Ahora bien, para comprender cómo se propaga el sonido y para comenzar, hablemos del sonido desde la física. El sonido es en sí una vibración y como tal, puede ocurrir en cualquier medio material, ya sea sólido, líquido o gaseoso. La velocidad de propagación de la onda sonora depende de las características del medio en el que se transmite, además de la condiciones de presión, temperatura y humedad. En el vacío, al no existir partículas que puedan vibrar, el sonido no se propaga En pocas palabras, el sonido viaja en ondas mecánicas, es decir una perturbación o una onda que se mueve en un medio, puede ser cualquier serie de partículas interconectadas y que interactúan entre sí, llegando de un lugar a otro. Comúnmente mencionamos así un emisor y un receptor, siendo el primero el que emite la onda que se propagará en un medio y el segundo el que la va a recibir. Esa propagación, además, puede ocurrir a diferentes velocidades. Bien, en el aire, el sonido se propaga a una velocidad aproximada de 343 m/s. Esta velocidad puede variar con la densidad del aire, afectada por factores como la temperatura o la humedad relativa. En el agua, un valor típico de velocidad del sonido son 1500 m/s. En este medio la densidad varía mucho en función de factores como la profundidad, la temperatura o la salinidad. En materiales metálicos, el sonido se propaga a velocidades superiores a las anteriores. Por ejemplo, en el acero el sonido se propaga a una velocidad en torno a 5000 m/s. En materiales sólidos se utiliza el sonido y las propiedades de reflexión para detectar fallas estructurales y grietas, sin necesidad de tener acceso a toda la estructura. El latín sonitus, un sonido es una sensación que se genera en el oído a partir de las vibraciones de las cosas. Estas vibraciones se transmiten por el aire u otro medio elástico. Para la física, el sonido implica un fenómeno vinculado a la difusión de una onda de características elásticas que produce una vibración en un cuerpo, aun cuando estas ondas no se escuchen. El sonido audible para los seres humanos está formado por las variaciones que se producen en la presión del aire, que el oído convierte en ondas mecánicas para que el cerebro pueda percibirlas y procesarlas. Al propagarse, el sonido transporta energía pero no materia. Las vibraciones se generan en idéntico rumbo en el que se difunde el sonido: puede hablarse, por lo tanto, de ondas longitudinales. Se ha estimado que el sonido, cuando se registra una temperatura de veinte grados centígrados, alcanza una velocidad en el aire de trescientos cuarenta metros por segundo. Cabe destacar, por lo tanto, que la velocidad que consigue el sonido es superior en los medios sólidos que en los líquidos, y que es mayor en éstos últimos que en los gases. Se conoce como potencia acústica, por otra parte, a la cantidad energética en forma de ondas que emite una cierta fuente por unidad de tiempo. Esta potencia depende de la amplitud (la variación más grande de desplazamiento del movimiento ondulatorio). Las cualidades principales del sonido son la altura (grave, agudo o medio, según la frecuencia de las ondas), la duración (el tiempo en el cual se mantiene el sonido), el timbre (su rasgo característico) y la intensidad (la cantidad de energía que contiene).
EL SONIDO
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