“Lo que el humanismo clásico ha buscado es la rehabilitación de la criatura”
“humanismo antropocéntrico” se han ido conformando en una dialéctica histórico-filosófica que se desarrolla a lo largo de la Edad moderna, y en todos los casos el diagnóstico es similar: “lo que el humanismo clásico –ha dicho nuestro autor- ha buscado con razón desde el final de la Edad media, es una rehabilitación de la criatura; el único error, en mi opinión, proviene de que se ha buscado esta rehabilitación en un aislamiento, en una cerrazón de la criatura misma”.
“El objeto de la educación, dice, es guiar al hombre en el desenvolvimiento dinámico a lo largo del cual va formándose en cuanto persona humana –provista de las armas del conocimiento, de la fortaleza del juicio y de las virtudes morales-” (Maritain, 1988b: 779).
La educación maritainiana, que es sobre todo una formación para el “bien vivir”, tiene –como hemos visto- un carácter moral patente por su fin, pero también lo tiene por su estatuto como saber. “La educación, -ha dicho nuestro autor-, es un arte, y un arte particularmente difícil. Sin embargo, pertenece por su propia naturaleza al dominio de la moral y de la sabiduría práctica. La educación es un arte moral (o, mejor, una sabiduría práctica en la que está incorporado un determinado arte)” (Maritain, 1988b: 771). ¿Cómo podría ser de otro modo cuando se afirma que “el hombre sólo será verdaderamente persona en la medida en que su comportamiento ético traduzca en acción la realidad metafísica de su espíritu”? (Maritain, 1990b: 194). He aquí, en definitiva, una filosofía verdaderamente humanista para una educación personalista.