Las oraciones subordinadas
La función sintáctica del sujeto y las funciones suboracionales pueden ser desempeñadas no solamente por palabras o por sintagmas menores que una oración, sino también por oraciones con verbo finito. Es el caso de las oraciones subordinadas, llamadas también proposiciones, oraciones transpuestas o degradadas, o suboraciones. Se denominan así porque forman parte del sujeto o del predicado de una oración que las abarca, llamada oración principal.
Tres son las clases generales de oraciones subordinadas según la función que cumplan en el enunciado:
Oraciones sustantivas o completivas: Cumplen las funciones propias de un sustantivo o sintagma nominal, principalmente las de sujeto y objeto directo.
Como sujeto. Generalmente se introduce con el nominalizador que, pero también puede introducirse con el nominalizador si, p. ej.: No importa si se quedan o se van; o con una palabra interrogativa (qué, cómo, cuándo, cuánto, dónde, por qué), p. ej.: Cuándo, dónde y por qué ocurrieron los hechos es todavía un misterio.}
Como objeto directo: Nótese que la oración subordinada en función de objeto directo puede ser introducida por las partículas nominalizadoras que y si, o por una palabra interrogativa (qué, cómo, cuándo, cuánto, dónde, por qué); además, como son objetos directos, pueden sustituirse por el pronombre lo: El profesor lo dijo; no lo sabemos; ya te lo expliqué.
Oraciones adjetivas: Cumplen la función de adyacentes o adjuntos de un sustantivo o expresión sustantivada. Todas estas oraciones subordinadas están introducidas por pronombres relativos (que pueden estar precedidos de una preposición), por lo cual reciben también el nombre de oraciones de relativo. El sustantivo o sintagma nominal al cual se refiere el pronombre relativo, y en general, cualquier pronombre, se denomina, en gramática, antecedente.
Oraciones adverbiales o circunstanciales: Cumplen la función de un adverbio o de un complemento circunstancial. Las hay de varias clases según su función específica