Érase una vez una niña que era muy querida por su [blank_start]abuelita[blank_end], a la que visitaba con frecuencia aunque vivía al otro lado del [blank_start]bosque[blank_end]. Su madre que sabía coser muy bien le había hecha una bonita [blank_start]caperuza[blank_end] roja que la niña nunca se quitaba, por lo que todos la llamaban [blank_start]Caperucita roja[blank_end].