La Amazonia es la mayor región de bosque tropical del planeta. Desde 1970 se ha perdido solo en Brasil una superficie forestal más grande que toda Francia. La ganadería ha sido la responsable de la mayoría de esta de-forestación.
La Amazonia es la mayor región de bosque tropical del planeta. Desde 1970 se ha perdido solo en Brasil una superficie forestal más grande que toda Francia. La ganadería ha sido la responsable de la mayoría de esta de forestación.
La selva amazónica produce grandes cantidades de agua, no sólo para Brasil, sino para toda Sudamérica. Los llamados "ríos voladores", es decir, las masas de aire cargadas con vapor de agua producido por la evapo transpiración, transportan la humedad a grandes partes de Brasil. Estas enormes nubes de lluvia también influyen en la precipitación en Bolivia, Paraguay, Argentina, Uruguay e incluso en el extremo sur de Chile.
La Amazona y las selvas tropicales, que almacenan entre 90 y 140 mil millones de toneladas de carbono, contribuyen a estabilizar el clima mundial. La selva amazónica por sí sola representa el 10% de la biomasa total del planeta.
El motor que impulsa la deforestación en la Amazonia es la explotación de su inmensa riqueza. Encabezando la desaparición de masa forestal encontramos la conversión del terreno en plantaciones agrícolas o en zonas de pastoreo, la construcción de carreteras, la extracción maderera, etc...
En 2018 Brasil, hogar de la mayor parte del Amazonas, encabezó la lista del país que más bosques tropicales primarios o nativos perdió.
En concreto en ese año se registró la desaparición de más de 1,3 millones de hectáreas, reveló en abril el informe de Global Forest Watch, del Instituto de Recursos Mundiales.
Un estudio realizado por los investigadores de la Universidad de Leeds, en Inglaterra, y el Centro de Ecología e Hidrología del Consejo de Investigación Medio Ambiente británico (NERC por sus siglas en inglés), comprobó que la deforestación puede causar una grave disminución de la precipitación en los trópicos, con graves consecuencias para las personas, no sólo en esta región sino en las zonas vecinas.
Nuestra investigación, dijo el autor del estudio Dominick Spracklen de la Escuela de la Tierra y Medio Ambiente de la Universidad de Leeds, “sugiere que la deforestación en el Amazonas o el Congo podría tener consecuencias catastróficas para las personas que viven a miles de kilómetros de distancia en los países vecinos”.
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incendios en el Amazonas
Los incendios en el Amazonas han tomado la atención mundial y no es para menos. Entre enero y el pasado 20 de agosto el número de incendios aumentó un 145 % en comparación con el mismo período en 2018. Se estima que en un millón de hectáreas han sido consumidas por las llamas ante la inacción del gobierno brasileño y la preocupación de millones de personas alrededor del mundo.
El cultivo de soya y la ganadería
Brasil es el principal exportador de carne de res del mundo. Según el Departamento de Agricultura de EU, cerca del 20% de las exportaciones mundiales provienen de este país amazónico.
Para satisfacer la alta demanda de los mercados, la industria brasileña necesita de más espacios y recursos para el ganado. Esto ha generado más deforestación para el cultivo de soya para exportación, el alimento de las vacas, pollos, cerdos y otros animales que componen la dieta rica en proteína animal.
Se sabe que la quema es una práctica común de agricultores y ganaderos para “limpiar” el terreno. Lo más preocupante es que el actual discurso del gobierno brasileño incentiva a la industria ganadera a continuar con su expansión en la selva amazónica.
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¿Cuáles son las consecuencias inmediatas?
Además de la pérdida de vegetación y de especies, los incendios podrían incidir, según varios expertos, en problemas energéticos y de suministro de agua en diferentes partes de Suramérica.
En una entrevista con AFP, Paulo Moutinho, investigador del Instituto de Pesquisa Ambiental de la Amazonía, IPAM, explicó que una recuperación tarda décadas e, incluso, es poco probable que muchas especies puedan volver a las zonas arrasadas por el fuego.
"En la Amazonía, las llamas recorren el suelo de la selva y su acción es suficiente para causar la muerte de árboles muy grandes, hasta dos años después del incendio. Los árboles muertos pierden las hojas y eso hace que haya más sol entrando en la selva, lo que provoca que esa vegetación se vuelva más inflamable". Y acotó: "Si no hay nuevos incendios, se tarda varias décadas en recuperar la misma densidad. En algunas regiones, las zonas quemadas son invadidas por otras especies de zonas más áridas, como del cerrado (la sabana brasileña, el segundo mayor bioma de Brasil)".
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¿Cómo podemos ayudar?
Si bien no podemos viajar hasta el Amazonas, para ayudar, sí hay varias acciones que podemos tomar para echarle una mano al medio ambiente.
Nuestro sitio hermano en inglés, CNET, elaboro una lista de sugerencias , como donaciones a organizaciones que colaboran con la protección de tierras en Brasil, utilizar el buscador Ecosia.org, que planta un árbol por cada 45 búsquedas que ejecuta y la más sencilla: dejar de consumir o reducir el consumo de papel y madera.