Hace miles de años los olmecas crearon un calendario, el cual adoptaron distintos pueblos originarios de México, perfeccionándolo y adaptando a su lenguaje. Los calendarios maya, mixteco, purépecha, son versiones lingüísticas y culturales de un mismo sistema.
Los antecesores de los pueblo originados en México crearon un calendario con sorprendente exactitud que incluso sorprende a los investigadores al afirmar que es el sistema de computo del tiempo mas preciso hasta ahora. nuestros abuelos sabían el tiempo real que tarda el sol en ocupar el mismo punto por que eran excelentes astrónomos.
Crearon un calendario de 18 meses, todos de veinte días, sumados dan 365 días, se les añade 5 días complementarios que reciben el nombre de "Nemontemi" , que significa " días complementarios", al cabo del ultimo día nenomeni se deja correr un cuarto de día y solo hasta entonces entra el año nuevo Mexicano.
La versión náhuatl del sistema calendárico tiene cuatro cargadores de años, llamados: tochtli (conejo), Acalt ( carrizo), Tecpalt ( cuchillo de perdenal), y Calli ( casa). Tanto los años como los días de combinan con los números del 1 al 13 para formar combinaciones irrepetibles durante 52 años, que es el tiempo que dura esta cuenta, un cilo de 52 años.
Los años tochtli comienzan el 12 de marzo, sus días comienzan al amanecer. Los años Acalt empiezan el 12 de marzo, a las doce del dia. Los años Tecpal comienzan el 11 de marzo, a la puesta de sol. Los años Calli inician el 11 de marzo, en la media noche, tal como ahora contamos con el calendario gregoriano.
En el calendario mexicano los años se cuenta de marzo a marzo y no de enero a diciembre, porque en marzo comienza el tiempo de verdor, es cuando de manera natural inicia un ciclo, es cuando se activan las energías de la naturaleza. No es que el calendario mexicano esté mal con respecto al calendario gregoriano, más bien el calendario gregoriano es el que ha sufrido desajustes y modificaciones, ya que en sus orígenes sí empezaba el año en marzo.
Festejar las tradiciones es importante no sólo porque transmiten, en el tiempo, un conocimiento cultural y patrimonial único, ubicándonos en el tiempo como seres históricos y con finalidades específicas, sino también porque permiten que cada ciudadano se identifique con su propia cultura. Enseñando a los niños el respeto hacia todas las etnias y la apertura de pensamiento al mundo.
