A partir de los años ochenta del siglo XIX se produce una ruptura en los medios, debido a cambios cualitativos y cuantitativos en la producción de información.El salto es fácil de probar, tanto en índices numéricos básicos (tirada, ingresos y gastos,...) como en elementos formales y externos (número de páginas, porcentaje de espacio publicitario,...)Hacia 1860 el mercado esta dominado por tres tipos diferentes de medios:
· Periódicos liberales clásicos (en su doble vertiente de periódicos de partido y de negocio): The Times
· Dominicales (sus tiradas a veces doblaban las de los diarios, estaban preparados para lectores no habituales)
· Diarios "de penique" o de saldo (su coste de producción era mayor que el valor de venta, fueron la primera generación de diarios populares y llegaban a tiradas de 100 000 ejemplares): The New York Tirube, Le Petit Jorunal
Los tres compartían rasgos: cierto grado de organización industrial y estancada o moderada alza de los índices numéricos de referencia.

No serán ellos quienes marquen la ruptura, sino la siguiente generación, que obligará a los viejos dominantes a bajar sus precios (Times, Le Petit Journal, Daily Telegraph) o a desaparecer.La nueva generación irrumpió recurriendo a grandes efectos impresionantes y con nuevos modos de hacer, reconocidos enseguida como new journalism. Antes de 1900 un grupo de periódicos por todo Occidente imprimían tiradas caminando hacia el millon de ejemplares, llenaban páginas de publicidad comercial, se establecían en grandiosos edificios, contaban con un buen número de empleados y beneficios y una gran capacidad de movilización social.

En cuanto a la ruptura cualitativa fue menos evidente, pero mucho más importante:
Los grandes periódicos se convierten en bienes de consumo de masas. La competencia exige que se marque la diferencia, hay que atraer lectores y publicidad. Comienza así una carrera hacia la racionalización productiva*, hacia los precios de venta más bajos, hacia la rápida edición.

Su reiterada presencia los convierte en instrumentos de influencia, elementos de poder.

Su capacidad material y su influencia los permite saltar las barreras del sentido común y provocar ficciones y manipulaciones de todo tipo, que tanto Estados y gobiernos, como entidades públicas o privadas, individuos o grupos tratarán con éxito vario utilizar.

Los beneficios económicos los convierten en eje de poderosos trusts y monopolios informativos: lor Northcliffe (Inglaterra), Pulitzer (EEUU), HeartsEran capaces de organizar a su alrededor monopolios que pueden incluir desde amplias extensiones de bosques a agencias de noticias, editoriales, fábricas de papel, intereses en transportes o eléctricas, investigación y tecnología avanzada, metalurgia,... Cualquier tipo de interés queda supeditado a un objetivo primario: la consolidación, auge, prestigio y expansión del propio grupo,En torno a 1900, la información deja de estar en manos de marginados, profetas sociales o aspirantes a políticos, para convertirse en uno más entre los grandes sectores de negocio (o industria).

Su presencia social aumenta exponencialmente y se sitúa muy por encima de sus índices cuantificables: los otros sectores económicos equivalentes teórica y distantes se ven obligados, para su expansión y supervivencia, a recurrir al sector informativo en demanda de servicios. Los periódicos se adscriben a la casta dominante.

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Notiz am Historia de la comunicación, tema VI, erstellt von Maitane Gajate am 15/05/2015.