Erstellt von JL Cadenas
vor etwa 11 Jahre
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Frage | Antworten |
Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel... | Aureliano Buendía... |
había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer... | el hielo. |
Macondo era entonces una aldea de veinte casas de barro y cañabrava construidas a la orilla de un... | río de aguas diáfanas... |
que se precipitaban por un lecho de piedras pulidas, blancas y enormes como... | huevos prehistóricos. |
El mundo era tan reciente, que muchas cosas carecían... | de nombre,... |
y para mencionarlas había que señalarlas... | con el dedo. |
Todos los años, por el mes... | de marzo,... |
una familia de gitanos desarrapados plantaba su carpa ... | cerca de la aldea,... |
y con un grande alboroto de pitos y timbales daban a conocer... | los nuevos inventos. |
Primero llevaron... | el imán. |
Un gitano corpulento, de barba montaraz y manos de gorrión, que se presentó con el nombre... | de Melquíades,... |
hizo una truculenta demostración... | pública... |
de lo que él mismo llamaba la octava maravilla de los sabios... | alquimistas de Macedonia. |
Fue de casa en casa arrastrando dos... | lingotes metálicos,... |
y todo el mundo se espantó al ver que los calderos, las pailas, las tenazas y los anafes se caían... | de su sitio,... |
y las maderas crujían por la desesperación de los clavos y los tornillos... | tratando de desenclavarse,... |
y aun los objetos perdidos desde hacía mucho tiempo aparecían por donde más... | se les había buscado,... |
y se arrastraban en desbandada turbulenta detrás de los fierros... | mágicos de Melquíades. |
"Las cosas tienen vida propia -pregonaba el gitano con áspero acento-; todo es cuestión... | de despertarles el ánima." |
José Arcadio Buendía, cuya desaforada imaginación iba siempre más lejos que el... | ingenio de la naturaleza,... |
y aun más allá del milagro y... | la magia,... |
pensó que era posible servirse de aquella invención inútil para desentrañar... | el oro de la tierra. |
Melquíades, que era un hombre honrado, le previno:... | "Para eso no sirve." |
Pero José Arcadio Buendía no creía en aquel tiempo en la honradez... | de los gitanos,... |
así que cambió su mulo y una partida de chivos por los dos... | lingotes imantados. |
Úrsula Iguarán, su mujer, que contaba con... | aquellos animales... |
para ensanchar el desmedrado patrimonio doméstico, no... | consiguió disuadirlo. |
"Muy pronto ha de sobrarnos oro para empedrar la casa", replicó... | su marido. |
Durante varios meses se empeñó en demostrar el acierto de... | sus conjeturas. |
Exploró palmo a palmo la región, inclusive el... | fondo del río,... |
arrastrando los dos lingotes de hierro y recitando en voz alta el... | conjuro de Melquíades. |
Lo único que logró desenterrar fue una armadura del siglo xv con todas sus partes soldadas por un... | cascote de óxido,... |
cuyo interior tenía la resonancia hueca de un enorme calabazo... | lleno de piedras. |
Cuando José Arcadio Buendía y los cuatro hombres de su expedición lograron... | desarticular la armadura,... |
encontraron dentro un esqueleto calcificado que llevaba colgado en el cuello un relicario de cobre con... | un rizo de mujer. |
En marzo volvieron... | los gitanos. |
Esta vez llevaban un catalejo y una lupa del tamaño... | de un tambor, |
que exhibieron como el último descubrimiento de los... | judíos de Amsterdam. |
Sentaron una gitana en un extremo de la aldea e instalaron el catalejo a la... | entrada de la carpa. |
Mediante el pago de cinco reales, la gente se asomaba al catalejo y veía a la gitana... | al alcance de su mano. |
"La ciencia ha eliminado las distancias", pregonaba... | Melquíades. |
"Dentro de poco, el hombre podrá ver lo que ocurre en cualquier lugar de la tierra, sin... | moverse de su casa." |
Un mediodía ardiente hicieron una asombrosa demostración con... | la lupa gigantesca: |
pusieron un montón de hierba seca en mitad de la calle y le... | prendieron fuego,... |
mediante la concentración de los... | rayos solares. |
José Arcadio Buendía, que aún no acababa de consolarse por el fracaso de... | sus imanes,... |
concibió la idea de utilizar aquel invento como un... | arma de guerra. |
Melquíades, otra vez, trató... | de disuadirlo. |
Pero terminó por aceptar los dos lingotes imantados y tres piezas de dinero colonial a cambio... | de la lupa. |
Úrsula lloró de... | consternación. |
Aquel dinero formaba parte de un cofre de monedas de oro que su padre había acumulado en toda una vida... | de privaciones,... |
y que ella había enterrado debajo de la cama en espera de una buena ocasión... | para invertirlas. |
José Arcadio Buendía no trató siquiera de consolarla, entregado por entero a sus... | experimentos tácticos... |
con la abnegación de un científico y aun a riesgo de... | su propia vida. |
Tratando de demostrar los efectos de la lupa en... | la tropa enemiga, |
se expuso él mismo a la concentración de... | los rayos solares,... |
y sufrió quemaduras que se convirtieron en úlceras y tardaron mucho... | tiempo en sanar. |
Ante las protestas de su mujer, alarmada por tan peligrosa inventiva, estuvo a punto de... | incendiar la casa. |
Pasaba largas horas en su cuarto, haciendo cálculos sobre las posibilidades estratégicas de... | su arma novedosa, |
hasta que logró componer un manual de una asombrosa... | claridad didáctica,... |
y un poder de convicción... | irresistible. |
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