Erstellt von Claudia Jarpa
vor etwa 8 Jahre
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El tiempo, en todos sus aspectos, es uno de los elementos importantes en cualquier novela o narración. A diferencia de las artes estáticas, como la fotografía o la pintura, la literatura narra escenas, desarrollando acciones a través del tiempo. Para ello el autor cre el tiempo literario y lo utiliza a su antojo. Como autores, todos manipulamos los segundos, los días, los años, los siglos, adelantando y atrasando el reloj según nuestra conveniencia.
Es el que dura la composición literaria que el autor hace en su novela en el tiempo que lleva leerla. Si en una historia el tiempo se prolonga durante años, como en la novela de Gordon, la recomposición que hace el autor permite que todo ese tiempo relatado se comprima en los días que nos lleva terminar de leer el libro. En la novela de Joyce es al revés, el tiempo se dilata, porque hay que poner mucho empeño para terminar de leer Ulises en un día. Hay dos factores que podemos modificar en el tiempo literario del relato: La duración (el tiempo como lo percibe el lector) y el orden de los eventos (de qué forma se presentan las escenas y se construye el relato). Los recursos que podemos utilizar para alterar la duración del relato son: Resumen y Elipsis (para acortar el tiempo); Escena (tiende a narrar “en tiempo real”); Descripción, digresión y dilatación (alargan el tiempo del relato con respecto al real).
Este tiempo tiene relación directa con el contexto del lector. Lo que este se tome en leer, las pausas, las distracciones, los acontecimientos diarios, modifican la acción de lectura y, por lo tanto, la interpretación de la narración por parte del lector o receptor.
La escritura está determinada por su autor quien a la vez, cuenta con un contexto propio. Influyen en él la época, la situación social, política, personal, etc. Es su vida la que otorga nuevos rumbos a los temas y formas de escribir.
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