Sócrates destacó por centrar su atención en el terreno de la moral y la ética. Consideraba que el ser humano tiende al bien y que todo vicio es producto de la ignorancia. Creía que el bien, el amor, la bondad y la ética partían de definiciones universales.
La Ética a Nicómaco comienza afirmando que toda acción humana se realiza en vistas a un fin, y el fin de la acción es el bien que se busca. El fin, por lo tanto, se identifica con el bien.
Sto. Tomás está de acuerdo con Aristóteles en la concepción teleológica de la naturaleza y de la conducta del hombre: toda acción tiende hacia un fin, y el fin es el bien de una acción. Pero tambien cree que identifica la felicidad con la contemplación beatífica de Dios.
La ética y moral planteada por Tomas Mora busca una Utopía que como el mismo la describe es Crear una sociedad justa y feliz para los seres humanos o como se puede plantear también, una sociedad perfecta.
Kant funda la concepción de autonomía del hombre en la modernidad: el reino de la libertad no puede estar regulado o aprisionado por las cosas; es el hombre mismo que, por medio de la razón, guía sus acciones.
La ética es ideología pura con la única visión de legitimar lo que hay. Sobre la moral, los seres humanos no necesitan una moral para ver transformado su mundo, necesitan que se transformen las condiciones de la humanidad en que vive la mayoría, víctima de la desigualdad y la injusticia.
Su pensamiento se basaba en la convicción moral de que “democracia es libertad”, por lo que dedicó toda su vida a elaborar una argumentación filosófica para fundamentar esta convicción y a militar para llevarla a la práctica.
La Ética de Fromm suele calificarse como Ética Humanista. En la Ética Autoritaria una autoridad es la que establece lo que es bueno para el hombre y prescribe las leyes y normas de conducta; en la Ética Humanista es el hombre mismo quien da las normas y es a la vez el sujeto de las mismas.