Sólo se debe analizar la calidad de los contenidos.

Hay que tener en cuenta los mecanismos de acceso a la información.

Sólo se pueden recolectar datos subjetivos que recojan las opciones de los usuarios.

No se puede recurrir a técnicas de evaluación analítica, puesto que éstas se basan en conjeturas no siempre trasladables al mundo real.

Mide la utilidad de un producto.

No puede considerarse como un criterio de calidad del software.

Depende de la compatibilidad, de la flexibilidad y del coste del producto final.

Recoge, entre otros aspectos, la eficiencia que se logra al usar un determinado producto software.

Implica el uso de una única técnica muy concreta.

Las evaluaciones rápidas, los análisis de usabilidad o los estudios de campo son algunos de los paradigmas más habituales.

Determinan el ciclo de vida del producto software.

Si se hace una evaluación predictiva puede emplearse una técnica de evaluación empírica.

Hace uso de prototipos analizados por expertos y usuarios para llevar a cabo una evaluación formativa.

Se podría enmarcar dentro del paradigma de estudios de campo.

La evaluación por examen es una técnica analítica que hace uso de entrevistas y cuestionarios para recoger opiniones de los evaluadores.

La evaluación heurística es una técnica analítica que ofrece algunas guías para detectar problemas de usabilidad.