El contacto con América y la apertura de nuevas rutas marítimas por Asia y América, hicieron posible la mundialización del comercio europeo, siendo la más rentable e importante para la acumulación originaria de capital.
El comercio triangular tenía las siguientes rutas:
Desde Europa llevaban productos de poco valor al Golfo de Guinea, donde eran cambiados por esclavos.
Desde África, llevaban manufacturas y esclavos hacia América, donde eran vendidos para trabajar en las plantaciones.
Desde América, se transportaban materias primas y metales preciosos hacia Europa.
En este comercio participaron los grandes reinos europeos: Francia, Inglaterra, Portugal y España.
La base del comercio colonial era un intercambio desigual favorable a los intereses de los Estados europeos: estos obtenían de las colonias materias primas y metales preciosos a bajo precio; a cambio, les vendían exclusivamente productos manufacturados de poco valor a precios altos. El comercio colonial fue favorable a los intereses de los Estados europeos.