GENERACIÓN DEL 27
La Generación del 27 son un grupo de escritores con todos los rasgos propios (amistad, proximidad temporal y espacial, posición ideológica...), pero con una gran variedad estilística y literaria.
Su trayectoria se divide en tres etapas:
Iniciación: entre 1920 y 1927, etapa de “deshumanización” de la poesía, de búsqueda de la perfección formal, con influjo de Góngora, Bécquer y, sobre todo, J. R. Jiménez.
Madurez: entre 1928 y 1936, etapa de “rehumanización” de la poesía, del surrealismo (uso del inconsciente, de los sueños), del compromiso, con influjo de Pablo Neruda.
Disgregación: a partir de 1936, etapa de angustia, tras el esplendor de la etapa anterior el grupo se rompe con la Guerra Civil.
Esta evolución es más o menos similar en todos los componentes del grupo y lo más llamativo es ese equilibrio entre la vanguardia y la tradición, entre lo culto y lo popular, entre los influjos extranjeros y las raíces nacionales.
De las vanguardias les viene ese afán de originalidad en el lenguaje, en la forma y en los temas, aparecen palabras antipoéticas, se prescinde de la rima y del metro, abandonan los típicos temas como la muerte, el amor, valoran el ingenio y el humor. La lírica canta a los avances mecánicos (bombillas, máquinas de escribir...) o a porteros de fútbol. El Surrealismo influirá notablemente en autores como Aleixandre, Lorca, Alberti, Cernuda... Predominio de la metáfora: se convierte en la base del poema pues aspira a eludir la realidad con imágenes. Todas las vanguardias coinciden en esta idea: la base de la poesía es la imagen.
Entre los del 27 se cultivaron distintos géneros literarios, aunque la mayoría sentirá predilección por la poesía.