Cartago fue una ciudad que inicialmente y durante varios siglos dependió y vivió casi exclusivamente de los recursos y el comercio marítimo. Esta proyección marítima se debió tanto a la herencia fenicia como a su inicial falta de territorios.
Los cartagineses organizaron una liga o confederación marítima que empezó a actuar como un instrumento y base de su poder naval, antes incluso que la propia Atenas. Para controlar el mar y salvaguardar su liderazgo de la confederación marítima, Cartago se dotó de los instrumentos necesarios, buenos puertos, una flota fuerte y numerosa tripulación de expertos marinos
La fuerza económica derivaba de las navegaciones y el comercio colonial y, a partir del S. V a. C. en que se amplió el área metropolitana, también en las posesiones agrícolas. Éstas se dedicaban sobre todo a viñedos, olivos y frutales.
La base de la economía cartaginesa era mercantil y agrícola-comercial.