Aporte Personal: ¿Por qué murió Cristo?
Jesús murió para que los humanos recibieran el perdón de sus pecados y la vida eterna (Romanos 6:23; Efesios 1:7). Además, al morir fiel, Jesús demostró que un ser humano puede permanecer leal a Dios incluso ante las pruebas más difíciles (Hebreos 4:15).
Jesús murió para que obtuviéramos “el perdón de nuestros pecados” (Colosenses 1:14).
Dios hizo a Adán —el primer ser humano— perfecto, libre de pecado. Pero él decidió desobedecer a Dios, o pecar. Eso tuvo graves consecuencias para sus descendientes
Jesús murió “para que todo el que ejerce fe en él no sea destruido, sino que tenga vida eterna” (Juan 3:16).
Adán fue creado para vivir para siempre, pero, cuando pecó, recibió la condena de muerte. Por culpa de Adán, “el pecado entró en el mundo, y la muerte mediante el pecado, y así la muerte se extendió a todos los hombres porque todos habían pecado” (Romanos 5:12).
Como Jesús fue “obediente hasta la muerte”, demostró que un ser humano puede permanecer fiel a Dios ante cualquier prueba (Filipenses 2:8).
El cuerpo y la mente de Adán eran perfectos. Pero Adán deseó con egoísmo algo que no le pertenecía y desobedeció a Dios (Génesis 2:16, 17; 3:6). Tiempo después, el mayor enemigo de Dios, Satanás, dio a entender que ningún ser humano obedecería a Dios desinteresadamente, y menos aún al ver su vida en juego (Job 2:4). Sin embargo, Jesús, que también era perfecto, obedeció a Dios en todo y siempre fue leal a él, a pesar de que esto le supuso sufrir una muerte dolorosa y humillante (Hebreos 7:26). De este modo, zanjó la cuestión de una vez por todas: un ser humano sí puede ser fiel a Dios ante cualquier prueba.
La Biblia dice que Jesús murió a “la hora nona”, es decir, como a las tres de la tarde del día de la Pascua judía (Marcos 15:33-37, nota). Si usamos el calendario moderno para determinar esa fecha, llegamos al 1 de abril del año 33 de nuestra era.