Con una buena técnica, se logra la mejor y mas sencilla ejecución de un movimiento, dicho dominio permite responder o actuar con mayor velocidad cuando existan exigencias de realización con rapidez.
Hay una gran relación entre el porcentaje de fibras rápidas, tipo II o blancas y la velocidad de movimientos. Los practicantes y deportistas de actividades de velocidad tienen un predominio de fibras rápidas o blancas, lo cual nos puede hacer pensar que es un factor que determine mejoras en rendimientos de esta capacidad.
Si la musculatura no actúa de forma sincronizada se producirá un freno en las acciones. Este aspecto debe entenderse como la armonía, la sincronía, entre la inhibición y excitación de los grupos musculares involucrados en la acción motora que se ejecuta con velocidad.
El disponer de una mayor fuerza proporciona mejores resultados de velocidad. Una mejora de velocidad suele ir precedida de una mejora de la fuerza.
Cuanto menor número de respuestas se pueden dar al estímulo recibido, o si la respuesta esta aprendida de antemano, permite que esta se efectúe en menor tiempo y por lo tanto con mayor velocidad.
A mayor velocidad de transmisión, mayor será la velocidad de contracción y mayor la de movimiento
Este disminuye la viscosidad muscular, refuerza la elasticidad y la capacidad de extensión del músculo, al tiempo que aumenta la capacidad de reacción del sistema nervioso, afecta a la atención, mejorando los procesos neuromusculares, lo que repercutirá en las acciones donde se exija velocidad.
La mayor frecuencia de movimientos, a igualdad de fuerza, aumentará la velocidad del movimiento.