Hegel llega así al convencimiento de que la "buena conciencia" (Gewissen) que él promueve es claramente diferenciable de la "conciencia honrada" (Bewusstsein) de Kant, ya que aquélla constituye el "alma bella" que ha encontrado la forma de reunificar -gracias a la aceptación de sus sentimientosla concepción rígida del deber con la inclinación espontánea de la naturaleza (Hegel, 1966:384). Aunque, para ser capaz de constituirse como conciencia objetiva, el "alma bella" debe formar parte de una comunidad en la que lo que cuenta no es tanto la acción en cuanto tal como la seguridad que cada cual da a los demás de la pureza de sus intenciones (Hegel, 1966:382; Taylor, 2005: 99-111). En suma, Hegel pretende significar con esto que el Estado de una sociedad dada encarna y da expresión a una cierta "autocomprensión" del agente y su comunidad, muy diferente del mero modus vivendi al que, a su juicio, conducen el modelo de la Moralität kantiana, juntamente con la teoría clásica del contrato social.
Por lo que -continuando con la interpretación de Taylor- Hegel está dando muestras aquí de estar vinculado a lo que, frente a la "teoría causal de la acción", es caracterizado ahora como la "teoría cualitativa de la acción", según la cual las conductas humanas están imbuidas por las finalidades que las dirigen de tal modo que estas no son ontológicamente separables de aquéllas. Más aún, una acción puede ser, en su inicio, totalmente irreflexiva; puede tratarse de algo realizado sin plena conciencia, siendo esta el objetivo a alcanzar. Desde esta óptica, entonces, el sujeto y todas sus funciones están ineludiblemente "encarnadas" dado que este es, en primer lugar, un "animal racional", un ser viviente que piensa, y, en segundo término, un ser "expresivo" para el que el pensar se da siempre y necesariamente en un determinado medio, como manifestación de todo un proceso vital.