Kontext
ETAPAS DEL MENTOREO
Tom se quedó atónito el domingo que Harry se acercó, después de la iglesia, a preguntarle si estaría dispuesto a mentorearlo. Harry dijo que había lo observado durante varios años y que vio su madurez espiritual e integridad en diversas áreas de la vida. “Quiero ser como tú eres, Tom”, le dijo con toda seriedad.
Sin considerar en detalle todo lo que esto encerraba, Tom accedió con gusto a la propuesta y sugirió que se reunieran en la semana para tomar café.
Tom y Harry se reunieron en una cafetería local, esto ocurrió por varios meses sin que se hubieran definido estructuras o agendas determinadas. Después de la quinta ocasión de tomar café, Harry le informó a Tom que descontinuaba el mentoreo. “En realidad no estoy sacando mayor cosa de esto, Tom, lo lamento”. Los dos abandonaron la cafetería un tanto desanimados. ¿Qué salió mal? En este capítulo discutiremos esto y las maneras de cómo mantener una relación de mentoreo que funciona y a la vez cuándo hacer un cierre de ella.
Definiendo las reglas Dentro de cualquier relación de mentoreo, desde el inicio mismo, uno necesita establecer reglas de juego. Cosas como 1) ¿Cuándo nos reunimos?; 2) ¿Cuánto durará la reunión?; 3) ¿Con qué frecuencia?; 4) ¿Cuál será el tema de nuestra reunión?; 5) ¿Qué temas, si los hubiera, quedarán como tabú?; 6) ¿Cómo sabremos si hemos conseguido lo que nos propusimos? Son todas preguntas válidas para plantearse en el principio. En otras palabras, para que una relación mentoreal tenga éxito, las partes involucradas necesitan entrar conociendo las expectativas del otro y llegar a un acuerdo sobre lo que funciona y lo que no funciona. Se necesita tener una estructura del mentoreo aunque sea mínima.
No todas las relaciones de mentoreo son lo mismo. Nosotros dos tenemos algunas que son altamente estructuradas, muy intencionales; mientras que otras relaciones de mentoreo son mucho más informales o menos intencionales. Algunas de las relaciones requieren un acuerdo de mentoreo detallado
y se llevan semanalmente; mientras que otras se dan esporádicamente en una reunión en el centro comercial con un café de por medio, o por teléfono cuando el mentoreado siente que necesita hablar.
Algunas relaciones mentoreales han sido llevadas por años, mientras que otras son de corto plazo. Las relaciones de corta duración tienden a enfocarse en un tema particular o habilidad, cuando el mentoreado siente que esto se ha
obtenido, nos separamos. Aprendimos mucho de Gordon Shea en su libro, Mentorear: cómo desarrollar conductas de mentores exitosos sobre cómo estructurar relaciones de mentoreo.
Él describe las relaciones estructuradas de corto plazo, las relaciones estructuradas de largo plazo las relaciones informales de corto plazo e informales de largo plazo.
Estructura e Intensidad de el mentoreo Estructurada de Corto plazo Informal de Corto plazo Estructurada de
Largo plazo
Informal de
Largo plazo
Según Shea, tanto el mentor como el mentoreado necesitan tomar en cuenta
la cantidad de mentoreo necesitada y los recursos al alcance inmediato del
mentor. En otras palabras, el formato de estructura de la relación y tiempo
involucrado (la intensidad) hablará mucho del resultado eventual y el éxito
de la relación. Esto es algo que hubiera servido, tanto a Tom como a Harry,
cuando iniciaron el mentoreo juntos. Según el cuadro uno puede ver dos formas
de mentoreo , la estructurada y la informal. La diferencia entre estas dos
es el grado de estructura que uno da a la relación. En otras palabras, mientras
más detalles se definen previos al mentoreo, más estructurada (más formal)
es la relación. A menos estructura impuesta en la relación, más informal el
mentoreo.
Lo que Tom y Harry tuvieron era una relación de mentoreo muy informal,
pero una que aparece carente de cualquier pizca de estructura. Era, simplemente,
“un cafecito” como dicen los holandeses; una excusa para juntarse a
tomar café sin que haya mayor substancia en el encuentro. Donde no hay
rendición de cuentas, estructural o informal, es más como tomar un poco de
aire que lo que es en sí mentorear. La rendición de cuentas, de las partes, es
necesaria para que exista el mentoreo, ella se evidencia en una relación, cuando
una de las partes promete hacer algo. Harry puede ser que se comprometa a realizar
un cambio en su vida o leer un libro recomendado por Tom. Tom puede
ser que prometa chequear cierto artículo que le pueda resultar beneficioso a
Harry. Además, también se puede comprometer para que Harry rinda cuentas
de los cambios de su conducta o de la lectura de un libro sugerido. Esto es
importante ya sea que la relación sea de tipo formal (estructurada) o informal.
Se puede ver, también, en el cuadro dos intensidades en el mentoreo: a largo
plazo y a corto plazo. Si las metas son pocas, una relación de mentoreo podría
ser de plazo muy corto, podría durar apenas unas dos reuniones o tal vez hasta
seis meses. Si las metas son numerosas, la relación puede ser de largo plazo, con
hitos que se ubican en el camino, conforme se va logrando cada meta. Algunas
tareas y algunos aprendizajes requieren periodos largos de tiempo. Tanto el
mentor como el mentoreado necesitan saber esto conforme se adentran en
la relación, puesto que se requerirá, de las dos partes, un compromiso a largo
plazo. Por otra parte, si el mentor se da cuenta de que lo que el mentoreado
desea se puede lograr en poco tiempo, entonces es necesario comunicarlo. Lo
único peor que una relación de mentoreo que se extiende, o alarga más allá de
su utilidad, es una relación fracasada.
Fases del mentoreo
Ya sean eventos altamente estructurados o informales, las relaciones de
mentoreo atraviesan, por lo menos, cuatro etapas:
• Preparación
• Negociación
• Activación
• Cierre
Otro especialista en mentoreo llama a estas cuatro etapas: 1) Cultivo de
la tierra; 2) plantar las semillas; 3) alimentar el crecimiento; y 4) recoger la
cosecha, respectivamente.
Un mentor escribe “El simple hecho de estar consciente de estas etapas (de
mentoreo) nos habilita a identificar las señales y letreros necesarios”1
En la etapa de preparación: El mentoreado busca a uno de nosotros para
preguntar si puede ser mentoreado. Ese es el momento en el que el prospecto
de mentoreado comienza a buscar a la persona indicada para ayudarle en una
situación particular. Normalmente hay una conversación inicial respecto a lo
que el mentoreado necesita; nosotros explicamos qué es lo que esperamos que
ocurra en esa relación. Fue esto lo que no hubo en las conversaciones iniciales
y subsiguientes entre Tom y Harry. Si Tom hubiera tenido una idea más clara
sobre lo que Harry estaba buscando, hubiera podido decidir si realmente era
el mentor apropiado para Harry; también hubiera podido explicarle lo que le
podía ofrecer.
En la etapa de negociación: Las reglas de juego, para la relación de mentoreo
, se establecen, reglas que incluyen metas, límites, duración de la relación
de mentoreo y, a menudo, se escribe un acuerdo acerca de el mentoreo,
que después de escrito se firma. Esto es particularmente cierto en los pedidos
estructurados: las metas claras mantienen cualquier relación enfocada en el
objetivo. Saber cuál era el producto terminado previsto, hubiera ayudado a
Tom y a Harry en su etapa de discusión. Establecer límites también es importante
en la etapa de negociación del mentoreo. Cuáles son los tópicos a
ser discutidos y, particularmente, qué asuntos se van a evitar, ayuda a definir
los límites. Mentorear no es un asunto de confesión, a no ser que se lo haya
acordado: ¿Está todo abierto para consideración o Tom y Harry limitarán su
tiempo juntos a temas específicos que Harry considera deben ser discutidos y
con los cuales Tom está de acuerdo, o viceversa? Mientras con mayor precisión
y enfoque se define la relación, mayor será la tasa de éxito.
Como maestros de estudiantes de edad universitaria, los dos nos damos
cuenta de la importancia de definir límites claros con esos estudiantes. Los
límites con aquellos del sexo opuesto son especialmente importantes, debido a
la ligazón emocional que puede darse entre profesor y alumno2. También, una
relación muy cercana con un estudiante (amigos muy de confianza) puede resultar
en la pérdida de objetividad de parte del profesor o en que el estudiante
se aproveche de la relación
Lo mismo se aplica a las relaciones de mentoreo. Los límites tienen que ser
establecidos sobre los mismos asuntos. El mentor tiene que mantener un nivel
de objetividad en la relación, si él (o ella) ha de “hablar la verdad”, y para ver
qué es lo que está ocurriendo en la vida del mentoreado. Las relaciones muy
íntimas pueden resultar en la pérdida de objetividad, y el consejo que se ofrece,
bajo tales circunstancias, puede ir en detrimento del mentoreado. De la misma
manera, si se trata con miembros del sexo opuesto se puede desarrollar una
ligadura emocional perjudicial para la relación y potencialmente peligrosa para
las partes
También es verdad que a veces los mentoreados, intencionalmente o no,
pueden aprovecharse de la relación y desear más del mentor de lo que es
posible. Un mentoreado muy dependiente podría estar llamando a toda hora
del día y de la noche, o incluso hacer demandas que van más allá del ámbito de
la relación. Por esta razón es necesario establecer límites claros3.
Probablemente es justo decir que ninguna relación de mentoreo tiene el
propósito de durar toda la vida, por lo menos no aquellas en las que el mentoreado
siempre depende de su mentor para que se lo guíe. La relación puede
volverse una relación de mentoreo entre pares. Puede llegar a ser una relación
de mentoreo en la que el mentoreado reporta periódicamente, pero, eventualmente,
un proceso de debilitamiento debe ocurrir no sea que se cree codependencia
en la relación, y el mentoreado tenga temor de tomar decisiones sin
el aporte de su mentor. Esta es la razón por la cual es esencial que el mentor
y el mentoreado realicen revisiones periódicas, respecto a la relación, a fin de
determinar si las metas han sido alcanzadas y si deberían continuar o no. Aquí
también se deben poner límites.
2 We’ll say more about this in a later chapter
3 An example will be found in the appendices.
Desafortunadamente también tenemos que hablar sobre qué ocurre cuando
el mentoreo “sale mal”. El mentor y el mentoreado necesitan reconocer que
las relaciones de mentoreo pueden ir por el rumbo no deseado. Esto puede
deberse a fallas de nuestra parte como mentores, o de parte del mentoreado.
Puede deberse a una falta de confidencialidad o a una expectativa mal ubicada,
o por falta de integridad de una de las partes de la relación. Los desacuerdos
fuertes también pueden ser los culpables.
Las razones por las que una relación de mentoreo puede volverse desabrida
son muchas y de diversa índole. Por esta razón, al definir límites, muchos
especialistas en mentoreo sugieren una “cláusula de divorcio sin culpa” (por
llamarla de alguna manera), en la que cualquiera de las partes pueda terminar
la relación. El mentor y el mentoreado pueden, entonces, salir campantes de
una relación de mentoreo fallida con el menor daño posible a cada una de las
partes. Nosotros dos hemos experimentado esto al menos una vez en nuestra
larga trayectoria como mentores. Es doloroso. Hay ocasiones en que comenzamos
a preguntarnos qué podríamos haber hecho de manera diferente. Sin
embargo, los efectos perdurables de una ruptura son mínimos si es que existe
una cláusula que consienta la terminación de la relación de mentoreo. Se espera
que esto no signifique el fin de una relación personal con la otra parte. A
veces ese “divorcio” garantiza que podemos mantener una buena relación en la
que, sin la cláusula referida, podría haber ocurrido un daño irreparable.
Tom y Harry pudieron haber sentido la necesidad de poner un límite de
tiempo a su relación mentoreal, un lapso en el que ellos pudieran evaluar
cómo van las cosas; un tiempo, ya sea para cortar o para hacer ajustes en la
relación. Poner tiempos específicos –digamos después de cinco sesiones– da, a
cualquiera de las partes, la oportunidad de salirse si el compromiso de tiempo
es demasiado o si cualquiera de los dos siente que no avanza. Este, también,
puede resultar un tiempo para establecer un acuerdo formal escrito si ambos
sienten que esto les mantendrá honestos al uno con el otro en la relación.
Como es obvio de pensar, con lo que hasta aquí se ha escrito, son muchas
las cosas que influyen en la etapa de negociación, mientras más abiertamente
se conversa menos serán los problemas para la relación y mayor la confianza
de las partes, conforme se desplazan hacia la tercera etapa de la relación que es
el mentoreo en sí.
En la etapa de habilitación: El mentoreo se da conforme el mentoreado
queda facultado para hacer ciertas cosas, para reflexionar acerca de ciertos
asuntos, para desarrollar ciertos hábitos y conductas que tienen su fundamento
en las metas establecidas. Cada meta lograda puede servir como un hito
señalador en la relación, que lleve a Tom y a Harry hacia un punto en el que
su relación toma un nuevo giro o concluye. Si Harry y Tom fueron exitosos en
las etapas de preparación y negociación, la etapa de habilitación será exitosa.
Puesto que las etapas de preparación y negociación de Tom y las conversaciones
iniciales de Harry, dejaron mucho que desear, no es de maravillarse que
en la habilitación el resultado haya sido tan pobre, al punto que Tom quedara
fuera.
La etapa de cierre: Pone en evidencia que es hora de algo más. Esto se
puede dar basado en las metas que se han cumplido u otros hechos que evidencian
que la relación precisa terminar. El proceso del destete se da durante
esta última etapa. Debemos estar conscientes que esta etapa puede resultar
en tensiones emocionales altas, debido a que la intimidad de la relación está
siendo quebrantada, especialmente si esta se ha mantenido por meses o años
(alta intensidad).
Si la relación no termina cuando debería, puede tornarse contraproducente;
igual que un pescado de tres días la relación puede volverse rancia, también
se puede crear una codependencia que no ayudaría para nada a Tom o a Harry.
Prevenir la codependencia es algo de lo que las dos partes necesitan tener
conciencia en la etapa de habilitación, de manera que la de cierre se dé con la
menor tensión posible para cualquiera de las partes.
Sin embargo, también es verdad que muchas relaciones de mentoreo parecerían
“seguir su curso” sin tener la necesidad de renegociar.
Cuando una relación de mentoreo llega a una conclusión natural este hecho
suele llamarse motu proprio o de “iniciativa propia”.
Cuando las metas han sido cumplidas, puede que sea tiempo para que el
mentoreado avance, ya sea para una actualización propia, o hacia otra relación
de mentoreo con otro mentor. Por lo tanto una buena relación de mentoreo
identifica bien cuando detener el carro. Terminar bien una relación de mentoreo
es tan importante como reconocer cuándo iniciarla. Me gusta el título
de un libro que salió en 1999: El arte de mentorear: guiar, seguir y salirse del
camino4. De la misma manera reconozca cuando es hora de salirse.
Renegociar la relación
Las relaciones de mentoreo también pueden ser renegociadas en esta última
etapa del juego. Se pueden establecer nuevas metas y parámetros a El mentoreo,
para dar una nueva frescura a la relación, una razón de ser. Lo que hace
uno, en esencia, es volver a la segunda etapa, la de negociación, para proceder
de allí en adelante. Tal vez, en las etapas iniciales del mentoreo, es mejor
definirla como una relación de tiempo corto, con la opción de poder siempre
renegociarla. Conforme uno adquiere destreza en mentorear, siempre se puede
mover a relaciones de mentoreo más largas.