Created by Amairani Velazquez Perezz
about 5 years ago
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En tan sólo ocho minutos, los primeros rayos de Sol alcanzan el horizonte, viajando a 300.000 kilómetros por segundo, un verdadero espectáculo visual. Y la gran mayoría de nosotros nos perdemos este impresionante evento cada día porque, cuando tiene lugar, todavía estamos en la cama, durmiendo. El amanecer marca el comienzo del día de millones de personas alrededor del mundo. Pero, ¿qué hace que la salida del Sol sea tan especial y cómo se produce? Aquellos que tienen la suerte de encontrarse en la Estación Espacial Internacional, pueden disfrutar de la salida del Sol cada 92 minutos. Eso suma un total de 15 amaneceres al día. Y, sin embargo, muchos de nosotros no disfrutamos de la única oportunidad que tenemos al día de observar este increíble fenómeno. El Sol es el centro de nuestro universo. Crea nuestro clima, nos proporciona energía y marca el orden de las estaciones. Formado hace 4.500 millones de años, esta gigante bola de gas y compuestos nucleares hace que la vida en la Tierra sea posible, iluminando y calentando nuestro planeta. Es ciertamente una estrella gigante y su masa representa el 99,85% de todo el sistema Solar. La Tierra gira a su alrededor, revelando una brillante esfera dorada que se asoma por el Este. Pero, ¿cuánto sabemos en realidad sobre este proceso? Un espectro de colores Los rayos del Sol se componen de un un amplio espectro de colores que, combinados entre sí, generan luz blanca. Cada color tiene una longitud de onda diferente. A medida que la luz Solar llega a nuestra atmósfera, es dispersada por pequeñas moléculas de gas, y el esparcimiento de esa luz depende de la longitud de onda de cada color. El rojo tiene una longitud mayor, pero la del azul es más corta y es la que más se dispersa a nuestros ojos, por eso vemos el cielo de ese color. Al amanecer, cuando el Sol está en la parte baja del cielo, la luz que vemos llega hasta nosotros a través de una gruesa capa de la atmósfera, vapor de agua y polvo, que ayudan a absorber y esparcir la luz azulada. Esto permite que más luz amarilla, naranja y roja llegue hasta nuestros ojos al amanecer. Al alba, el cielo está más despejado, con mucha menos polución, por lo que el Sol tiene una forma más definida. Es prácticamente un círculo perfecto, rodeado de profundas tonalidades anaranjadas y rojizas, que se intensifican a la vista humana. En la madrugada, nuestros ojos -todavía en "modo nocturno"- funcionan según la cantidad de luz que reciben, por lo que cualquier mínimo cambio de color se vuelve muy significativo. Como resultado, la salida del Sol se convierte en un impresionante espectáculo visual
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