Una concepción moderna de la ciencia requiere reconocer las interrelaciones entre ciencia, tecnología y sociedad. Esta concepción implica que reconocer que la tecnología no tiene sólo un rol utilitario, sino que se encuentra estrechamente ligada a la producción del saber. La educación técnico-científica resalta el impacto de la ciencia y la tecnología en la sociedad, ya que puede hacer cuestionar las escalas de valores dominantes. Si queremos formar futuros ciudadanos que sean capaces de tomar decisiones informadas, debemos: Remarcar las aplicaciones de la ciencia en la sociedad: el avance en el conocimiento de las estructuras moleculares así como la secuenciación de genomas ha tenido una enorme repercusión en el campo de la medicina. Un ejemplo es la capacidad de fabricar insulina en el laboratorio. Enfatizar las implicaciones de la ciencia en la sociedad: dado que la ciencia es una actividad social con profundas implicancias en la vida diaria (ya sea porque puede contribuir al bienestar o porque tiene la capacidad de producir inventos potencialmente dañinos), nos concierne a todos. Esto implica que podemos ser partícipes en la toma de ciertas decisiones como la asignación del presupuesto. Reflexionar sobre las dimensiones éticas de la ciencia: esto se puede abordar haciendo referencia a las posibles consecuencias de determinadas líneas de investigación como el uso de la tecnología de ADN recombinante o el uso de células progenitoras Hoy en día, la tecnología es parte del sistema de vida de todas las sociedades. La ciencia y la tecnología se están sumando a la voluntad social y política de las sociedades de controlar sus propios destinos, sus medios y el poder de hacerlo. La ciencia y la tecnología están proporcionando a la sociedad una amplia variedad de opciones en cuanto a lo que podría ser el destino de la humanidad.
Tradicionalmente la tecnología ha progresado por el método empírico del tanteo. La tecnología ha estado a la vanguardia en muchos campos que posteriormente adquirieron una sólida base científica. Se dice que los efectos la tecnología constituyen un "impacto". La tecnología derrama sobre la sociedad sus efectos panificadores sobre las prácticas sociales de la humanidad, así como sobre las nuevas cualidades del conocimiento humano. Desde los primeros tiempos de la agricultura o desde fines de la Edad del Hierro, la cultura humana ha tenido una tecnología, es decir, la capacidad de modificar la naturaleza en un grado u otro. Se considera que la tecnología proporciona estimables beneficios a corto plazo, aunque a largo plazo han engendrado graves problemas sociales. Algunos autores consideran que los problemas que ha generado la tecnología son indirectamente provocados por la ciencia, ya que si no contáramos con los avanzados conocimientos científicos, no tendríamos una tecnología tan adelantada. Los beneficios que trae consigo la tecnología moderna son muy numerosos y ampliamente conocidos. Una mayor productividad proporciona a la sociedad unos excedentes que permiten disponer de más tiempo libre, dispensar la educación y, de hecho, proseguir la propia labor científica. Todos nosotros necesitamos alimentos, vivienda, ropa, etc. Cuando quedan satisfechas esas necesidades básicas y la tecnología empieza a proporcionar beneficios cada vez más triviales, es cuando surgen esencialmente los problemas.
Si consideramos la situación actual de los países desarrollados, vemos que la gente o parece más feliz que en el pasado, y a menudo tampoco tiene mejor salud. Los desechos ambientales que produce la tecnología han creado nuevas formas de enfermedades y fomentado otras. El propio trabajo es hoy más monótono y decepcionante. El ser humano necesita realizar algo que estimule su cerebro, su capacidad manual y también necesita variedad.
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