ISLAM EN SU ESENCIA JUTBA DEL VIERNES 22 DE JULIO DE 2016 Inna al hamda lillah, nahmaduhu ua nasta‘inuhu ua nastagfiruh. Ua na‘udhu billahi min shururi anfusina ua min saii'ati a‘malina. Man iahdihillahu fala mudilla lah, ua man iudlil fala hadia lah. Ua ashhadu an la ilaha illa Aláhu uahdahu la sharika lahu ua ashhadu anna Mujámmadan ‘abduhu ua rasuluh - Ciertamente las alabanzas pertenecen a Aláh. A Él alabamos, pedimos ayuda y rogamos perdón. Nos refugiamos en Aláh contra el mal de nuestro ego y la maldad de nuestras acciones. Aquel a quien Aláh guía nada lo puede desviar, y aquel a quien Aláh desvía nada lo puede guiar. Atestiguo que nada ni nadie tiene derecho a ser adorado salvo Aláh, Único y sin copartícipes, y atestiguo que Mujámmad es Su siervo y Mensajero”. Ammabad (A continuación) Ø Primer Jutba ¡Hermanos y hermanas en el Islam! Tengamos temor de Allah, pues la piedad es la mejor provisión y el camino más recto que todos debemos seguir. Allah dice en el Sagrado Corán: “¡Oh, creyentes! Teman a Allah como es debido y no mueran sino musulmanes sometidos a Él.” (Corán 3:102) “¡Oh, seres humanos! Tengan temor de su Señor, Quien los ha creado de un solo ser, del que creó a su cónyuge e hizo descender de ambos muchos hombres y mujeres. Tengan temor de Dios, en Cuyo nombre se reclaman sus derechos, y respeten los lazos familiares. Dios los observa.” (Corán 4:1) “¡Oh, creyentes! Tengan temor de Dios y hablen solo con la verdad. [Si lo hacen,] Él hará virtuosas sus obras y perdonará sus pecados. Quien obedece a Dios y a Su Mensajero obtendrá un triunfo grandioso.” (Corán 33:70-71) Hermanos y hermanas, hoy vamos a hablar de dos enfermedades del alma, dos enfermedades del ego, dos enfermedades que llevan a la perdición a quien se haya infectado y no haga nada por obtener salud de ellas. Dos enfermedades aniquiladoras: 1. El “yo soy” demoniaco. 2. El “yo poseo” faraónico. 1. El “Yo soy” demoniaco: La confirmación del “yo” con arrogancia es una grave enfermedad del ego que lleva a la destrucción de uno mismo y de todo lo que lo rodea. Allah nos narra en el Sagrado Corán una historia verídica: “Dijo Allah: “¡Oh, Iblís! ¿Qué te impide hacer la reverencia ante lo que creé con Mis dos manos? ¿Por qué te ensoberbeces y te comportas arrogantemente?”. Dijo [Iblís]: “Yo soy mejor que él. A mí me creaste de fuego, y a él lo creaste de barro”. Dijo Allah: “Sal de aquí [del Paraíso], pues Te maldigo”. Y esta maldición pesará sobre ti hasta el Día del Juicio.” (Corán 38:75-78) Glorificado sea Dios que nos enseñó la humildad que corresponde al ser humano. En todo el Sagrado Corán, Allah dice “Yo” sobre sí mismo cuatro veces, en tres diferentes versículos de una misma Sura: “¿Acaso no te llegó [¡Oh, Mujámmad!] la historia de Moisés? Cuando vio un fuego y dijo a su familia: “Permaneced aquí, pues he visto un fuego y tal vez pueda traeros una brasa encendida [para que podáis calentaros] o encuentre junto a él quien pueda enseñarnos el camino”. Cuando llegó a él, una voz le llamó: “¡Oh, Moisés! Ciertamente Yo soy tu Señor; quítate las sandalias, pues estás en el valle sagrado de Tua, y Yo te he elegido; escucha, pues, lo que te revelaré. Ciertamente Yo soy Allah, y no hay más divinidad que Yo. Adórame, pues, y haz la oración para tenerme presente en tu corazón.” (Corán 20:9-14) El Profeta Mujámmad (pyb) que es nuestro ejemplo y maestro, nos enseñó a ser humildes: En un Hadiz registrado en Tirmidhi, en el capítulo sobre las virtudes de nuestro Profeta, Ibn ‘Abbas narró que el Profeta dijo a algunos de sus compañeros que hablaban sobre las virtudes de los profetas y mensajeros: “Abraham es el amigo de Allah, y Moisés es el Salvado por Allah, y Jesús es el verbo de Allah y un espíritu proveniente de El, y Adán es el Elegido de Allah, y yo soy el amado de Allah, y no lo digo por presumir. Yo llevaré el estandarte de la alabanza el día de la resurrección, y no lo digo por presumir. Y seré el primero en interceder en el día de la resurrección, y no lo digo por presumir. Y seré el primero en golpear las puertas del Paraíso, serán abiertas ante mí, y me acompañarán los creyentes pobres, y no lo digo por presumir. Yo soy el más honrado entre los primeros y los últimos, y no lo digo por presumir”. Cada vez que el profeta (pyb) decía la palabra “yo” lo acompañaba de la frase “wa la fajr” que significa: no lo digo por presumir, no lo digo por arrogancia. También se narra que dijo enseñándonos a buscar el perdón de Dios: “Oh Allah Tu eres mi Señor, no hay Dios salvo Tú, me has creado y yo soy tu siervo, Mantengo mi pacto y promesa contigo de la mejor manera que puedo, en Ti me refugio del mal que haya cometido. Reconozco Tus gracias para conmigo y reconozco mis pecados, perdóname porque ciertamente nadie perdona los pecados sino Tú.” En estos Hadices podemos ver que cada vez que el profeta (pyb) usó la palabra “yo” fue para establecer su estado de siervo y devoto de Allah, y que siempre se excusó de usarla, diciendo que lo hacia sin presumir y sin arrogancia. Eso no es sino la confirmación de las palabras en las que Allah elogia el carácter y la naturaleza del Profeta Mujámmad cuando dice: “Ciertamente eres de una naturaleza y moral grandiosas” (Corán 68:4) Así era la humildad de los profetas, tal como Allah los educó para que sean nuestros maestros. Esta enseñanza grandiosa también la encontramos en las palabras de Jesús cuando habló desde la cuna, tal como nos narra la historia el Sagrado Corán: “Se presentó ante su pueblo llevándolo en brazos [a Jesús]. Le dijeron: “¡Oh, María! Ciertamente has hecho algo inaudito. ¡Oh, tú que desciendes de Aarón! Tu padre no era un hombre deshonesto, ni tu madre una indecente”. Ella lo señaló [al niño], y entonces le dijeron: ¿Cómo hemos de hablar con un niño que aún está en la cuna? Entonces [Jesús] habló: “Por cierto que YO soy el siervo de Allah. Él me revelará el Libro y hará de mí un Profeta. Seré bendecido doquiera me encuentre, y me ordenará hacer la oración y pagar el Zakat mientras viva. Y me hará benevolente con mi madre. No dejará que sea soberbio ni rebelde. La paz fue conmigo el día que nací, será conmigo el día que muera y el día que sea resucitado”. Éste es Jesús, hijo de María, es la verdad sobre la que ellos dudan [la Gente del Libro]. Allah no ha tenido un hijo. ¡Glorificado sea! Cuando decide algo dice: ¡Sé!, y es.” (Corán 19:27:35) Así es como Allah nos educa para que alcancemos la humildad en la naturaleza y el habla. Digo estas palabras, y pido perdón a Allah por todos nosotros, pidan ustedes también perdón a Allah. Ø Segundo Jutba Todas las alabanzas son para Allah. Atestiguo que no hay otra divinidad excepto Allah, Único, sin asociados. Atestiguo que Mujámmad es Su siervo y Mensajero. Ciertamente las mejores palabras son el Libro de Allah, la mejor guía es la guía de Mujámmad y los peores asuntos son las innovaciones. Todo invento en la religión es una innovación, y toda innovación es perdición y toda perdición lleva al Fuego. 2. El “yo poseo” faraónico: Dijo Allah en el Corán narrándonos la historia del Faraón: “Convocó el Faraón a su pueblo [temeroso que creyeran en Moisés]: “¡Oh, pueblo mío! ¿Acaso no poseo yo el reino de Egipto, con estos ríos que corren bajo mi palacio? ¿Acaso no veis [mi poderío]? Yo soy mejor que éste [Moisés], que es una persona indigna y apenas puede expresarse. ¿Por qué [si es veraz como pretende] no le fueron concedidos brazaletes de oro, o se presentaron Ángeles con él que le acompañasen [y confirmasen sus palabras]?”. Así convenció a su pueblo, y le siguieron porque eran un pueblo de perversos.” (Corán 43:51-53) ¡Observen la arrogancia y la pedantería de Faraón! ¿Acaso no fue su arrogancia lo que lo llevó a morir bajo las aguas, las cuales decía que le pertenecían? Entonces, ¿qué es lo que realmente tenemos? ¿Existe algo que realmente sea nuestro? Los bienes materiales simplemente son algo que administramos, no son nuestros, y el Día del Juicio Final, tendremos que responder ante un exigente contador: De dónde obtuvimos el dinero y en qué lo gastamos. Observen el ejemplo de una mujer que realmente comprendió lo que realmente se puede poseer y va a permanecer con nosotros por siempre: aquello que estará con nosotros en el más allá. Una mujer creyente, sincera, humilde y comprometida con la verdad, dijo tal como se nos narra en el Sagrado Corán: “Expone como ejemplo para los creyentes a la mujer del Faraón [que era una verdadera creyente], cuando dijo: “¡Oh, Señor mío! Constrúyeme [para que sea mio] junto a Ti, una morada en el Paraíso y sálvame del Faraón y de sus terribles obras. Sálvame de este pueblo inicuo”.” (Corán 66:11) ¿Sabes acaso qué es lo que realmente es tuyo y nunca va a abandonarte? Son tus obras, lo que hagas y dejes de hacer. Eso te acompañará por siempre. Eso te dice Allah en el Corán: “Di: ¿Acaso discutís con nosotros acerca de Allah, siendo que Él es nuestro Señor y el vuestro? Nosotros responderemos por nuestras obras y vosotros por las vuestras, y Le adoramos con sinceridad.” (Corán 2:139) Todo pertenece a Allah, y el creyente que lo sabe ha de alcanzar el éxito en este mundo y en el más allá. Conocer que todo pertenece a Allah, que a El se lo debemos todo y que de El debemos pedir y rogar es la base del monoteísmo y el tawhid: “Diles: “Por cierto que mi oración, mi sacrificio, mi vida y mi muerte pertenecen a Allah, Señor del Universo, Quien no tiene copartícipes. Esto es lo que se me ha ordenado creer, y soy el primero [de esta nación] en someterse a Allah”. Diles: “¿Acaso podría adorar otro que no fuese Allah, cuando es Él el Creador de todo? Cualquier pecado que alguien cometa es en detrimento propio, y nadie cargará con los pecados de otro. Luego, volveréis a vuestro Señor y Él os informará acerca de vuestras discrepancias. Y Él es Quien ha hecho que os sucedáis unos a otros en la Tierra, y ha agraciado a unos más que a otros para probaros con ello. Ciertamente tu Señor es rápido en castigar, pero también es Absolvedor, Misericordioso”.” (Corán 6:162-165) Sólo posees tus obras, así que aférrate a ellas, y prepárate para este mes de Ramadán que se avecina y así poder realizar buenas obras que sean aquello con que te presentarás a tu Señor. Hermano, hermana, obsérvate a ti mismo, y descubre cualquier síntoma de estas dos enfermedades dentro de ti, porque reconocer la enfermedad es el primer paso para buscar una curación, y no permanezcas indiferente, sino que reflexiona en tu interior y busca la cusa y la salud, la humildad y la entrega a Dios. Suplicas finales: ¡Oh Al-lah ciertamente me refugio en Ti de la incredulidad, de la pobreza, y en Ti me amparo del tormento de la tumba, no hay nada ni nadie que merezca ser adorado sino Tú! ¡Oh Al-lah! Haz que el Corán reviva mi corazón, que sea la luz que ilumine mi alma, la cual da final a mi tristeza y alivia mis preocupaciones. Oh Señor, anhelo Tu misericordia, no me abandones ni por un instante, y facilita mis asuntos, no hay otro a quien deba suplicar ni adorar más que a Ti.
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