La voz
La voz es el canal fundamental en la oratoria y a pesar de que es importante que un discurso esté bien preparado es igualmente necesario que cuando el orador hable frente al público lo haga con una buena voz, es decir, de forma clara, comprensible, con la intensidad y el ritmo adecuados para una buena comunicación y lograr los resultados esperados. Una buena voz facilita la tarea del orador, por lo tanto deberá cultivarla y fortificarla. Se pueden distinguir tres elementos esenciales en la voz: el tono, la intensidad y el timbre.
El tono y el volumen
El tono es el modo de decir las cosas. Cambiar el tono de la voz permite enfatizar los puntos clave y llamar la atención del público, pero estas variaciones de voz deben ser naturales y no se debe debe confundir con hablar más alto o más bajo, porque se puede caer en la monotonía. Por ejemplo, es subirlo si quiere recalcar algo, bajar cuando es una especie de confidencia o para expresar un sentimiento, es decir, adecuarlo a lo que se va diciendo.
La intensidad de la voz que debe emplearse depende del tamaño y la acústica de la sala, de la cantidad de público y la distancia física entre este y el orador, de los ruidos ambientales y se requiere medios técnicos para amplificación del sonido, si se utilizara, es importante hacer pruebas previas de sonido para adecuar la voz, el equipo y la posición del micrófono.
El timbre y la dicción
El timbre es el matiz personal de la voz por lo que cada uno tiene su timbre propio y distinto a los demás. Es por esto que una de las formas de clasificar las voces es definiendo características de cada una, puede ser por el color (claras y oscuras), el grueso (delgadas y espesas) y el brillo (bien timbradas o sin timbre).
La dicción, es el arte de expresarse que está vinculado a la manera en que cada persona emplea las palabras y forma oraciones. Para efectos de oratoria, se relaciona con la forma en que se pronuncian las palabras, es decir, cuando un individuo pronuncia cada término de manera clara, realiza una correcta acentuación y dispone las pausas apropiadas dentro de cada oración.
La dicción tiene dos partes esenciales: articulación, que se refiere a pronunciar distinta y correctamente todas las consonantes y la vocalización: que es el sonido que se le da a las vocales. Para una buena dicción hay que hablar abriendo bien la boca y respirando correctamente.