La validez de la evaluación del aprendizaje se refiere al grado de consistencia de la información evaluativa, los resultados obtenidos no deben variar aunque se utilice una prueba diferente pero que evalúe lo mismo.

Los contenidos procedimentales se clasifican en habilidades, técnicas y estrategias.

Los contenidos actitudinales son considerados como los pensamientos y sentimientos que demuestran los alumnos, por medio de un comportamiento o una forma de hablar. En cambio, las actitudes son consideradas como propiedades de la personalidad.

Algunas formas de llevar a cabo la coevaluación son la aplicación de exámenes, los debates, los dictados, la observación, etc.

Algunas de las ventajas de la autoevaluación es que permite la formación en metacognición y honestidad y la responsabilidad en el autoaprendizaje.

La mayoría de las pruebas en la escuela tradicional tienden a evaluar contenidos conceptuales únicamente, dejando de lado las habilidades, destrezas y actitudes que los alumnos tienen.

En la educación tradicional la concepción del hombre es que la educación consiste en cultivar y alimentar la inteligencia a través de ideas, la sociedad transmite su patrimonio cultural a las nuevas generaciones, siendo la memoria la responsable de todo lo que aprenden los alumnos.

La educación tradicional tiene una visión mas integral del hombre, se le considera un organismo inteligente que actúa en un medio social.

El aprendizaje es un cambio que responde a ciertas características como lo son que se logra a través de un proceso, debe ser permanente, afectando diversos aspectos de la persona (conocimientos, habilidades, sentimientos, etc.) y se logra con la interacción del sujeto con el medio físico y social.

Los docentes necesitamos saber la estructura previa que tienen nuestros alumnos, sin embargo, no necesitamos una evaluación diagnóstica, nuestra propia práctica docente nos va ir dictando las debilidades que traen nuestros alumnos.