La formación permanente del docente en Latinoamérica
La formación del ser humano es considerada como un proceso que se desarrolla a lo largo de la vida, que de manera permanente contribuye en la definición y configuración de un perfil personal y profesional específico.
La formación docente para obtener la licenciatura es considerada como una formación inicial, puesto que el docente debe seguir preparándose de manera continua y permanente el resto de su trayectoria profesional.
A nivel internacional, la formación docente presenta un panorama heterogéneo que se compone de diferentes tradiciones y situaciones políticas, sociales y pedagógicas, existiendo problemáticas compartidas que dificultan el desarrollo de programas educativos que cumplan satisfactoriamente con los criterios de calidad establecidos internacionalmente
Para poder mejorar la formación docente, es necesario primeramente transformar la cultura de las instituciones formadoras, por lo cual se recomienda a las universidades y a los institutos de formación docente lo siguiente:
Modernizar el currículum y actualizar los programas de formación, incorporando el componente investigativo de manera transversal en los mismos como parte de la formación académica.
Promover las relaciones estrechas con los planteles, al igual que con los sectores empresariales y productivos del país, concretando apoyos a fin de elevar los niveles de investigación.
Destinar tiempo, espacio y recursos para la formación investigativa.
Es evidente la necesidad de ofrecer una formación docente de calidad, en la etapa inicial y permanente, actualizando y desarrollando las competencias en gestión, vinculación, pedagógicas e investigativas.
En estos tiempos de exigencia profesional, transparencia, evaluación y rendición de cuentas, el docente debe establecer una ruta crítica para programar su formación permanente, puesto que la antigüedad en el servicio profesional docente ya no justifica la permanencia del docente en el sistema educativo