Una de las paradojas que presentaba la sociedad rusa a finales del S. XIX y principios del S. XX era que, a pesar de que la mayoría de la población se dedicaba a la agricultura y a la ganadería, la producción no alcanzaba para cubrir las necesidades.
El atraso económico corría en paralelo a la falta de libertades sociales y políticas que sufría el país. A pesar de la eliminación del feudalismo a mediados del S. XIX, la situación social de la población había cambiado poco.