Desarrollo y características

En el S.XVIII la casa austria desapareció en la monarquía española y se estableció la casa de los Borbones (procedía de la casa borbónica de Francia). En este siglo gobernaron en España 4 monarcas: Felipe V (de Anjou), Fernando VI, Carlos III y Carlos IV. Estos monarcas se caracterizaron en general por un gobierno de monarquía absolutista, bajo el Antiguo Régimen.

Los Borbones, llevaron a cabo diferentes reformas, hasta Carlos III que será quien más cambios realice. Pretendieron cambiar la forma de Estado. Aparecen las secretarías, que tendrán un ámbito cerrado y su mayor representante fue el secretario. Además tuvieron grandes ideas sobre el Estado, Hacienda, guerra y las Indias. Solo pervivió el consejo de Castilla, ya que siguió siendo el alma y el centro del Imperio. El presidente de este consejo, fue el más importante después del rey.

Se establecieron los Decretos de Nueva Planta, que sintetiza la visión centralista del poder, estando el rey en el centro político y el resto a su alrededor de él. Estos decretos, fueron diversas leyes que intentaron unificar las leyes de todos los territorios, provocando la desaparición de los fueros y privilegios de los territorios de Aragón. Este pretexto fue utilizado por Aragón para oponerse en la guerra de sucesión a Felipe V. Finalmente, quedaron abolidos todos los fueros y privilegios, así como las cortes y diputaciones de Aragón. Navarra y las provincias Vascas mantuvieron sus fueros debido a que apoyaron a Felipe V en la guerra de sucesión.

Desde el punto de vista social, la sociedad sigue estando dividida en los dos estamentos. El estamento privilegiado se negaba a pagar impuestos y será Fernando VI el que intente un proceso de reforma del sistema económico para disminuir los impuestos. Por ello, dejó a cargo al Marqués de la Ensenada que tuvo la obligación de hacer el catastro de Ensenada, que fue un documento en el que tenía que poner a los habitantes junto con sus propiedades, empezando por Castilla. Intentó unir todos los impuestos en uno solo, y su resultado fue un fracaso, ya que los privilegiados se negaban a pagar impuestos.
En cuanto a la administración territorial se centró en:

Las capitanías generales: sustituyeron a los virreinatos. Al frente estaban los capitanes generales que podían representar al rey (cuando éste estaba ausente), teniendo el poder político y militar. Se situaban en las fronteras, como en la de Portugal o Francia, para las funciones estratégicas y de defensa. Además también se encargaban de vigilar el orden público.
Las intendencias: se situaban en todo el territorios. Fue una forma de administración local de origen francés; se llegaron a crear 36. Al frente se situaba un intendente, que era el delegado territorial. Tenían concesiones fiscales, judiciales e incluso militares. Se encargaban de fomentar la actividad económica y supervisar obras públicas.
Los corregidores: se situaban en los Ayuntamientos de los diferentes municipios. Eran nombrados y controlados por la corona y se basaron en el modelo castellano. Se extendieron por Aragón, pero pedieron poder y estuvieron subordinados a las intendencias.

Estas reformas también llegaron al ejército y la marina, en su intento por relanzar la política exterior. Para aumentar el número de soldados se instauró el sistema de quintas: forma de reclutamiento obligatorio de hombres mayores de edad mediante el que uno de cada cinco hombre que entraban en sorteo, iría al ejército. Otros soldados fueron mediante el sistema de levas forzosas de vagos y maleantes; y finalmente otros fueron voluntarios extranjeros.

En cuanto a las reformas eclesiásticas, se estableció el regalismo: es el control sobre la Iglesia por parte de los reyes. Tuvo origen el la Edad Media, en la Europa occidental. Los intereses de los reyes chocaban con los del Papado, de manera que éstos buscaban formas de tener autoridad sobre el Papado. Se les concedió el Patronato Regio y con ello el regalismo, pudiendo los reyes intervenir y dar opinión en temas referentes a la Iglesia. Este hecho viene dado porque los reyes aplicaban una reforma en el clero.
A esto se le añadió la expulsión de los jesuitas, tanto de la península como de América, confiscando todos sus bienes.

Pero a pesar de todas estas reformas, será Carlos III el símbolo del reformismo borbónico en España. Tuvo como objetivo todos los puntos de la sociedad, llegando a reformar el casco urbano del centro madrileño o creando algunos monumentos como símbolo de las ciudades.
Aplicó el concepto de despotismo ilustrado, que alude a un programa político específico dentro de una monarquía centralizada y absolutista, teniendo el rey los tres poderes (ejecutivo, legislativo y judicial) pero con menor poder que antes. El despotismo ilustrado se separa en despotismo: una sola persona manda y recoge los poderes; pero se añade ilustrado: pensamientos de la ilustración que poseen ideas ilustradas.

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	Erstellt von Sandra Macías Tapia vor mehr als 7 Jahre

2º de Bachillerato Historia de España Notiz am S.XVIII, erstellt von Sandra Macías Tapia am 04/04/2017.