La interpretación literaria de las últimas décadas refleja ante todo un agotamiento de la posmodernidad. La crítica a la metamorfoseada herencia de la Ilustración no ofrece nada nuevo desde hace lustros.
La teoría literaria difundida durante los últimos años se manifiesta como un estertor de la retórica posmoderna que nos sitúa una y otra vez en el mismo callejón sin salida.