Es una urgencia quirúrgica y la causa más frecuente de oclusión intestinal en lactantes y niños menores de 2 años.
Es la introducción de una porción proximal del intestino dentro de otra asa intestinal más distal; si no se trata resulta en isquemia y eventualmente progresa a necrosis intestinal, perforación y peritonitis.
Epidemiología
Es más común en varones con una proporción de 3:2.
En el 95% de los casos la invaginación se presenta en menores de 2 años y el 60% de los casos antes del primer año de vida, con un pico entre los 4 y 9 meses de edad.
Etiopatogenia
La invaginación se relaciona con un trastorno del peristaltismo intestinal de etiología no conocida por completo, aunque en la mayoría de los casos es idiopática.
Teoría: El obstáculo causante sería la hipertrofia de las placas de Peyer de origen viral en la región ileocecal; se ha encontrado rotavirus en las heces, ganglios mesentéricos y apéndice.
Se han descrito infecciones por virus herpes, Yersinia enterocolitica, así como parasitosis.
La propia infección viral causaría aumento del peristaltismo intestinal que favorece la invaginación.
La lactancia materna y los antibióticos también se han implicado.
Cuadro clínico
Algunas invaginaciones intestinales son secundarias (5-10%).
Se producen a cualquier edad (sobre todo mayores de 5 años), y en cualquier punto del tubo digestivo.
Pueden deberse a una causa local (divertículos de Meckel en el 50%, pólipos o duplicaciones intestinales, heterotopias pancreáticas y apendicitis), una enfermedad sistémica (hemorragia submucosa por púrpura de Henoch en 3-10%, mucoviscidosis, hemofilia o enfermedad celiaca); o por un contexto particular (linfomas, hemangiomas, liposarcomas o sondas de yeyunostomia).
Las invaginaciones pueden ser ileoileales, colocólicas, ileoileocólicas o ileocólica (esta última es la más frecuente, hasta en 80%)
Habitualmente se trata de un niño sano y sin antecedentes; los signos cardinales de la invaginación son dolor abdomi-nal, vómito y rectorragia.
Esta triada tiene un valor predictivo positivo del 93%, pero sólo aparece en 7.5 a 40% de los casos.
El dolor abdominal intenso paroxístico aparece de forma súbita, con episodios de llanto, diaforesis y palidez; el niño flexiona las rodillas sobre el abdomen.
Cuando estos episodios ceden, el niño se comporta con normalidad, y después reaparecen.
Los vómitos alimentarios suelen acompañar al primer episodio, no son constantes y pueden tornarse biliares, éstos pueden ser el primer síntoma en los menores de 4 meses.
Las evacuaciones son de color rojo oscuro y mucoi-des (“jalea de grosella”), las rectorragias abundantes o los episodios de melena pueden indicar necrosis de la pared intestinal.
Exploración física
Se valora la repercusión de la invaginación sobre el estado general del niño: fiebre, deshidratación, hipotonía, palidez, le-targo y confusión.
A nivel abdominal, si hay distensión, ausencia de peristalsis o peristalsis de lucha, la palpación revelará una tumoración mal definida en 85% de los casos (morcilla), el cuadrante inferior derecho del abdomen puede estar vacío (signo de Dance); si hay complicaciones, el abdomen estará duro y con resistencia muscular.
Al realizarse el tacto rectal se verificará si hay evacuaciones en jalea de grosella, rectorragia, el tono muscular disminuido.
Puede palparse una masa en un sitio más alto del conducto anal y en algunos casos el extremo de la invaginación prolapsado.
Exámenes de laboratorio y gabinete
Diagnostico
Solicitar BH (anemia, plaquetopenia, leucocitosis), proteína C reactiva, creatinina (elevación por deshidratación), electrolitos séricos (repercusión de deshidratación), gasometría venosa (acidosis metabólica), tiempo de protrombina y tiempo parcial de tromboplastina)
Radiografía simple: Sensibilidad 50%. Se puede buscar ausencia de contenido en la fosa iliaca derecha (sin aire u opaco), escasa aireación del abdomen, asas de intestino dilatadas, niveles hidroaéreos, una opacidad en el colón distal (cabeza de invaginación) ó neumoperitoneo.
Ultrasonido abdominal (prueba de elección): Se debe explorar todo el abdomen ya que la invaginación puede llegar hasta el recto, una morcilla (invaginación ileocólica o colocolónica) de entre 3-6cm puede detectarse fácilmente.
Las invaginaciones ileoileales o yeyunoileales tienen un diámetro menor a 3 cm, pueden localizarse centrales y son más difíciles de encontrar.
Imágenes características: pseudoriñòn (corte longitudinal) o diana (corte transversal).
Cuando el diagnóstico es más seguro o no se cuenta con ultrasonido se puede realizar enema con aire o hidrostático con fines diagnósticos y terapéuticos.
Tratamiento
Realizar una enema ante sospecha de invaginación puede ser diagnóstico y también el tratamiento. Se puede hacer enema hidrostática o neumoenema
La hidroenema con Conray bajo fluoroscopia para provocar desinvaginación es más segura que la enema baritada.
Las contraindicaciones para enema son perforación intestinal, choque o peritonitis.
Las indicaciones para la cirugía son la falla de reducción mediante enema o tiempo prolongado (más de 24 horas), sugerentes de necrosis intestinal.
Bibliografía:
Pediatría. Ramos Herrera I, & Martínez Ceccopieri D, & Chávez A, & Centeno Flores M, & Valls R(Eds.), (2016). CAM Curso de actualización médica. McGraw Hill.
Rojas, Germán Troconis Trens, Jesús B. Introducción a la Pediatría . Disponible en: VitalSource Bookshelf, (9ª Edición). Méndez Editores SA de CV, [2020].