MERCANTILISMO ESPAÑOL
"Valle veía como antieconómica la práctica mercantilista impuesta por los españoles, dado que desmotivó a los verdaderos productores -llámense agricultores, ganaderos, mineros o artesanos- al crear una miríada de impuestos, poblar el interior de las provincias y no las costas, aplicar el neopotismo en la distribución de empleos y aislar a las colonias "de las naciones donde se cultiva y hace progresos la razón". Ese mercantilismo, tan celoso en eliminar la competencia, terminó engendrando contrabando, y el contrabando, a su vez, estuvo ligado a la corrupción. La minería, por ejemplo, era una catividad que se impulsaba no registrando las nuevas minas. sino explotando en forma clandestina a los indígenas y mediante sobornos de los altos funcionarios, sobornos que, en otros rubros, también se hacía con los jueces de repartimiento, los jefes de mercado, los visitadores de obrajes añileros y la agricultura con los llamados jueces de milpas."
(Funes, 2011, Pág. 272)

ESPAÑA Y EL CAPITALISMO MERCANTIL
"Al margen de las leyendas, como aquella segun la cual la Reina Isabel se despojó de sus joyas para apoyar la empresa de Colón, hay que decir con certeza que el llamdo descubrimiento de América y la posterior conquista y colonización de nuestros pueblo, no fueron un proceso fortuito, sino la respuesta a las necesidades del capitalismo mercantil europeo que se encontraba en su fase plena de expansión. Lo interesante es que ese proceso fue impulsado por España, un país económica y socialmente rezagado en relación al resto de Europa y que, según el decir de Mariátegui, sólo nos trajo medioevo, inquisición y casuismo escolástico."
(Funes, 2011, Pág. 274)

LA ASTUCIA ESPAÑOLA
"El propio Colón encarnaba a las mil maravillas esa sed de ganancias que caracteriza al capitalismo. Sus ojos de hombre astuto y calculador brillaban ante la presencia de simples adornos de oro que llevaran los indígenas en sus cuerpos. Su obsesión por lo muerto -en este caso el oro- hacía de él un necrófilo que gozaba apoderandose del ansiado metal, a cambio de bonetes colorados, pedazos de paño, cuentecillas de vidrio, cascabeles, fragmentos de escudillas, tazas de vidrio rotas o sonajas de latón de esas que, como él mismo decía, costaban un maravedí en Castilla. Y todavía tenía el cinismo de afirmar que los indigenas _gente mansa y sin codicia, tal como los describió- le daban el oro de todo corazón y con la mejor voluntad del mundo"
(Funes, 2011, Pág. 275)

LA LLEGADA A AMÉRICA
"Al llegar a nuestro continente, Colón se extasió con el verdor de los árboles que le hacían recordar a Sevilla, con el canto de los pajaritos y el vuelo de los papagayos que oscurecían el sol. y hata con el croar de ranas y renacuajos, todo lo cual ha hecho decir a algunos que esas descripciones sentaron las bases de la lírica americana. Lo cierto es que, fiel a su codicioso proyecto, el navegante veía en la exuberante naturaleza de esta porción del mundo -¡y no podía ser de otra forma!-, más que un rincón poético, una inagotable cantera de bienes capaces de generar prosperidad material para el imperio españoly, desde luego, para él como persona. Tiene razón el historiador Ramón Iglesias cuando señala que en las páginas que Colón destina a la descripción de nuestra geografía, de su flora y su fauna, más parece que está dando a conocer una guía turística de la que pretende sacar buen provecho."
(Funes, 2011, Pág. 276)

LA ESCLAVITUD
"Pero no se crea que la práctica del engaño sólo era privativa de los españoles, pues en realidad fue propia de todos los conquistadores europeos, independientemente de su nacionalidad. Franceses e ingleses, para el caso, hicieron uso del alcohol para embrutecer y esclavizar a los indígenas americanos, que en un principio eran abstemios, pero que al final terminaron subyugados por la adquisición de un rifle o de una simple botella de ron o whisky ordinario. Para tales colonistas, expertos en cortar el cuero cabelludo de los indígenas, la vida de éstos valía menos que la piel de un castor o un oso."
(Funes, 2011, Pag. 277)

CONFUSIÓN
"Aferrados a sus creencias, los indígenas en un primer momento pensaron que los españoles eran dioses o seres enviados por éstos, y, en consecuencia, se prosternaban ante sus pies. Moctezuma, quien según los textos aztecas tuvo el presentimiento de la llegada de los conquistadores diez años antes de su aparecimiento, los recibió como si se tratara de seres celestiales, aunque poco a poco fue desconfiando de ellos, hasta que finalmente se convirtio en su prisionero, siendo conocido el hecho que sus días terminaron en manos de sus propios súbditos, descontesntos por lo que consideraban una actitud muy obsecuente del cacique hacia los hombres de rostro blanco barbado."
(Funes, 2011, Pág. 278)

MALTRATO A ESCLAVOS
"Los negros desde luego, no estuvieron exentos de recibir el maltrato que sádicamente brotaba de las manos de los colonistas. Cazados como bestias en África. eran trasladados a América, adonde venían hacinados en naves carentes de ventilación y si en alta mar rechistaban se les daba de azotes o se les aplicaba un abridor de boca para separarles las mandíbulas. Muchos de ellos optaban por lanzarse al fondo del lecho marino, donde sin duda les esperaba una muerte preferible a la vida de animales con que se les castigaba."
(Funes, 2011, Pág. 281)

GUERRA BACTERIOLÓGICA
"Pero si las armas de fuego, las espadas y cuchillos de acero, así como los monstruosos caballos y los babeantes perros, desempeñaron un papel importante en la destrucción de millones de indígenas por parte de los conquistadores, la labor más fatídica la hicieron los microbios que traían los europeos en sus organismos y que, al atacar el débil sistema inmunológico de los aborígenes, produjeron su muerte masiva. Esta "guerra bacteriológica", como la llama Murdo Macleod, traducida en enfermedades como la peste, el cólera, la fiebre amarilla, la tifoidea, el tifus, la malaria y el sarampión, hizo verdaderos estragos entre los habitantes del Nuevo Mundo, en cuyos estómagos no había, antes de la invasión, ni siquiera lombrices intestinales ni parásitos."
(Funes, 2011, Pág. 282)

SALVAJISMO ESPAÑOL
"De los españoles dice que actuaron con la ferocidad de los lobos, tigres y leones hambrientos, que arrasaban en los pueblos con las vidas de niños, mujeres, ancianos, que gozaban desbarrigándolos y haciéndolos pedazos cual si se tratara de corderos, que a cuchilladas abrían las entrañas de los indígenas, que les cortaban las manos y la cabeza, que los quemaban vivos y a los más pequeños los desprendían de los pechos de las madres para estrellarlos sobre las piedras"
(Funes, 2011, Pág. 284)

VALLE Y LA LLEGADA DE LOS EUROPEOS
"Siguendo a Rousseau, Valle consideraba que la fuerza no genera derechos y que, por lo tanto, su uso, no daba a los conquistadores títulos legítimos sobre Nuestra América, cuyos sufrimientos empezaron desde que los invasores pusieron sus pies en Guanahaní. Pero esos sufrimientos -aclara- no fueron más que el correlato de la riqueza, el capital y el bienestar que se fueron acumulando en el continente europeo. Como ha expresado Eduardo Galeano: "Nuestra derrota estuvo implícita siempre en la victoria ajena".
(Funes, 2011, Pág. 285)