro tipo de personalidades, tienen que ver más con el momento del desarrollo en el que se quedaron congeladas y se refiere a la manera en que se conducen en sus relaciones inter-personales, como por ejemplo, la clásica personalidad narcisista, que asegura no necesitar a nadie, o la dependiente, que no puede vivir sin el otro, y define sus relaciones de una forma casi oceánica, sin límites claros, mientras otras, como la paranoide, precisa una distancia demasiado grande, como le ocurre a la antisocial, que tampoco puede permitirse el lujo de confiar en el otro. Otras, en cambio, son capaces de relacionarse desde el mismo plano de igualdad, de permitir la intimidad, siendo cercanas, como las denominadas personalidades sanas, ricas en pertenencias, que cuentan con una buena autoestima. A estas últimas, espontáneas y comunicadoras, también se les ha denominado empáticas o extrovertidas, frente a las introvertidas, que prefieren se prudentes y reservadas. Existen otro tipo de personalidades , otras clasificaciones,basadas en la manera en que las personas nos relacionamos con nuestras propias emociones, como las racionalizadoras, que se divorcian de ellas, permaneciendo sólo en la cabeza, o las histriónicas, que parecen vivir inmersas en ellas. Una de estas emociones, como el miedo, también establece todo un patrón de conducta, como sucede con las personalidades evitadoras, que se paralizan frente a él, manteniendo una actitud fóbica, mientras otras, como las contra-fóbicas o impulsivas, se colocan en la reactividad para ni siquiera sentirlo. Si pensamos en la manera en que podemos aftrontar los propios defectos, tenemos que referirnos a las personalidades perfecionistas, cuya permanente auto-exigencia no les permite siquiera representarselos, como sucede con las proyectivas, que tampoco lo hacen, y optan por echar fuera de sí todos los balones. Si pensamos en cómo nos relacionamos con el propio cuerpo, tenemos a esas personas que se perciben siempre enfermas, como las hipocondríacas o las somatizadoras, que encuentran una explicación fisiológica a un sufrimiento psicológico. Podemos por tanto, ser más o menos capaces de encarar la realidad, o buscar estrategias para aliviar el instante presente, como la personalidad fantasiosa, que construye su pequeño refugio en un universo propio, o las represivas, que envían directamente al inconsciente todo el contenido inaceptable. La psicología, se ha ocupado de definir todos estos tipos de personalidades, pero la vida nunca es una foto fija, y existe, por tanto, una posibilidad de cambio, aunque en ocasiones no sea tan fácil, y precise de atravesar una crisis de identidad, para descubrir nuevas formas de encuentro humano. En ese viaje, es importante descubrir las propias resiliencias, pero no lo es menos encontrar los apoyos externos. A veces, las nuevas experiencias pueden confirman nuestra idea maldita del mundo o ayudarnos a descubrir otra realidad posible. Un determinado contexto, por ejemplo, puede volvernos aún más paranoides de lo que ya somos, o al contrario, demostrarnos que es posible confiar por fin. Pero existen personas impermeables a la experiencia, incapaces de construir nuevos escenarios que les liberen de las creencias aprendidas. Cuando los aspectos del individuo se hacen rígidos y pierden la capacidad de actualizarse en relación con las nuevas demandas de la vida y las nuevas necesidades, nos encontramos frente a los denominados trastornos de la personalidad, que reproducen los mismos patrones a lo largo del tiempo, sin modificar un ápice sus posturas, sus creencias, sus formas de relacionarse. Se trata de estructuras que encontraron muy buenos motivos para ser como son. Estos individuos también reúnen ciertas características comunes, como son la baja conciencia de sus emociones, de sus necesidades, y una rigidez comportamental, que supone una servidumbre, cuando han perdido la libertad para vivir el presente de una forma creativa y espontánea, y la posibilidad de buscar nuevos caminos de crecimiento personal. F.S.Estaire
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