Erstellt von Norma Elizabeth Lopez Villatoro
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El desarrollo histórico del estudio de los grupos en psicología social se inicia con una polémica relacionada con la existencia o no de entidades supraindividuales como la mente de grupo. El antecedente más importante es la obra de Le Bon Psichologie des foules y se le describe como un “alma colectiva” dotada de unidad psicológica donde el individuo se sumerge dándose una degradación de su comportamiento, que se hace irracional y emocional mediante mecanismos como la sugestión y el contagio. A pesar de esta visión, establece un nexo entre los procesos psicológicos y los fenómenos sociales. La publicación de Mc Dougall The Group Mind es la obra que desata la polémica de forma más directa. Se trata de la vida de los grupos que resultan ser algo más que la suma de los individuos, por lo que las leyes que los rigen son diferentes a las que gobiernan el comportamiento individual. Para caracterizar a los grupos recurre al principio de organización cuyos efectos son el espíritu de grupo y una vida mental colectiva. A pesar de compartir algunas de las ideas de Le Bon como la organización propia de los grupos, McDougall contrarresta los aspectos de desestructuración del comportamiento que éste exponía. McDougall define el grupo como un sistema organizado de fuerzas que tiene vida propia, un poder de moldear a todos los componentes individuales y un poder de perpetuarse como un sistema idéntico a sí mismo, sujeto sólo a un cambio gradual. Allport, desde su posición individualista niega la existencia de una entidad como la mente de grupo que fuera independiente y distinta a la suma de los individuos. Otro aspecto importante se refiere a los distintos modos de resolver a nivel conceptual y empírico, la dicotomía grupo-individuo. Sherif demuestra experimentalmente la existencia de las normas de grupo, y Lewin opone un concepto genotípico de grupo basado en la interdependencia entre los miembros o subpartes del grupo a un concepto fenotípico basado en la semejanza, y propone que el método experimental es el mejor modo de enfrentarse al problema de la entidad de los grupos. Asch, para enfrentar las posturas extremas individualismo-mente de grupo, parte de una definición de la interacción que implica reciprocidad entre los que están en interacción y la existencia de un campo compartido. Aceptando que los procesos psicológicos se den sólo en los individuos, indica que las acciones de grupo tienen un carácter real y siguen leyes que no se pueden reducir a componentes y que son fruto de la interacción: “Los fenómenos de grupo son tanto un producto como la condición de las acciones de los individuos”. El requisito para realizar la acción de grupo es que los individuos tengan una representación de la acción conjunta, de sus acciones y de las de los demás y de las interrelaciones. Así, a través de la interacción emergen nuevas propiedades y relaciones que no son idénticas a las de los individuos que lo constituyen. Desde la perspectiva de la Identidad Social se analizan los procesos por los que el individuo se transforma y su comportamiento adquiere un carácter colectivo al compartir una identidad social dentro de un grupo frente a otros grupos, mostrando la importancia de la dimensión intergrupal en el fenómeno grupal. Desarrollos recientes en el campo de la cognición Social resuelven la controversia mediante el procesamiento de la información de grupo como el grado en que la información, las ideas y los procesos cognitivos son compartidos o están siendo compartidos entre los miembros de grupo. Así, lo importante es el compartir en el grupo, lo que se comparte tiene mayor impacto. Desde esta perspectiva se estudia el efecto de compartir la información o los recuerdos. El desarrollo inicial El momento inicial del desarrollo del tema de los grupos en Psicología social se produjo antes de la 2ª GM, cuando los grupos comienzan a considerarse como objeto de conocimiento científico. Cartwright y Zander definen la dinámica de grupos como “el campo de investigación dedicado a obtener conocimiento sobre la naturaleza de los grupos, sus leyes de desarrollo y sus interrelaciones con individuos, otros grupos e instituciones”. Esta definición articula distintos niveles de análisis individual, grupal e institucional. Las características que le asignan son: Énfasis en la investigación empírica teóricamente orientada, estableciendo un equilibrio entre lo teórico y la investigación. Interés en la dinámica y en la interdependencia de los fenómenos y en las leyes que rigen sus relaciones. Relevancia interdisciplinar al asociar el estudio de grupos a otras disciplinas (sociología, antropología…). Aplicabilidad potencial de los hallazgos a la práctica social. Entre las condiciones que favorecieron este desarrollo científico están, en primer lugar, una sociedad que lo apoya y le concede un gran valor a la ciencia, y que parte de la convicción de que se puede enfocar los problemas sociales desde la investigación y que mediante su estudio sistemático podría llevar a su solución. En segundo lugar, el desarrollo de profesiones que se sirven de los grupos y que comprueban la importancia de los procesos grupales y de las relaciones humanas: trabajo social, psicoterapia, educación… esto contribuye al énfasis práctico sin dejar a un lado la investigación sistemática. El tercero sería el desarrollo de la ciencia social, y en particular de ciertas técnicas de investigación como la experimentación. Ej: test sociométrico. Los hitos más importantes del trabajo en ese primer momento lo constituyen los estudios de Sherif sobre el surgimiento de normas en grupo, que los conceptualiza como marcos de referencia a partir de los cuales se enjuicia la realidad, pero sobre todo como propiedades emergentes en los grupos y cuya influencia se puede demostrar experimentalmente. También a este trabajo pertenecen trabajos sobre el anclaje de actitudes en grupo, que muestra cómo los grupos moldean las actitudes de sus miembros mediante el refuerzo a los que se atienen a las actitudes dominantes, permitiéndoles así ocupar posiciones destacadas en el grupo. O los relativos al liderazgo y atmósfera de grupo, que muestran cómo se puede crear una determinada atmósfera de grupos a través del estilo de comportamiento del líder y cómo esa atmósfera a su vez determina las conductas. En esa época se crean dos instituciones directamente vinculadas al estudio de la dinámica grupal: el Research Center for Group Dynamics, dedicada a la investigación, y el National Training Laboratories, destinada a la formación y entrenamiento de líderes comunitarios y profesionales en habilidades de dirección de grupos. Evolución posterior Posterior a la 2ª GM se da un crecimiento incorporando nuevas áreas de investigación sobre influencia a partir de la investigación sobre conformismo, conflicto, comunicación intragrupal, liderazgo y productividad de grupo, floreciendo la investigación sobre grupos. A finales de los 60 se inicia una pérdida de interés por los grupos en Psicología social. Entre las explicaciones propuestas hay algunas que aluden a aspectos pragmáticos: dificultades para realizar investigación sobre grupos (recogida de datos, número de participantes necesarios…). También se alude a la ausencia de una teoría integradora de la investigación en el dominio de los pequeños grupos. En otros casos se relaciona con el auge de la cognición social como paradigma dominante: se desplazó la investigación de fuera a dentro, los grupos dejaron de considerarse como realidad externa y se convirtieron en una realidad en la mente de las personas. Steiner dio una explicación societal de la evolución del estudio de grupos. Proponía que esa evolución reflejaba tendencias en la sociedad con un retraso de 10 años y que el interés por los grupos se corresponde con etapas de conflicto. Así, en los años 50 el auge en el estudio de los grupos se relacionaría con los conflictos de la década anterior y la pérdida de interés posterior se correspondería a la relativa calma de los años 50. Pronosticaba un nuevo auge en este campo de estudio que debería reflejar los conflictos de finales de los 60. Sin embargo, no se produjo ese aumento de interés por los grupos, y Steiner lo explica diciendo que el conflicto de fines de los 60 dio lugar a dudas acerca del futuro de la sociedad y llevó a dar prioridad a metas individuales frente a las colectivas. Realizó explicaciones atributivas: las épocas de desorden sólo llevan a interesarse por los grupos, no por los individuos. Es decir, el interés de los psicólogos sociales por los grupos se dará sólo cuando éstos y no la sociedad parecen precisar atención. Por otro lado, no incluye entre sus soluciones considerar al grupo como unidad de análisis, sino insertar al individuo en un sistema más amplio, lo cual llevaría al interés por la psicología ambiental y la organizacional. Y además indica que la investigación sobre grupos se realizará fuera de los departamentos de psicología social y sociología. Posteriormente ya no aludía a causas societales sino a causas dentro de la psicología social que no favorecen el desarrollo del estudio de los grupos. Además del mayor interés por lo intrapsíquico que por la observación de la interacción, apunta que se suelen estudiar conductas únicas más que secuencias de interacción. También señala que se dan dificultades para relacionar los hechos observados, de particular importancia en los grupos, donde se enfrentan múltiples variables simultáneas. Por otro lado, hay que observar la reciprocidad de la conducta. Se desarrollan teorías unicausales y no multicausales, se prefiere la búsqueda de causas próximas y no las causas distantes. Se dará una mayor abundancia de estudios de laboratorio frente al estudio de la conducta en grupos en contextos naturales. Algunas direcciones actuales en el estudio de los grupos Moreland, Hogg y colbs realizaron un análisis de publicaciones en tres revistas importantes de Psicología Social para poner a prueba la hipótesis de Steiner de que el campo de los grupos refleja las tendencias societales. Los resultados dan poco apoyo a la hipótesis de que el interés por los grupos aumentaría después de un periodo de conflictos tras un lapso de 8-10 años. No se produjo el aumento esperable a fines de los 70, pero hay un incremento de estudios a los comienzos de los 90. Al no coincidir con la hipótesis de Steiner, proponen que un elemento de la historia interna como la falta de integración teórica pueda ser la responsable del declive y proponen que el resurgir pueda deberse a dos tendencias emergentes. La primera es el entusiasmo de los psicólogos de EEUU por los enfoques europeos en el estudio de grupos que incluye tanto el enfoque de la categorización social de Tajfel en el dominio intergrupal, como los trabajos sobre la influencia minoritaria de Moscovici. La segunda sería el interés por el enfoque de la cognición social aplicado al estudio de los grupos en trabajos sobre estereotipos o sobre la percepción de la variabilidad en los grupos. Realizaron un segundo estudio analizando las frecuencias de trabajos de investigación en distintas categorías de contenido y metodología. Resultados: Predominio de estudios de laboratorio (76%), experimentos de campo (3%), estudios de observación de grupos naturales (1%). Área de contenido más amplia: el comportamiento intergrupal (38%), luego el desempeño de grupo (23%) seguido del conflicto intragrupal (17%), estructura de grupo (8%), composición d grupo (7%) y ecología de los grupos (4%). Dos grandes influencias teóricas: el enfoque europeo en un 16% de artículos dedicados en su mayoría a las relaciones intergrupales y en menor porcentaje al conflicto intragrupal. El 31% sobre cognición social que en mayoría también se referían a relaciones intergrupales. Las tendencias en la actualidad son: Estudio de grupos desde distintas disciplinas y publicación diseminada sobre esos estudios: proliferan trabajos en el campo de las organizaciones o en el de la comunicación. Aumento de estudios sobre procesos intergrupales Aumento de interés por procesos intragrupales. Destaca la influencia de grupos En cuanto a las tendencias en el dominio teórico, destaca el enfoque de los procesos de cognición social compartida y los grupos como sistemas abiertos dentro de otros sistemas más amplios. Hay una mayor vinculación entre el estudio de procesos intra e intergrupales. Entre las explicaciones de esas tendencias de actualidad: Hogg y Tindale destacan dos reconceptualizaciones: la de la cognición social y la del yo. En cuanto a la primera, implica destacar su carácter social y compartido fruto del consenso, haciendo que los grupos se conviertan en el contexto en el que se produce la cognición social. Respecto a la reconceptualización del yo, se pasa de una óptica individualista a una definición social debido a dos enfoques. Por una parte, la aportación desde la perspectiva de la identidad social que explica la transformación del Yo y del comportamiento desde lo individual a lo colectivo en función del contexto social. Por otra, la del enfoque cultural a través de la comparación de culturas colectivista e individualistas.
Las definiciones de grupo y su convergencia Turner agrupa las definiciones resaltando la convergencia entre autores al caracterizar los grupos: Definiciones que aluden a la identidad de los miembros del grupo: “dos o más individuos que comparten una identificación social de ellos mismos o se perciben a sí mismos como miembros de una categoría social” Las que enfatizan la interdependencia de los miembros: “un todo dinámico basado en la interdependencia más que en la semejanza” (Lewin) Las que atienden a la estructura social de grupo: “sistema organizado de dos o más individuos que llevan a cabo alguna función, relaciones de rol entre miembros y un conjunto de normas que regulan la función” (Mc David y Harari) Huici agrupa los atributos definitorios según su importancia. En primer lugar, la interdependencia y la identidad. La interdependencia puede ser entendida en sentido gestáltico, de forma que el grupo es concebido como un todo interrelacionado del que cada miembro es una subparte, y cualquier cambio afecta al conjunto, y también como interdependencia para el logro de metas o satisfacción de necesidades. La identidad de grupo supone una percepción de uno mismo y de los demás como miembros del grupo y el reconocimiento de esa identidad y consiguiente transformación del comportamiento de individual a colectivo en línea con la perspectiva de la identidad social. En segundo lugar, hay otras características como la interacción entre miembros y la creación de una estructura y un sistema de organización social. Wilder y Simon contraponen la definición categorial basada en la semejanza entre miembros y la definición dinámica, basada en la interacción. En cuanto a la perspectiva categorial, emplea el término categoría y grupo de forma indistinta, y se caracteriza del modo siguiente: Definen la pertenencia al grupo o categoría por compartir una serie de propiedades. El individuo representa a la categoría con características críticas que definen al grupo. El grupo es la suma de miembros individuales, no puede tener características que no posean los individuos. El grupo existe en la mente de los individuos que lo perciben. Implica una simplificación del mundo social pero también se gana en información con dos consecuencias contrarias: se pierden los detalles individuales pero se añade información adicional de las expectativas asociadas a la categoría social. Respecto a la definición dinámica: Los grupos surgen de la relación entre sus miembros y de su interacción. El ajuste de un miembro depende de su encaje en la estructura, no pudiendo hacer inferencias fácilmente a partir de un miembro hacia el grupo en conjunto. El grupo es más que la suma de sus partes, dado que de la interacción pueden emerger características no presentes en ninguno de sus miembros. Los grupos surgen de la interacción “están ahí fuera”, resultando más fáciles de percibir que los grupos categoriales. Según estos autores esta doble categorización de los grupos no tiene por qué ser mutuamente excluyente: a partir de la interacción entre individuos se juzga que existe un grupo, y a partir de ahí se infieren semejanzas. Hamilton, Sherman y colbs distinguen entre grupos caracterizados por la organización y categorías amplias, fáciles de relacionar con definiciones de grupos dinámicos y categoriales de Wilder y Simon. También indican que la segunda definición con un carácter más amplio que la primera está siendo de interés para los investigadores en el dominio de la percepción intergrupal y de estereotipos. El debate sobre las categorías y los grupos Desde la perspectiva dinámica, que pone el énfasis en la interdependencia y en la interacción, como es el Modelo de Interacción Grupal, se cuestiona la definición de grupo desde la identidad social porque no establece distinción entre grupo y categoría social. Rabbie y colbs parten del concepto de grupo de Lewin e indican que para éste un grupo se define como un “todo dinámico” caracterizado por la interdependencia, y que una categoría es una colección de individuos con una característica abstracta en común, pues no es lo mismo verse incluido en un mismo concepto abstracto, que pertenecer a un grupo o sistema que implica interrelación dinámica entre personas con variaciones en el grado de interdependencia entre los miembros. Ésta es la precondición para la formación de grupo, a partir de la cual se dan los restantes procesos. Desde la perspectiva de la identidad social Turner señala que el concepto de grupo es una “colección de individuos que se perciben como miembros de la misma categoría, comparten una implicación emocional en la definición de sí mismos”. Proponen criterios psicológicos internos de pertenencia y no externos a partir de la semejanza. Lo central es “el papel psicológico de las categorías sociales al definir y transformar al yo individual en uno basado en una identidad social colectiva compartida”. Esta autodefinición es el criterio de formación de grupo y consiste en una transformación cualitativa del yo y de la conducta, y tiene unas consecuencias tanto en la autopercepción como en la percepción de los otros miembros del grupo y en la conducta hacia ellos y hacia los que no comparten esa identidad. Bar-Tal hace una propuesta integradora de las condiciones necesarias y suficientes para que un colectivo se convierta en un grupo: 1) que los miembros del colectivo se definan como miembros del grupo, 2) que compartan las creencias grupales y 3) que exista algún grado de actividad coordinada. De estas condiciones la más importante es la creencia de que se constituye un grupo. El continuo de grupalidad Otra aproximación al problema consiste en considerar que los conjuntos de personas poseen un grado mayor o menor de grupalidad o de integración social que determina que actúen más como miembros de grupo que como individuos aislados. Para establecer ese continuo de grupalidad se valen de los criterios propuestos por Mc Grath: tamaño, interdependencia y patrón temporal. Cuanto menor sea el grupo, más interacción se dé entre los miembros en distintos dominios y más larga sea su duración, mayor será su carácter grupal. Hay unos límites en los extremos de ese continuo: se discute si la díada puede ser o no un grupo, porque al faltar un sólo miembro, desaparece, o el que no se puedan dar coaliciones. Se discute también si las organizaciones se consideran como grupos. La percepción de los grupos como entidad Se estudian las condiciones para que un grupo sea percibido como una entidad y los efectos de esa percepción. Campbell se basa en los principios de la Gestalt sobre organización perceptiva para la percepción de la entitatividad, que es el grado en que una entidad tiene existencia real. Los más importantes antecedentes a la hora de establecer esos límites y de percepción del grupo como entidad son el destino común, la semejanza y la proximidad. El destino común tiene que ver con que los componentes del grupo obtengan resultados comunes (la más importante). La semejanza en alguna característica perceptible influyen en la consideración de un conjunto de individuos como grupo. Ej: uniforme de un equipo deportivo. Es menos importante pero utilizado como indicador inicial de la entitatividad. La proximidad es la ocupación de un espacio común (también con carácter preliminar). El renovado interés por estudiar la entitatividad se ha centrado en las diferencias en la percepción y procesamiento de la información relativa a individuos y a grupos y en cómo se da una aproximación entre ambas cuando se trata de grupos con carácter de entidad, y los efectos de la entitatividad. En cuanto a las diferencias en el PI, Hamilton y Sherman ponen de relieve que la información se procesa de modo diferente cuando lo que se percibe es un individuo o un grupo. Las personas son percibidas como entidades coherentes. Cuando se percibe a un individuo se tiende a hacer inferencias acerca de sus disposiciones y se hacen juicios en directo conforme se procesa la información. En los grupos se espera menos coherencia y los juicios se basan en la memoria. En los individuos se espera consistencia en la conducta en distintas situaciones y momentos, esta expectativa que es mucho menor en el caso de los grupos. También la percepción de personas se realiza en impresiones organizadas en mayor medida que cuando se trata de grupos. Por último, cuando se trata del PI inconsistente en el caso de individuos, se dedica más tiempo al PI, se hacen más inferencias causales y se recuerda mejor la información inconsistente que la consistente que en el caso de grupos. Además añaden que cuanto más se percibe un grupo como entidad, más probable será que el tipo de PI se asemeje al que se da cuando se trata de individuos. En cuanto a los determinantes de la percepción de entitatividad se pueden distinguir las propiedades de grupo, los derivados de las metas, motivaciones y creencias del que percibe y los que tienen que ver con el contexto. En cuanto a las propiedades de grupo, la más importante es la organización y la estructura entre sus miembros: jerárquica, diferenciación de roles, integración de la actividad y diferenciación de poder, liderazgo, status y responsabilidad. La entitatividad y la importancia del grupo se relacionan con el grado de interacción, las metas comunes, los resultados comunes y la semejanza entre miembros. Otras propiedades como el tamaño del grupo, la permeabilidad de las fronteras de grupo y la duración, tienen relaciones más débiles con la entitatividad. Yzerbyt agrupa las propiedades de la entitatividad en el conjunto de la semejanza y en el conjunto de la organización. Respecto a las metas y creencias del que percibe, se sugiere que en culturas colectivistas que tienen más en cuenta la interdependencia que las individualistas puede que se perciba la entitatividad de grupos de distinto modo o tomando en cuenta otras propiedades. Cuando se tienen en cuenta las posibles motivaciones individuales como determinantes de la percepción de la entitatividad, se alude a la motivación hacia la certeza que lleva a los individuos a percibir mayores diferencias entre categorías y la formación de grupo como modo de reducir la incertidumbre, dado que el consenso de grupo sirve para aportar la certidumbre subjetiva.
que estudie la estructura del grupo como un todo sin fijarse en los individuos que lo componen. Por ello, el estudio de los grupos tiene que articular ambos niveles de análisis y debe desarrollar una metodología analítica apropiada para su estudio. Esa posición lo lleva a postular que la Sociometría devendrá en una ciencia en el momento en que sea capaz de estudiar simultáneamente una estructura social en su conjunto y en sus partes. Moreno cree encontrar en la Sociometría una herramienta potente para analizar los fenómenos psicosociales como una unidad de análisis con entidad independiente. Una vez que se realiza el análisis bajo dicho prisma, se pueden observar simplemente las relaciones sociales, lo que llevaría a recolectar información que permite realizar una serie de constataciones, que permitan al investigador deducir las influencias de determinadas partes de la estructura sobre el resto. D. C. Dunphy, citado por Huici Casal (1989) considera a los grupos como sistemas abiertos, teniendo en cuenta el tipo de interrelación que mantienen con el entorno. Señala que los sistemas abiertos no se limitan a interactuar con el ambiente sino que entablan auténticos intercambios con éste. Por otra parte, indica que la distinción entre grupo y entorno social es una diferenciación de grado y que ha de ser lo suficientemente claro como para que el grupo mantenga una identidad como tal. Pero al propio tiempo ha de ser lo suficientemente permeable como para que pueda subsistir, esto es, que posea la flexibilidad necesaria para que se de la transacción de energía, recursos y productos con el ambiente. El intercambio puede considerarse, pues, desde el ángulo de lo que el grupo obtiene del ambiente y viceversa, teniendo en cuenta que ambas cosas no son equivalentes.
a) Los precursores En este apartado presentamos las aportaciones de dos autores que sin centrarse en el estudio de los grupos sociales, han generado algunas ideas básicas que posteriormente fueron desarrolladas por otros estudiosos. Se trata entonces de intuiciones intelectuales fecundas que han permitido luego la conceptualización científica del fenómeno grupal. A fines del siglo XIX el sociólogo francés Emile Durkheim, definió el “grupo social” como una totalidad provista de percepciones, sentimientos y deseos. De esta manera fue quien esbozó las bases de una teoría del grupo, haciendo un análisis de las funciones sociales propias del grupo, tales como la integración, la regulación de las relaciones interindividuales y la comunicación, entre otros fenómenos. Por su parte, Sigmund Freud al reflexionar sobre los grupos, en su libro “la Psicología de masas y el análisis del Yo” (1948), alude al problema de la distinción entre psicología social e individual. Propone la conveniencia de borrar las diferencias entre ambas, ya que los mismos mecanismos explicativos de procesos intra e interindividuales se deben emplear a la hora de explicar el comportamiento colectivo. Por ello, sugiere que el objeto de la psicología social es el comportamiento colectivo, al que define como el resultante de la influencia simultánea de muchas personas sobre el individuo. En resumen, piensa que para explicar el comportamiento colectivo no es preciso apelar a principios explicativos distintos de los empleados en la consideración del comportamiento interindividual. Este autor establece una distinción entre “multitud” y “masa”. Define a la “multitud” como un aglomerado de personas que no posee una organización propia que las identifique y las diferencie. En contraposición, la idea de “masa” supone cierta continuidad en la organización respecto de su naturaleza, funciones y actividades. Es decir, que los individuos que forman la “masa” se constituyen en un colectivo homogéneo debido a que establecen lazos identificatorios entre sí, que los unen a tradiciones, metas e instituciones propias y que los diferencia de cualquier otro colectivo-conjunto de individuos-humanos. La relevancia de las contribuciones (indirectas) de Freud está dada por su intuición de que el grupo es un medio de cambio para el sujeto individual. En otras palabras, a partir de su observación de que el comportamiento individual se modifica con la presencia de otros. Más aun, como hemos visto, dejó sentado que cuando el sujeto actúa como miembro de una masa, sus conductas son totalmente imprevisibles. En cuanto al fenómeno de las masas, ha brindado una explicación de ese fenómeno que perdura aun en la actualidad: a) El sujeto se vincula con el líder, al que toma como modelo de identificación, estableciendo con él lazos afectivos, derivados de la representación que el líder posee respecto del grupo. b) Los fundadores El comienzo del estudio científico de los grupos está muy estrechamente vinculado con el nombre de Kurt Lewin (1890-1947), creador de la Teoría del Campo y pionero en la Dinámica de Grupos. Desde el campo disciplinar de la psicología Lewin elabora una explicación que da cuenta del comportamiento individual, sustentada en la relación “dinámica”
entre el sujeto y su ambiente. Concibe al grupo como a una estructura en la que interactúan fuerzas orientadas a la consecución de una situación de equilibrio. No se puede hablar de dinámica de grupos sin hablar de Kurt Lewin (1890-1947), su fundador. En 1944 acuña el nombre de dinámica de grupos para caracterizar la vida de los pequeños grupos y la dinámica que en ellos se desarrolla. En base a la investigación realizada en el campo de la psicosociología planteó valiosas hipótesis y aportó instrumentos de investigación y técnicas de aprendizaje que actualmente son punto de referencia obligado para el estudio de la dinámica de grupos. Su planteo metodológico de analizar experimentalmente la vida de los grupos, estudiando los efectos de las intervenciones que ayuden al grupo a comprenderse en su dinámica y a transformarse por el efecto de ese autoconocimiento, ha permitido un avance considerable de la teoría de los grupos, en la medida en que se observa, analiza, contrasta y universaliza la vida de los grupos pequeños. A partir de los aportes derivados del campo de la psicosociología, la vida de los grupos pequeños puede ser científicamente estudiada; en tanto que los resultados obtenidos del proceso metodológico empleado para su estudio pueden ser presentados con reservas a los mismos actores sociales y las técnicas probadas experimentalmente pueden ser aplicadas con moderación. El grupo, ante los datos de sus actitudes y comportamientos, puede tomarse como objeto de autoanálisis, y concluir que éste es un valioso instrumento para conocerse a sí mismo, para conocer a los otros, al momento concreto que vive su grupo y también a los grupos que viven procesos similares. Este autor se basó en la Teoría de la Gestalt para estudiar los procesos psicosociales que se dan en la vida de los grupos pequeños. Luego de investigar grupos en terreno, es decir, en sus condiciones reales de existencia y grupos en situaciones experimentales en el laboratorio sostuvo que: “El grupo es un todo con propiedades específicas, que significan algo más que la suma de sus partes: el grupo y el ambiente constituyen un campo social dinámico, cuyos principales elementos son los subgrupos, los miembros, los canales de comunicación y las barreras. Modificando un elemento privilegiado podemos modificar la estructura del conjunto” (citado por Anzieu, D. y Otros, 1971). Desde esta perspectiva, el grupo no se puede reducir a sus componentes: miembros, roles, normas, estatus, etc. Más bien se habla de una interdependencia entre los elementos de ese campo social. La “dinámica de grupo” lewiniana hace hincapié en los fenómenos o “mecanismos” que orientan la vida del grupo, definida ésta en términos de procesos de tensión y equilibrio. Aplicando estas orientaciones teóricas al término “dinámica de grupos” podemos inferir que la vida de éstos es el resultado de fuerzas o procesos múltiples que se encuentran influidos, en su naturaleza y dirección, por fuerzas externas (ambientales) e internas (propias de los sujetos que componen el grupo) cuya interacción recíproca constituye su “dinámica”. En resumen, la Teoría del Campo estudia la dinámica de los grupos, las fuerzas de cohesión que mantienen a los individuos en el grupo o son repelidos por él, las formas de autoridad que empujan al grupo a realizar o no las tareas, y las fuerzas que se ejercen sobre el sujeto. Kurt Lewin, hasta su muerte, se empeñó en dilucidar el tipo de estructura, la modalidad del proceso de dinámica grupal, el clima socio-afectivo y el tipo de líderes que permiten a un grupo humano acceder a la autenticidad en sus relaciones como también a la creatividad en sus actividades de grupo. Por ello, entre sus trabajos se destacan los estudios y experimentos relacionados con los grupos, el liderazgo y sus distintos estilos, el clima y cohesión de los grupos y las modalidades de su dinámica y evolución. Los aportes que hemos reseñado previamente son los que justifican el reconocimiento de Lewin como uno de los fundadores de la investigación-acción, modo de investigación en el que el grupo se investiga a sí mismo, y donde la producción social de conocimiento son los rasgos dominantes. Debemos recordar que el modelo de la investigación-acción es un recurso de investigación cada vez más extendido en la investigación educativa. Su énfasis en el grupo y su búsqueda de condiciones democráticas de producción de saber, y como modelo de acción racional colectiva orientada a la generación del cambio, son particularmente relevantes para el trabajo en las instituciones educativas. Otro autor considerado fundamental en el estudio de los grupos es Jacobo Moreno. Este autor sostiene que una ciencia social que se ocupe sólo del estudio del individuo que compone el grupo no conseguirá una visión adecuada de la realidad social. Tampoco conseguirá una visión correcta el investigador
Después de las lecturas realizadas: Antes: Reflexione sobre el significado que usted otorga al concepto grupo, haga un gráfico redacte con sus propias palabras una definición de este concepto "grupo". Recuerde reflejar solo su opinión e ideas de ese concepto. Después: Lea las diferentes acepciones que se le presentan en las lecturas, compare con la definición que formuló al comienzo, trate de identificar cual es la acepción que se vincula con su concepción previa de grupo, escriba aquellos puntos de las acepciones que llamaron su atención y trate de incluirlas en una definición original. Lea sobre las perspectivas teóricas de los grupos y defina en una línea del tiempo las aportaciones de cada uno de los autores que se mencionan. La presentación es en físico identificado con su nombre. Fecha: 06/07 Criterios a evaluar:
Urbano, C., & Yuni, J. (2006). El trabajo grupal en las instituciones educativas: herramientas para su análisis. Retrieved from https://ebookcentral.proquest.com
Mgtr. Norma Elizabeth López Villatoro. Grupos, dinámicas y estructuras.
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