Una definición bastante amplia determina que música es sonoridad organizada (según una formulación perceptible, coherente y significativa). Esta definición parte de que —en aquello a lo que consensualmente se puede denominar "música"— se pueden percibir ciertos patrones del "flujo sonoro" en función de cómo las propiedades del sonido son aprendidas y procesadas por los humanos (hay incluso quienes consideran que también por los animales).
El Doctor Daniel Levitin, neuro científico especializado en la música, plantea en su libro “Este es tu cerebro en la música” que esta disciplina afecta muchas partes del órgano vital, de manera muy profunda. Escuchar una canción alegre, por ejemplo, puede ayudar a levantar nuestro ánimo, mientras que una triste tendrá el efecto contrario.