muchas veces utilizamos a otras personas, en este caso puntual simplemente se dice que fueron los romanos los responsables de la muerte de Jesucristo, esto no implica que ellos eran los más necesitados en hacerlo incluso no se ve que ellos fueron los que más disfrutaron de la muerte de Jesucristo.
Pilato y su doble discurso al decir que no hallaba culpa alguna en Jesucristo y soltarlo; y por otro lado mantener la culpabilidad para agradar a los que sin pruebas acusaban a Jesucristo. O sea Pilato no tuvo el carácter ni las agallas para decidir entre lo correcto e incorrecto. Pesaron más las opiniones de otros que le representaban adeptos o admiración, que su propia convicción, haciendo finalmente lo que es común en las personas que evaden responsabilidades.
- La sentencia de muerte constituyó una grave violación de la justicia
esto debido a que hubo motivos personales, políticos, sociales y morales, es decir, la decisión fue hecha por oscuras pasiones que movían a los que tenían el poder; las motivaciones personales son confusas y enfermizas, normalmente detrás de la fachada de querer mantener nuestra visión normalmente acechan emociones muchas violentas y pecaminosas.
No se llevó el debido proceso, Jesucristo de antemano fue dado como culpable, es decir, la forma en que actúa un sistema perverso: primero se sentencia y después se investiga. No gobernaba un estado de derecho sino más bien un estado de opinión.
*Somos perturbados cuando alguien o algo nos sacan de nuestra comodidad
...privacidad y codicia; experimentamos entonces el tomar actitudes maliciosas y solapadas que al final conducen a entregar a otros, mientras que nosotros siempre vamos a pretender salir airosos y sin problemas, cual si fuésemos testigos protegidos.
Frecuentemente, (como en el caso de Judas) vemos al culpable inocente y al inocente lo victimizamos de acuerdo a nuestra conveniencia o a la piedad que prendemos tener. No hay excusa para nadie, todos somos responsables de nuestros actos y más aun los que tienen que ver con traicionar a otros para obtener nuestros propios beneficios. En ese sentido no cabe duda que la mayoría de personas cuando comenten un pecado o error no es porque alguien los obligue o seduzca, simplemente ellos solos deciden qué camino tomar. (No es necesario que otra persona lo elimine a uno, uno solo se elimina con sus decisiones y/o negociaciones)
es el típico ejemplo de la forma en que muchos nos justificamos al realizar el papel que corresponde, creyendo que solo ellos tienen la primacía y la autoridad por el hecho de creerse ellos los únicos escogidos y ungidos, al ver la presencia de Jesús sienten animosidad hacia él, olvidándose que cuando un siente envidia por alguien lo que realmente está sintiendo es admiración.
En muchos casos vivimos de apariencia presentándonos ante los demás como personas puras, inofensivas, honestas, con el título de “justos” pero detrás de nuestras mascaras se esconde lo que realmente somos, unos miedosos faltos de coraje (por no decir cobarde) incapaces de preferir y defender la verdad por no perder lo que tenemos.
*La muerte de Jesucristo se tiene que entender de la forma en que la Biblia lo detalla, es decir, desde el libro de Génesis se inicia la revelación de lo que acontecería con él, su muerte no es un plan “B”, es importante comprender que su muerte era necesaria, un solo sacrificio bastaba para justificarnos y pagar el precio por nuestra libertad. Jesucristo desde siempre tuvo una misión, un destino que cumplir. Hoy no solo es nuestro Salvador es también nuestro Señor.
Aunque suene muy duro y cruel, la verdad es que Dios mató a Jesucristo, y lo hizo porque era la única forma de pago; su inmenso amor lo hizo a él tomar la iniciativa y vino a buscarnos, aun sabiendo el precio a pagar, es decir, Jesucristo se invirtió, se donó voluntariamente para que cada uno de nosotros hoy tenga la salvación eterna únicamente por la fe en él.
Finalmente, que bueno tocar estos temas ya que en los últimos tiempos se suele hablar de otras cosas, buscando darle más importancia y poder al hombre, este tema es pertinente en todas las épocas y en todas las cosmovisiones.