Erstellt von Mario Alberto Rodríguez Barrientos
vor etwa 9 Jahre
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Historia de las notas musicales. Guido de Arezzo (995 d.C.-1050 d.C.), es considerado el “padre de la música occidental”. Este monje benedictino fue un teórico musical. Perfeccionó la escritura musical (en su tratado Micrologus 1025 d.C.) implantando el tetratagrama (cuatro líneas de diferentes colores: Do=amarilla, Fa=roja, La intermedio=negra, Mi=negra) y dando un sonido diferente a cada nota según su altura en el tetragrama. Esto supuso el fin de la notación neumática propia del gregoriano. La historia, básicamente, es que Guido se dió cuenta de que los monjes no conseguían recordar muchas veces los cantos gregorianos. La notación neumática del gregoriano está basado en cuatro modulaciones de la voz o neumas: La particularidad de estas partituras es que no se anotaba ni el tempo, ni el ritmo. Así que era imposible repetirlas si antes no las habías oído. Además de implantar el tetragrama (precursor del pentagrama) y crear un sistema de notación (notas), dio nombre a las notas musicales…Ah! e inventó un sistema de anotación nemotécnica llamado la mano guidoniana. En aquella época estaba muy de moda un himno para las vísperas de San Juan Bautista (24 de junio). Guido se inspiró en las sílabas iniciales de cada una de las estrofas para dar nombre a las notas: Ut queant laxis, Resonare fibbris, Mira gestorum, Fámuli tuorum, Solve pollute, Labii reatum, Sancte Ioannes. Algo así como: “Para que tus siervos puedan exaltar a plenos pulmones las maravillas de tus milagros perdona la falta de labios impuros, San Juan”. En un principio la nota DO se llamó UT. El SI no tenía altura fija y a veces le llamaba “be mollis”. Hasta que en el siglo XVI, Anselmo de Flandes, une las palabras “Sancte Ioannes” y da nombre al SI.
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