Ejercicio de aprendizaje activo para la formación de memorias

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Ejercicio de lectura para la formación de memorias, como un ejemplo de aprendizaje activo.
Silvia Cruz
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Silvia Cruz
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Instrucciones

El siguiente ejercicio tiene por objetivo la revisión de dos estrategias para mejorar la memoria y el aprendizaje, por un lado la lectura en sí misma les provee información sobre las ventajas del aprendizaje espaciado y por otro la técnica que utilizaremos es un ejercicio que facilita el aprendizaje activo para la reconstrucción de lo aprendido. Para ello se le solicita realizar lo siguiente: 1. Leer pausadamente el siguiente texto. 2. Al finalizar la lectura resumirlo en 20 líneas. 3. Al finalizar el resumen de 20 líneas, resúmalo en 3 líneas. 4. Al finalizar el resumen de las 3 líneas, saque las 5 palabras más importantes. 5. Comentamos el ejercicio en plenaria.

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Neuroestrategias para optimizar el aprendizaje de nuestros alumnos

AUTOR DR. ROBERTO ROSLERMédico Neurocirujano egresado con Diploma de Honor, Universidad de Buenos Aires. Director Académico de Asociación Educar. Profesor Titular de Neurofisiología de la carrera de Médico Especialista en Neurología de la Universidad de Buenos Aires (UBA).Artículo de la Asociación Educar para el desarrollo humano. Disponible en: http://asociacioneducar.com/aprendizaje4g-3

El espaciado: la ventaja de dividir el tiempo de estudio Una de las técnicas de estudio más poderosas y fáciles de usar es el argumento de frecuentes consejos maternales: “Alex, ¿no pensás que sería mejor que estudiaras un poco hoy a la tarde y otro poco mañana, en lugar de tratar de aprenderlo hoy todo de golpe?”. Este método se denomina aprendizaje distribuido o efecto de espaciado. Cuando espaciamos nuestro tiempo de estudio, aprendemos como mínimo lo mismo, y lo retenemos en la memoria por un lapso mayor que si lo condensamos en pocas horas. El aprendizaje espaciado en muchas ocasiones puede duplicar la cantidad de cosas que recordamos. Si bien el estudio nocturno intenso y reconcentrado es una estrategia que ha mejorado la nota del examen de miles de alumnos a lo largo de la historia, la fiabilidad de este esprín se parece a llenar en exceso una valija barata: durante un tiempo el contenido aguanta en su sitio, pero luego todo sale expulsado del interior. Se ha comprobado que los alumnos que lo practican llegan al segundo cuatrimestre y no recuerdan nada del primero (es como si no hubieran cursado la materia). El efecto del espaciado es especialmente útil para memorizar datos nuevos. Ya en 1897 el psicólogo Adolf Jost afirmó: “Estudiar un concepto nuevo justo después de haberlo hecho no lo afirma casi nada la memoria, estudiarlo una hora más tarde, o al día siguiente, sí lo hace”. En 1982 el investigador Piotr Wozniak se preguntó cuánto tiempo necesitaría para aprender inglés. Intentó calcular los intervalos óptimos en base a dos criterios contradictorios. Las pausas deben ser lo más largas posibles para obtener la frecuencia mínima de repeticiones y para aprovechar al máximo el efecto del espaciado. Por otro lado, deben ser lo suficientemente cortas como para garantizar que aún se recuerdan los conocimientos. Wozniak descubrió que para adquirir y retener vocabulario extranjero, definiciones científicas u otras informaciones factuales, es mejor repasar el material trascurridos uno o dos días del estudio inicial, luego una semana después y, posteriormente, un mes más tarde. Después de eso los intervalos son más largos. Si Wozniak contribuyó a establecer los intervalos mínimos necesarios para mantener accesibles los datos recién aprendidos, los Bahrick (una familia de psicólogos que se puso a estudiar francés y alemán para esta investigación) ofrecieron información sobre los intervalos máximos para el aprendizaje de por vida: el programa más espaciado y duradero fue de una vez cada dos meses durante 26 sesiones. Una buena clase debería conseguir que los contenidos se arraiguen en la memoria y el repaso espaciado durante la clase es una forma de conseguirlo. ¿Cuál es el mejor momento para repasar el material? En una investigación se pidió a 1400 personas que estudiaran 32 datos abstrusos: ¿Qué país europeo consume más comida mexicana?: Noruega. ¿En qué día de la semana zarpó Cristóbal Colón del puerto de Palos?: viernes. Cada participante estudió dos veces los datos en dos ocasiones diferentes. Si quiere descubrir la distribución óptima de su tiempo de estudio, tiene que decidir durante cuánto tiempo desea recordar algo.Los intervalos óptimos se pueden expresar en una tabla sencilla:

Si el examen es dentro de una semana y quiere fraccionar su tiempo de estudio en dos, haga una sesión hoy y otra pasado mañana. Si pretende añadir una tercera, estudie el día antes del examen. En cambio, si falta un mes para el examen lo mejor es hoy, dentro de una semana (para dos sesiones) y para una tercera sesión espere otras tres semanas o hasta el día anterior al examen. Cuanto más distante esté nuestro objetivo (es decir cuanto más tiempo tenga para prepararse) mayor será el intervalo óptimo entre las sesiones uno y dos. Si el examen es dentro de una semana, el mejor intervalo son dos días (40%). Si es dentro de seis meses, el mejor intervalo es entre tres y cinco semanas (entre el 10 y el 20%). Veamos un ejemplo. Digamos que al final del cuatrimestre, dentro de tres meses, hay un examen de inglés. Un alumno estudioso se pasará al menos dos meses estudiando lo que necesita aprender para el examen, dejando como mucho unos 15 días para repasar, o menos. Digamos que el estudiante le dedica a este examen un tiempo total de nueve horas. El calendario óptimo sería el siguiente: Tres horas para el primer día. Tres horas para el octavo día. Tres horas para el decimocuarto día. En cada sesión repasará los mismos contenidos. El día 15, según el efecto de espaciado, al alumno le irá como mínimo tan bien como en el examen, comparando esta técnica de estudio con una sesión de nueve horas de estudiar sin descansar. La ventaja es que retendremos ese vocabulario durante MUCHO MÁS tiempo, en el caso de este ejemplo, muchos meses. También nos irá mejor en los exámenes posteriores, como, por ejemplo, al principio del próximo cuatrimestre. El alumno habrá aprendido como mínimo lo mismo y en la misma cantidad de tiempo y además lo conservará en su memoria. Amontonar datos en poco tiempo da resultado cuando solo tenemos una noche para estudiar. El problema es que después lo olvidamos. El espaciado hace que lo retengamos. El estudio espaciado es lo más cercano a un regalo de la ciencia del aprendizaje. Recuerde que esta modalidad es principalmente una técnica de memorización de nombres, lugares, fechas, geografía, etc. Bibliografía: Woźniak PA, Gorzelańczyk EJ. Optimization of repetition spacing in the practice of learning. Acta Neurobiol Exp (Wars). 1994;54(1):59-62. http://www.ncbi.nlm.nih.gov/pubmed/8023714 Bahrick, H. P., & Phelps, E. (1987). Retention of Spanish Vocabulary Over 8 Years. Journal of Experimental Psychology: Learning Memory and Cognition, 13(2), 344-349.

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