El primer criterio para considerar funcional una teoría del lenguaje es si atiende o no al final primordial del lenguaje articulado humano, la interacción social por medio de la comunicación.
El funcionalismo es un marco, y no una teoría, porque en su interior caben numerosas propuestas que difieren entre sí lo suficiente como para recibir denominaciones diversas, Europa, Norteamérica.
Todas estas corrientes coinciden en atender primordialmente a la comunicación, puesto que el funcionamiento real del lenguaje determina decisivamente su forma, que no puede ser entendida en una abstracción ajena al uso social, como preconizaba el generativismo.