El estudio científico de la creatividad fue impulsado en la década de los cincuenta como resultado de las investigaciones realizadas por Guilford (1959-1967), quien consideró al pensamiento divergente como una entidad propia e independiente del pensamiento convergente. Las concepciones tradicionales de la inteligencia hasta este momento se centraban en los conocimientos, la memoria y el pensamiento lógico o convergente de cada sujeto.
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