Erstellt von Andres Baez
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En una visita que hizo a Beirut, durante la terrible guerra civil de 1975-1976, desde el punto de vista de un europeo, Oriente era casi una invención europea y desde la antigüedad había sido escenario de romances, seres exóticos, recuerdos y paisajes inolvidables y experiencias extraordinarias. Ahora estaba desaparecido para el visitante europeo, era la representación que Europa tenia de Oriente y de su destino inmediato, factores ambos que tenían una trascendencia particular y nacional. Los estadounidenses no sienten exactamente lo mismo acerca de Oriente al que tienden a asociar, más bien, con el Extremo Oriente (China y Japón) sobre todo. También la religión en la que Europa ha creado sus colonias más grandes, ricas y antiguas, es la fuente de sus civilizaciones y sus lenguas, su contrincante cultural y una de sus imágenes más profundas y repetidas de lo otro. Oriente es una parte integrante de la civilización y de la cultura material europea. Modo de discurso que se apoya en unas instituciones, un vocabulario, unas enseñanzas, unas imágenes, unas doctrinas e incluso unas burocracias y estilos coloniales. Las aventuras japonesa, coreana e indochina probablemente estén creando ahora una conciencia de lo oriental más seria y realista. La creciente expansión política y económica de Estados Unidos en Oriente Próximo ha influido decisivamente en nuestro conocimiento de esta región. Alguien que enseñe, escriba o investigue sobre Oriente y esto es válido para un antropólogo, sociólogo, historiador, filólogo, tanto en sus aspectos específicos como generales, es un orientalista. Orientalismo es el que actualmente menos prefieren los especialistas, porque resulta demasiado vago y recuerda la actitud autoritaria y despótica del colonialismo del siglo XIX y principios del XX. Tradición académica. Es un estilo de pensamiento que se basa en la distinción ontológica y epistemológica que se establece entre Oriente y Occidente. Así pues, una gran cantidad de escritores, han aceptado esta diferencia básica entre Oriente y Occidente como punto de partida para elaborar teorías, epopeyas, novelas, descripciones sociales e informales políticos relacionados con Oriente. Orientalismo se puede describir y analizar como una institución colectiva que se relaciona con Oriente, relación que consiste en hacer declaraciones sobre él, adoptar posturas con respecto a él, describirlo, enseñarlo, colonizarlo y decidir sobre él. Es un estilo occidental que pretende dominar, reestructurar y tener autoridad sobre Oriente. La cultura europea ha sido capaz de manipular e incluso dirigir Oriente desde un punto de vista político, sociológico, militar, ideológico, científico e imaginario a partir del periodo posterior a la Ilustración. El orientalismo mantiene una posición de autoridad. La cultura europea adquirió fuerza e identidad al ensalzarse a sí misma en detrimento de Oriente, al que consideraba una forma inferior y rechazable de sí misma. Entre la presencia franco-británica en Oriente y hasta la ascensión estadounidense después de la Segunda Guerra Mundial. Todo el territorio de la India y de los países del Mediterráneo oriental, las tierras y textos bíblicos, muchas sectas orientales, filosofías y sabidurías orientales adaptadas al uso local europeo que mantuvieron Francia y Gran Bretaña con Oriente que hasta principios del siglo XIX solo se había limitado a la India y a las tierras bíblicas. Desde el comienzo del siglo XIX y hasta el fin de la Segunda Guerra Mundial, Francia y Gran Bretaña dominaron Oriente y el orientalismo, desde la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos ha dominado Oriente y se relaciona con el del mismo modo en que Francia y Gran Bretaña lo hicieron en otra época. He comenzado asumiendo que Oriente no es una realidad inerte y debemos extenderla al ámbito de la geografía, esos lugares, regiones y sectores geográficos que constituyeron Oriente y Occidente, en tanto que entidades geográficas y culturales por no decir nada de las entidades históricas, son creación del hombre, Oriente es una idea que tiene una historia, una tradición de pensamiento, unas imágenes y un vocabulario que le han dado una realidad y una presencia en y para Occidente. Para los occidentales jóvenes e inteligentes, estudiar Oriente podía llegar a ser una actividad apasionante. La segunda puntualización se refiere a que las ideas, las culturas y las historias no se pueden entender ni estudiar seriamente sin estudiar al mismo tiempo su fuerza o para ser más precisos, sus configuraciones de poder. Encuentro que debió de crear un modelo muy influyente sobre la mujer oriental; ella nunca hablaba de sí misma, nunca mostraba sus emociones, su condición presente o pasada. Él hablaba por ella y la representaba. Yo mismo creo que el orientalismo es mucho más valioso como signo del poder europeo-atlántico sobre Oriente que como discurso verídico sobre Oriente. El orientalismo, pues no es una fantasía que creo Europa acerca de Oriente, sino un cuerpo de teoría y practica en el que, durante muchas generaciones, se ha realizado una inversión considerable. Gramsci ha efectuado una útil distinción analítica entre sociedad civil y sociedad política, como las escuelas, las familias y los sindicatos y la segunda por instituciones estatales (ejército, policía y la burocracia central) cuya función dentro del Estado es la dominación directa. La vida cultural en el Occidente industrial y se puede decir que el componente principal de la cultura europea es precisamente aquel que contribuye a que esta cultura sea hegemónica tanto dentro como fuera de Europa. Sobre todo durante el periodo de máxima supremacía europea, desde finales del Renacimiento hasta nuestros días. El científico, el erudito, el misionero, el comerciante o el soldado estaban o pensaban en Oriente porque podían estar allí o pensar en el sin que Oriente les ofreciera apenas resistencia. Adaptado a los estudios académicos, a las exposiciones en los museos, a las reconstrucciones en la oficina colonial, a la ilustración teórica de tesis antropológicas, biológicas, lingüísticas, raciales e históricas sobre el género humano y el universo y a ejemplificar teorías económicas y sociológicas de desarrollo, de revolución, de personalidad cultural y de carácter nacional o religioso. La superioridad europea, modelos racistas e imperialistas y puntos de vista dogmáticos sobre lo oriental como si fuera una abstracción ideal e inmutable. ¿Cómo, entonces, admitir la individualidad y conciliarla con su contexto intelectual, general y hegemónico, sin que de ningún modo, este sea un contexto pasivo o meramente dictatorial? La distinción entre conocimiento puro y conocimiento político. Es muy fácil sostener que los conocimientos sobre Shakespeare o Wordsworth no tienen interés político, mientras que los conocimientos sobre la China o la URSS contemporáneas. La economía, la política y la sociología, en el mundo académico moderno, se consideran ciencias ideológicas y por tanto se da por supuesto que es política. Con todo, la mayoría de los conocimientos que se producen actualmente en Occidente (y ahora me refiero sobre todo a Estados Unidos está sometida a una limitación determinante: la concepción de que todo conocimiento está constituido por ideas no políticas, esto es ideas eruditas, académicas, imparciales y suprapartidistas. Vista teórico pero en la práctica, la realidad es mucho más problemática. Nadie ha inventado un método que sirva para aislar al erudito de las circunstancias de su vida, de sus compromisos (conscientes o inconscientes) con una clase, con un conjunto de creencias, con una posición social o con su mera condición de miembro de una sociedad. En efecto, el conocimiento es algo menos parcial que el individuo que lo produce (con sus circunstancias vitales que le enredan y confunden); por tanto, este conocimiento no puede ser no político. Ahora me interesa señalar que el consenso general y liberal que sostiene que el conocimiento verdadero es fundamentalmente no político (y que, a la inversa, el conocimiento abiertamente político no es verdadero), no hace más que ocultar las condiciones políticas oscuras y muy bien organizadas que rigen la producción de cualquier conocimiento. La importancia política de una materia proviene que pueda traducirse directamente a términos económicos y la importancia política será aún mayor si su campo de estudio tiene afinidad con ciertas fuentes reconocidas de poder en la sociedad política. Lo que quiero decir es que Rusia, como tema general, tiene prioridad política sobre las diferencias más o menos precisas que se puedan establecer entre la economía y la historia literaria, porque la sociedad política, en el sentido en que Gramsci utiliza el termino, penetra dentro de los dominios de la sociedad civil, en este caso representada por el mundo académico y los satura de significaciones que le conciernen directamente a ella. Ahora bien, como Gran Bretaña, Francia y recientemente, Estados Unidos son potencias imperiales, siempre que algún asunto relacionado con sus intereses en el extranjero está en juego, sus sociedades políticas transmiten a sus sociedades civiles una sensación de urgencia y una fuente dosis de política. Pienso que el interés que Europa y Estados Unidos han mostrado hacia Oriente ha sido, sin duda, de orígenes políticos puramente políticos, económicos y militares. El orientalismo es una colección de textos que tratan de Oriente; tampoco es la representación o manifestación de alguna vil conspiración occidental e imperialista, que pretende oprimir al mundo oriental. Por el contrario, es la distribución de una cierta conciencia geopolítica en unos textos estéticos, eruditos, económicos, sociológicos, históricos y filológicos; es la elaboración de una distinción geográfica básica (el mundo está formado por dos mitades diferentes, Oriente y Occidente. Sus análisis psicológicos y sus descripciones geográficas y sociológicas; es una cierta voluntad o intención de comprender y en algunos casos, de controlar, manipular e incluso incorporar lo que manifiestamente es un mundo diferente, se conforma a través de un intercambio con el poder político (como el estado colonial o imperial), con el poder intelectual (como las ciencias predominantes: la lingüística comparada, la anatomía o cualquiera de las ciencias de la política moderna), con el poder cultural (como las ortodoxias y los canones que rigen los gustos, los valores y los textos); con el poder moral (como las ideas sobre lo que nosotros hacemos y ellos no pueden hacer o comprender del mismo modo que nosotros. Una dimensión considerable de la cultura, política e intelectual moderna y como tal, tiene menos que ver con Oriente que con nuestro mundo. El orientalismo es una realidad cultural y política, lo que la mayoría de los eruditos humanistas es la intertextualidad. Los filósofos suelen discutir sin tener nunca en cuenta que hay una conexión explicita entre las doctrinas filosóficas de estos autores clásicos y la teoría racial, la justificación de la esclavitud o los argumentos en favor de la explotación colonial, que permiten a la erudición contemporánea conservar su pureza. Quizá sea cierto que casi siempre que la cultura ha intentado meter las narices en el fango de la política, los resultados han sido enormemente iconoclastas; quizás también, la interpretación social de la literatura en mi propio campo de estudio no ha ido paralela a los enormes avances técnicos del análisis textual detallado, con el hecho de reconocer que el imperialismo político orienta todo un campo de estudios, de imaginación y de instituciones académicas, de modo que es imposible eludirlo desde un punto de vista intelectual e histórico. Me parece que al problema del estudio del imperialismo y la cultura (orientalismo) se le puede dar una simple respuesta compuesta de dos partes. En primer lugar, casi todos los escritores del siglo XIX, tenían unas opiniones muy concretas sobre la raza y el imperialismo, que podemos encontrar fácilmente en sus escritos. Porque los indios eran inferiores tanto por su civilización como por su raza. En segundo lugar, creer que la política, en forma de imperialismo, tiene un efecto en la producción literaria, en la erudición, en las teorías sociales y en la escritura de la historia no equivale, en modo alguno, a afirmar que, por lo tanto, la cultura es algo degradado o denigrado, muy al contrario, toda mi tesis consiste en que podremos comprender mejor la persistencia y la durabilidad de un sistema hegemónico, como la propia cultura, cuando reconozcamos que las coacciones internas que estos imponen en los escritores y pensadores son productivas y no unilateralmente inhibidoras. Por tanto, yo estudio el orientalismo como un intercambio dinámico entre los autores individuales y las grandes iniciativas políticas que generaron los tres grandes imperios británicos, francés y estadounidense en cuyo territorio intelectual e imaginario se produjeron los escritos, sino el detalle , de que los occidentales son superiores a los orientales, sino el testimonio preparado. Customs of Modern Egyptians, de Lane es un clásico de la observación histórica y antropológica por su estilo y sus detalles inteligentes y brillantes y no porque refleje la superioridad racial. ¿Qué tipo de energías intelectuales, estéticas y culturales participaron en la elaboración de una tradición imperialista como la orientalista? ¿Cómo la filología, la lexicografía, la historia, la biología, las teorías políticas y económicas, la narrativa y la poesía lirica se pusieron al servicio de una visión del mundo tan imperialista como la orientalista? ¿Qué cambios, modulaciones, refinamientos e incluso revoluciones sufrió el orientalismo? ¿Perder de vista la analiza entre la acción cultural, las tendencias políticas, el Estado y las realidades específicas de dominación?, cuestiones políticas y culturales. Un acto por el que algo se separa de una gran masa de material y se extrae de ella para que represente y sea un punto de partida, un comienzo. La idea europea de Oriente, el material del que me hubiera tenido que ocupar no habría tenido límites, en segundo lugar porque el modelo narrativo no se ajustaba a mis intereses descriptivos y políticos. Mi punto de partida, por tanto, ha sido la experiencia británica, francesa y estadounidense en Oriente, en un sentido global, las bases históricas e intelectuales que la hicieron posible y sus cualidades y características. Han tenido en el mundo árabe y en mundo islámico. Oriente: India, Japón, China y otras zonas del Extremo Oriente, no porque estas regiones carezcan de importancia (que, evidentemente la tienen) sino porque es posible estudiar la experiencia que Europa tuvo en Oriente Próximo y en los países islámicos independientemente de su experiencia en el Extremo Oriente, como Egipto, Siria o Arabia, no se pueden abordar sin estudiar también la implicación que Europa tuvo en lugares más remotos como son Persia y la India. Conexión que tuvieron Egipto y la India para la Gran Bretaña de los siglos XVIII y XIX, la preeminencia de Paris como centro de estudios de sanscrito durante la primera década del siglo XIX y el hecho de que el interés que mostro Napoleón por Oriente estuviera determinado por su conocimiento del papel británico en la India; toda esta preocupación por el Extremo Oriente influyo directamente en el interés que Francia manifestó por el Oriente Próximo, el islam y los árabes. Gran Bretaña y Francia dominaron el Mediterráneo oriental desde finales del siglo XVII las importantes contribuciones que Alemania, Italia, Rusia, España y Portugal. Gran Bretaña y Francia fueron las naciones pioneras en Oriente y en los estudios orientales, sino también que mantuvieron estas posiciones de vanguardia gracias a los dos entramados coloniales más grandes que la historia anterior al siglo XX ha conocido. En consecuencia, considero que por su calidad, coherencia y cantidad, los escritos británicos, franceses y estadounidenses sobre Oriente superan a los trabajos, indudablemente cruciales, hechos en Alemania, Italia, Rusia y cualquier otro lugar. Silvestre de Sacy, por ejemplo, no fue solo el primer orientalista europeo moderno y profesional que se ocupó del islam, de la literatura árabe, de la religión drusa y de la Persia sasánida. Se han publicado importantes trabajos sobre la tradición de los estudios bíblicos que se realizaron hasta el comienzo de lo que llamo el orientalismo moderno. Los materiales relevantes que se pueden encontrar en los especialistas alemanes de textos bíblicos y utilizándolos para leer, de una manera inteligente y siempre interesante. Yo intento aclarar las evoluciones posteriores del orientalismo académico y literario: por un lado, las conexiones entre el orientalismo británico y el francés y por otro, la ascensión de un imperialismo de inspiración puramente colonial. Siento particularmente no prestar más atención a la erudición alemana cuyo prestigio científico creció a mediados del siglo XIX. George Eliot denuncio a los eruditos británicos que la ignoraban, no solo ha elegido un tema que cambia con tanta rapidez como la química, un tema en el que constantemente se producen nuevos descubrimientos que dan lugar a nuevos puntos de vista. Pero durante los dos primeros tercios del siglo XIX jamás pudo desarrollarse en el contexto de la erudición alemana una estrecha colaboración entre los orientalistas y un interés nacional prolongado y constante por Oriente. No había nada en Alemania que se correspondiera con la presencia británica y francesa en la India, el Mediterráneo oriental y África del Norte. El Oriente alemán era casi exclusivamente un Oriente erudito o al menos clásico: sirvió de tema para poemas, obras de imaginación e incluso novelas, pero nunca fue real como Egipto y Siria lo fueron para Chateaubriand. La erudición alemana consistió en refinar y perfeccionar las técnicas que se aplicaban a los textos, los mitos, las ideas y las lenguas que la Gran Bretaña y la Francia imperiales recogían literalmente de Oriente. El británico y el francés y más tarde con el estadounidense, era una especie de autoridad intelectual sobre Oriente dentro de la cultura occidental. Esta autoridad debe ser, en gran medida, uno de los temas de estudio de cualquier descripción del orientalismo. Es para destacar el hecho de que los expertos en Oriente Próximo siguen inspirándose en los vestigios de las posiciones intelectuales del orientalismo europeo del siglo XIX La autoridad es instrumental y persuasiva establece los canones del gusto y los valores, la autoridad histórica del orientalismo y por otro a las personas que son una autoridad en materia de orientalismo. Para realizar este estudio sobre la autoridad, mis principales recursos metodológicos son lo que puede llamarse la localización estratégica, que es una manera de describir la posición que el autor de un texto adopta con respecto al material oriental sobre el que escribe y la formación estratégica, que es una forma de analizar la relación entre los textos y el modo en que los grupos, los tipos e incluso los géneros de textos adquieren entidad, densidad y poder referencial entre ellos mismos y más tarde dentro de toda la cultura. Y sus terribles dimensiones. Todo el que escribe sobre Oriente debe definir su posición con respecto a él, el tipo de tono narrativo la clase de estructura que construye y el género de imágenes, temas y motivos que utiliza en su texto. Cualquier escritor que trate de Oriente, asume algún precedente oriental, algunos conocimientos previos de Oriente, conocimientos a los que Lhace referencia y en los que se apoya. El orientalismo se fundamenta en la exterioridad, es decir en el hecho de que el orientalista, poeta, o erudito, hace hablar a Oriente, lo describe y ofrece abiertamente sus misterios a Occidente, pretende indicar que el orientalista esta fuera de Oriente tanto desde un punto de vista existencial como moral. Ya en la obra de Esquilo Los persas, Oriente deja de tener la categoría de un otro lejano y a veces amenazante (en el caso Esquilo, las mujeres asiáticas oprimidas). Encubre el hecho de que el público observa una representación muy artificiosa de lo que un no oriental ha convertido en símbolo de todo Oriente, Mi análisis del texto orientalista, por tanto, hace hincapié en la evidencia que de ningún modo es invisible de que estas representaciones son representaciones y no retratos naturales de Oriente, se puede encontrar de manera (historias, análisis filológicos, tratados políticos) y en los textos reconocidos como abiertamente artísticos (por ejemplo los imaginarios). Los que se debe considerar son el estilo, las figuras del discurso, las escenas, los recursos narrativos y las circunstancias históricas y sociales. Oriente pudiera representarse a sí mismo, lo haría pero como no puede la representación hace el trabajo para Occidente. Otra de las razones que me llevan a insistir en la idea de la exterioridad es mi necesidad de aclarar, al referirnos al discurso cultural y al intercambio dentro de una cultura, no es verdad sino sus representaciones, organizado y codificado que emplea muchos recursos para expresar, indicar, intercambiar mensajes e información, representar. Para el lector, la afirmación escrita es una presencia porque ha excluido y desplazado a Oriente como realidad y lo ha convertido en algo superfluo. Así, todo el orientalismo pretende reemplazar a Oriente pero se mantiene distante con respecto a él, es una cuestión que depende más de Occidente que de Oriente que hacen que Oriente sea algo visible y claro. La diferencia entre las representaciones de Oriente que se hacían antes del último tercio del siglo XVIII y las posteriores a esta época (esto es, las que pertenecen a lo que llamo orientalismo moderno). Es cierto que, después de William Jones y de Anquetil-Duperron y tras la expedición de Napoleón a Egipto, Europa llego a conocer Oriente de una manera más científica a vivir en el con una autoridad y una disciplina que nunca antes había tenido. A finales del siglo XVIII, Oriente revelo definitivamente la edad de sus lenguas, este descubrimiento se preservo en la ciencia de la filología indoeuropea, para examinar el Oriente lingüístico. William Beckford, Byron, Goethe y Víctor Hugo reestructuraron Oriente por medio de su arte y lograron que sus colores, sus luces y sus gentes fueran visibles a través de las imágenes. La historia del orientalismo presenta una gran coherencia interna y un conjunto muy articulado de relaciones con la cultura dominante que lo envuelve. Mi análisis, en consecuencia, intenta demostrar cómo es la forma de esta disciplina, cuál es su organización interna, quienes son sus pioneros y sus autoridades patriarcales, cuáles son sus textos canónicos, sus ideas doxológicas y quiénes son sus figuras ejemplares, sus seguidores, comentadores y nuevas autoridades: intento también explicar cómo el orientalismo adopto unas ideas sólidas, unas doctrinas y tendencias que imperaban en la cultura además se inspira en ellas. El orientalismo es después de todo, un sistema constituido por citas de obras y autores. El libro Manners and Customs of the Modern Egyptians. Esta obra era una autoridad que cualquiera que escribiera o pensara sobre Oriente y no solo sobre Egipto, debía utilizar, cuando Nerval reprodujo párrafos literales de Modern Egyptians, recurrió a la autoridad de Lane para describir escenas campesinas de Siria, pero no de Egipto. El discurso orientalista ha podido sobrevivir y funcionar en la sociedad occidental gracias a la riqueza de la red que lo forma, es describir algunas partes de esta red en determinados momentos y sugerir la existencia de un todo mucho mayor detallado, interesante y dotado de personajes, textos y sucesos fascinantes. Aún queda por realizar un ensayo general que trate el tema del imperialismo y la cultura; habría que profundizar en el asunto de las conexiones entre el orientalismo y la pedagogía. Quizá el objetivo más importante de todos seria estudiar alguna posible alternativa contemporánea al orientalismo, preguntarse cómo se pueden estudiar otras culturas y pueblos desde una perspectiva libertaria y no represiva o manipulativa. El orientalismo ofrece un ejemplo magnifico de las relaciones entre la sociedad, la historia y la textualidad.Este estudio pretende ser un paso hacia la comprensión no tanto de la política occidental hacia el mundo no occidental como de la fuerza del discurso cultural occidental, un discurso que con demasiada frecuencia, ha sido erróneo, meramente decorativo o superestructural. Espero haber descrito la formidable estructura de la dominación cultural y haber mostrado, particularmente a los pueblos que fueron colonizados, los peligros y las tentaciones de emplear esa estructura sobre ellos mismos o sobre otros.El orientalismo en nuestros días empieza donde acaba el anterior más o menos hacia 1870. Este es el periodo de la gran expansión colonial en Oriente que culmina con la Segunda Guerra Mundial. La última sección de la tercera parte muestra como la hegemonía paso de manos británicas y francesas a manos estadounidenses. Todo aquel que haya residido en Occidente desde los años cincuenta y en particular en Estados Unidos, habrá vivido una época de extraordinaria turbulencia en las relaciones Este-Oeste. A nadie se le habrá escapado el hecho de que durante este periodo, el Este siempre ha supuesto un peligro y una amenaza tanto si se refería al Oriente tradicional como a Rusia.Uno de los aspectos que el mundo electrónico posmoderno ha traído consigo es el reforzamiento de los estereotipos a través de los cuales se observa Oriente: la televisión, las películas y todos los recursos de los medios de comunicación han contribuido a que la información utilice moldes cada vez más estandarizados. El siglo XIX era dominio del mundo académico y del de la imaginación. Tres factores han contribuido a que cualquier percepción incluso la más simple de los árabes y del islam se convierta en un asunto muy politizado y casi desagradable, prejuicios populares antiárabes y anti islámicos en Occidente que se refleja de una manera inmediata en la historia del orientalismo, la lucha entre los árabes y el sionismo israelí y sus efectos en los judíos estadounidenses. Oriente próximo se identifica con la política de las grandes potencias, la economía del petróleo y la dicotomía simplista que califica a Israel de libre y democrático y a los árabes de diabólicos, totalitarios y terroristas, es como un estorbo o como un oriental. La red de racismo, de estereotipos culturales, de imperialismo político, y de ideología deshumanizada que se cierne sobre el árabe o el musulmán es realmente sólida.Resulta más duro constatar que en Estados Unidos ninguna persona académicamente comprometida con Oriente Próximo es decir ningún orientalista se ha identificado jamás, desde un punto de vista cultural y político sinceramente con los árabes. Identificación han tenido el defecto de estar asociados a intereses políticos y económicos desacreditados (por ejemplo, los arabistas de las compañías de petróleo y del Departamento de Estado) o a la religión.
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