Según David y Roger Johnson, definieron el aprendizaje cooperativo de la siguiente manera: “se trata de un sistema de interacciones cuidadosamente diseñado que organiza e induce la influencia recíproca entre los integrantes de un equipo”.
Por otro lado, el pedagogo Marcos Ordiales lo definió como: "el trabajo cooperativo promueve el establecimiento de un vínculo entre los miembros del grupo, que fomenta la ayuda, la participación equitativa, la responsabilidad individual de cada uno de los participantes, el procesamiento del resultado por parte del grupo y el desarrollo de unas habilidades interpersonales relacionadas con animar, pedir ayuda, ofrecer explicaciones, buscar la comprensión, debatir, resolver problemas o ‘criticar’ las ideas sin criticar a los individuos".
Este tipo de metodología trabaja 5 áreas esenciales para el estudiante:
La interdependencia positiva.
La responsabilidad individual.
La interacción motora.
Las habilidades sociales.
El procedimiento del grupo.
Según Olga Manso, maestra de Infantil definio al aprendizaje cooperativo “ es donde los estudiantes trabajan juntos porque se necesitan los unos a los otros para finalizar la tarea y llegar a una meta común”. Es decir, y tal y como señala Ordiales, “el objetivo no es sólo el producto final sino el proceso para lograr que todos aprendan mejor”.
Por otro lado, el aprendizaje colaborativo, tal y como subraya la docente Vanessa Onetti, se basa en la organización, por parte de los alumnos, de pequeños grupos de trabajo que desean desempeñar una labor en conjunto. “Los estudiantes colaborarán si son prosociales, si quieren involucrarse con el equipo, pero si no quieren, no lo harán”, destaca Manso.
Aprendizaje cooperativo
El profesorado realiza una función proactiva. “Distribuye a los alumnos en grupos, propone las normas y reparte los roles que desempeñarán los estudiantes. También se encarga del diseño de la situación cooperativa teniendo en cuenta los elementos que conforman este tipo de aprendizaje”, indica Manso.
Aprendizaje colaborativo
El docente se convierte en una guía para el alumnado. “El profesor les expone la tarea a realizar y son los alumnos los que gestionan el proceso de una manera libre. Tan solo les ayuda cuando tienen una dificultad pero no toma decisiones previas al proceso”, señala Ordiales.