-El dolor somático, visceral y neuropático suelen empeorar durante la actividad y mejorar con el reposo.
-Adaptar la dosis, el fármaco y la vía de administración de los fármacos según las necesidades de cada paciente.
-Es inadecuado intentar controlar el dolor intenso sólo con dosis de mantenimiento de opioides.
Analgésicos no opioides: Oral, sublingual, subcutánea, intravenosa, rectal, tópica.
Analgésicos opioides débiles: Codeína, oral; tramadol, oral (cápsulas, comprimidos de liberación retardada y solución) e inyectable (subcutánea e intravenosa).
La tolerancia a un opioide es la necesidad al incremento de la dosis requerida al paso del tiempo para mantener el alivio del dolor.
La dependencia física a un opioide se manifiesta como ansiedad, irritabilidad, temblores y oleadas de calor, unidas al dolor, lagrimeo, rinorrea, diaforesis, náusea, vómito, cólico y diarrea