A principios del siglo 300 d.C el imperio romano comenzó a sufrir una invasión de religiones provenientes del medio oriente, el cristianismo minó al imperio desde las catatumbas hasta llegar a los más altos niveles del poder político.

Al convertirse los emperadores a esta nueva religión comenzaron a desempeñar un papel de gran relevancia dentro de la iglesia ya que eran considerados los representantes de dios en la tierra, viéndose así involucrados en la estructura de organización de la iglesia y también en su construcción, en consecuencia se vieron involucrados en el gobierno de la iglesia y de sus doctrinas controversiales.

El vacío espiritual y político que dejo la desintegración del estado romano conllevo a que los obispos tuvieran un mayor control sobre el gobierno actuando como consejeros de los emperadores mientras que estos por su parte permanecían ocupados en los asuntos de la iglesia.

Mientras la autoridad imperial menguaba su poder los obispos desempeñaban un control notablemente independiente sobre la política.

Entre los ideales de cómo sería un obispo ideal se encuentra defender la independencia de la iglesia contra la tendencia de los funcionarios imperiales a supervisar la política eclesiástica: “No os exaltéis, pero si habéis de reinar por más tiempo, entonces, someteos a Dios. Está escrito, lo que es de Dios a Dios y lo del César, al César.

La debilidad de las autoridades políticas de la península itálica también contribuyó a la independencia de la iglesia en esa área. Mientras que en los reinos germánicos los reyes controlaron a la iglesia, en Italia se perpetuó una tradición distinta la cual se sustentaba de historias acerca de los hechos papales tales como la intervención del papa León 1 en el año 452 d.C cuando intervino para que Atila y los hunos se mantuvieran lejos de Roma, sin embargo aunque la plaga es considerada hoy en dia como la causa real por la que Atila se mantuviera al margen de Roma, el papa se llevo el crédito. De esta manera, los papas cumplieron un papel político en Italia. El papa Gelasio (492–496, d. C ) pudo escribir al emperador Constantino:

Existen dos poderes, augusto emperador, mediante los cuales se rige este mundo desde el principio: la autoridad consagrada de los obispos, y el poder real. En estos asuntos, los sacerdotes soportan la carga más pesada, debido a que rendirán cuentas, incluso como gobernantes de hombres, ante el juicio divino. Además, mi más gracioso hijo, sois consciente de esto, aunque en vuestro cargo sois el gobernador de la raza humana; sin embargo, devotamente inclináis vuestra cabeza ante aquellos que son los superiores en las cosas divinas y los consideráis como medios para vuestra salvación.

Por lo tanto el papa Gelasio proclama a la iglesia como la institución superior dentro del imperio ya que si bien existían el poder espiritual y el temporal a fin de cuentas los hombres, incluidos los emperadores deben acudir a la iglesia para la salvación de sus pecados.

[PDF]. Spielvogel, J. J. (Ed). (2003). Civilizaciones de Occidente Vol. a. México D. F. Ed. Cengage Learning

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Descubre como el poder del emperador recae ante el de la iglesia en la etapa historica de la caída del imperio romano

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