Frage | Antworten |
ASPECTO 1 | La complejidad de la experiencia de una enfermedad mental grave, con el efecto traumático de los síntomas, las distorsiones y limitaciones funcionales, pero también con los efectos secundarios de los tratamientos farmacológicos y más allá de ello con el efecto del “etiquetado” profesional y social. Proceso este último que implica “encajar” en el rol social de enfermo o enferma mental grave, con sus negativas repercusiones en términos de autoestima, rechazo social, discriminación y pérdida de oportunidades. |
ASPECTO 2 | La existencia de experiencias personales, con pautas más o menos comunes de “recuperación” (“trayectorias”, “recorridos”) que, desde la situación catastrófica de la enfermedad, con procesos de confusión, negación, desesperanza y retraimiento, pasa por distintas fases(recobrar la esperanza, reestructurar la identidad y reconstruir habilidades), hasta llegar a alcanzar un nuevo equilibrio. Equilibrio que permite, incluso con síntomas y dificultades, encontrar un sentido y una calidad de vida aceptables. |
ASPECTO 3 | Y también la existencia de determinados factores que favorecen o dificultan esas trayectorias personales de recuperación. Factores por un lado internos, combinando aspectos interrelacionados, asociados a “características básicas” de la persona, como son los relativos a la “motivación” (esperanza, responsabilidad y control personal, “autodeterminación”, reconocimiento de las capacidades propias y encuentro de propósitos e intenciones), pero también a una cierta “capacidad de redefinición” personal que permite encontrar sentido y valor incluso a la experiencia de la enfermedad (resituándola en el contexto de la vida personal), y que se relaciona con el manejo de los síntomas y las discapacidades, la perspectiva de reconstrucción de la salud y el bienestar y el crecimiento personal. Todo ello en estrecha relación con la interacción y la vida social, orientándose al desempeño de roles sociales, al empoderamiento y a la elección en aspectos básicos de la vida (incluyendo los tratamientos). |
CONTINUACIÓN | Pero también factores externos, identificados como facilitadores o como barreras. Estas últimas se relacionan básicamente con el estigma y la discriminación en general, pero también con las actitudes y mecanismos de funcionamiento concretos de profesionales y servicios psiquiátricos tradicionales. Y, a su vez, aparecen como factores favorecedores, tanto aspectos de la “cultura” general (derechos humanos e inclusión social), como apoyos informales concretos de la familia, las redes sociales y otras personas con enfermedad mental, así como la disponibilidad y funcionamiento de profesionales y servicios realmente orientados a la recuperación. |
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