Created by Carlos Ronco
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La guerra contra la Francia revolucionaria y el descontento de la población con las decisiones de Manuel de Godoy, el ministro más influyente de Carlos IV, aceleraron la crisis del Antiguo Régimen en España.Por el Tratado de Fontainebleau se autorizó la entrada del ejército francés a la Península para invadir Portugal. Más adelante, Napoleón nombró a su hermano, José Bonaparte, nuevo rey de España (1808), que provocó la rebelión popular y el inicio de la Guerra de la independencia.La guerra se desarrolló en tres fases: la resistencia popular, protagonizada por los grupos patriotas organizados en guerrillas; la ofensiva francesa, que comportó largos sitios de ciudades españolas; y finalmente las victorias anglo-españolas. Ante el vacío de poder, los patriotas formaron Juntas locales y provinciales de defensa, y para coordinar el movimiento se creó la Junta Suprema Central, que convocó una reunión de las Cortes españolas en la ciudad de Cádiz (1810).En Cádiz se confeccionó la primera Constitución española (1812), que reflejó los principios básicos del liberalismo político, y se aprobaron leyes para derogar el Antiguo Régimen.
Al regresar a España en 1814, Fernando VII clausuró las Cortes, anuló la Constitución, restableció el régimen señorial y persiguió a los partidarios del liberalismo. Era la vuelta al Antiguo Régimen.Entre 1814 y 1820, los opositores del absolustimo organizaron múltiples pronunciamientos, que fueron reprimidos. En 1820, el pronunciamiento protagonizado por el coronel Riego triunfó, e inauguró el Trienio Liberal (1820-1823), que recuperó la legislación liberal de las Cortes de Cádiz.El rey Fernando VII se oponía a estas medidas reformistas y pidió la intervención del absolutismo europeo (Santa Alianza), que derrotó a los liberales y lo repuso como monarca absoluto.Entre 1823 y 1833, en la Década Ominosa, Fernando VII tuvo que hacer frente a una grave situación económica y financiera y al conflicto dinástico generado por querer garantizar el trono a su hija, Isabel, que provocó la reacción de su hermano Carlos.
En el primer tercio del siglo XIX se produjo la independencia de la mayoría de las colonias españolas en América.Las principales causas de este proceso fueron el descontento de la burguesía criolla y la difusión de las ideas ilustradas promovidas por las revoluciones de Francia y EE.UU.Durante la Guerra de la Independencia española, en las colonias de América también se crearon Juntas, que no acataron la monarquía de José Bonaparte. Estas Juntas se convirtieron en organismos de poder que pretendían sustituir a las autoridades españolas e iniciaron un movimiento emancipador.Simón Bolívar, en Venezuela, y Antonio José de Sucre y José de San Martín, en Argentina, fueron los principales líderes de los focos más importantes de secesión. En 1816 Argentina proclamó su independencia y la insurrección se generalizó por todo el Imperio americano.
Entre 1833 y 1839, durante la regencia de María Cristina, destacó la Primera Guerra Carlista y el Gobierno Liberal Progresista:El conflicto dinástico significó un enfrentamiento entre los partidarios de don Carlos, conocidos como carlistas, que agrupaban a los sectores más tradicionales de la sociedad, contra los partidarios de Isabel, integrados por liberales y algunos sectores tradicionales.Los progresistas impulsaron una serie de reformas para la construcción de un régimen político liberal: Constitución de 1837, disolución del régimen señorial, desvinculación de la propiedad, desamortización y economía de libre mercado.Durante la regencia de Espartero (1840-1843), los moderados accedieron al gobierno e intentaron dar un giro conservador. Sin embargo, la promulgación de medidas librecambistas por parte de Espartero, originaron la oposición de su propio partido. Un pronunciamiento moderado le obligó a dimitir.
Entre 1843 y 1854, el Partido Liberal Moderado se mantuvo en el gobierno: Consolidó un liberalismo centralista y socialmente conservador.– Con la Constitución de 1845 se estableció un sufragio muy restringido y la soberanía compartida entre las Cortes y la Corona.– Se vio sumergido en una serie de problemas: la intromisión de la Corona, el camarillismo, la injerencia política del ejército y el falseamiento electoral.2- En el Bienio Progresista (1854-1856) destacaron la desamortización de Madoz y la Ley General de Ferrocarriles.3- La última etapa del reinado de Isabel II (1856-1868) fue de alternancia en el gobierno entre los Moderados y la Unión Liberal. En estos años se impulsó una política exterior colonialista y una política interior basada en una forma de gobierno autoritaria.
La crisis del sistema isabelino fue el resultado de una serie de factores: crisis económica, marginación del poder de progresistas y demócratas, descrédito de la monarquía, difusión de los nuevos ideales democráticos.En 1868 triunfó un Pronunciamiento contra Isabel II (La Gloriosa) y un gobierno provisional estableció una monarquía democrática (Constitución de 1869).El nuevo monarca, Amadeo de Saboya (1870-1873), tuvo la oposición de moderados, carlistas y de la Iglesia, que se mantuvieron fieles a los Borbones. Renunció al trono en febrero de 1873.Entre 1873 y 1874 se instauró la Primera República, de tipo federal. Los problemas fueron diversos: división dentro del republicanismo, guerras carlista y cubana, cantonalismo y oposición de sectores monárquicos. El Golpe de Estado de 1874 disolvió las Cortes y entregó el poder al general Serrano, pero la base social optaba por el retorno de la monarquía.
A finales de 1874 se proclamó la Restauración borbónica (Alfonso XII). El nuevo régimen, diseñado por Cánovas del Castillo, pretendía poner fin al protagonismo de los militares. La Constitución de 1876 presentaba un carácter moderado, pero suficientemente flexible para que Conservadores y Liberales pudiesen gobernar sin modificarla.El sistema político se organizaba en el Turno Pacífico de gobierno entre los Partidos Conservador y Liberal que, a pesar de las diferencias, coincidían en lo esencial: defensa de la monarquía, de la Constitución, de la propiedad privada, etc. Los dos partidos se turnaban mediante el caciquismo electoral.El afianzamiento de un Estado centralizado y uniformista provocó la consolidación de Movimientos Nacionalistas en Cataluña, el País Vasco y Galicia. La crisis de 1898 se gestó por la incapacidad de reformas políticas en Cuba y por la intervención de EE. UU. La guerra supuso la pérdida de las últimas colonias en América. Como reacción surgió el Movimiento Regeneracionista, a favor de la democratización real y del fin de la corrupción.
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