Los poemas homéricos y las poesías líricas eran aprendidos de memoria; sólo con estos conocimientos, un joven podía desempeñar un buen papel en las reuniones de hombres, en los banquetes, y hasta en su participación en las instituciones públicas. Pasados esos dos años, el joven asumía la plenitud de sus derechos cívicos, la participación consiente y activa en la vida de la polis. Al cumplir 18 años, el individuo ingresaba a una “nomadelfia” en donde era educado para la guerra y la administración pública.
Las mujeres, como se mencionó en la primera etapa, debían permanecer en casa, cosiendo y tejiendo lana, hasta la edad de 16 años, después de lo cual podían ser ofrecidas en matrimonio.