¿Por dónde empezar para constituirnos como CPA?
Hay tres aspectos que se deben tener en cuenta para crear una comunidad de aprendizaje:
Temática. Es el aspecto principal. Todas las comunidades académicas se crean porque hay un interés común en una temática determinada. En principio, si una temática es muy genérica puede atraer a más personas, pero es posible que no se produzca mucha interacción. Si es muy específica es más probable que sus miembros interactúen pero se corre el riesgo de que sea demasiado pequeña.
Heterogeneidad. Tener visiones, necesidades y soluciones distintas para una misma temática es enriquecedor. En temas de formación, los problemas, necesidades y soluciones suelen ser similares independientemente del nivel académico (universidad, bachillerato, formación profesional, etc.), del área de conocimiento y del sector (profesorado, alumnado, centros de formación, gestión académica, política académica, etc).Por tanto, es importante buscar la implicación de todos los perfiles del sector.
Incorporación de miembros. Habitualmente las comunidades más populares se han originado mediante la vinculación a una entidad concreta. Puedes comenzar a transformar tu escuela siguiendo estas 5 fases: Sensibilización: Un primer paso esencial es reflexionar sobre el proyecto que se quiere llevar a cabo y estudiar todos aquellos casos de éxito. Para ello es importante recoger la máxima información posible y transmitirla mediante sesiones formativas junto con familiares, alumnos, maestros y aquellas personas de la comunidad que quieran participar en el proyecto. Toma de decisiones: En esta fase es necesario consensuar con todos los órganos que participan (claustro, equipo directivo, Consejo Escolar, familiares, la comunidad…) el acuerdo para la transformación de la escuela en una comunidad de aprendizaje. Asimismo, se requiere que la Consejería de Educación dé soporte a esta iniciativa y dote al centro de autonomía pedagógica y financiera. Sueños: ¡Esta fase nos encanta! ¿A quién no le gusta soñar? Es el momento de dejar volar la imaginación y entre todos los participantes proponer aquellos objetivos que se quieren alcanzar con la transformación de la escuela. Esta etapa se caracteriza por dejar de lado, en cierto modo, aquellas limitaciones que nos impiden proponer finalidades utópicas. Prioridades: Es momento de tocar de pies al suelo y analizar aquellas propuestas de la fase anterior que puedan aplicarse a la realidad del centro educativo. Es decir, se debe conocer el contexto social para poder establecer las prioridades. Planificación: Una vez sabemos dónde queremos llegar (sueño) y por dónde se quiere empezar (prioridades), se debe poner en práctica el plan de transformación y planificar cómo llevarlo a cabo. Para esta etapa se recomienda crear las comisiones de trabajo para que cada una de estas pueda centrarse en un determinado ámbito.