Nació en Irlanda en 1943, en su futuro influyó el hecho de que su padre fuese el
arquitecto. Fue enviada a un colegio femenino en Irlanda donde un profesor de
Física la empujó hacia el propósito de tener claridad de ideas en esta ciencia que a
otros les puede parecer abstrusa sin la disciplina mental correspondiente. En 1961
escribió una carta al reconocido astrónomo británico Bernard Lovell, para solicitarle
consejo y este le respondió que estudiara Física o Electrónica. Bell comenzó sus
estudios de la primera en la universidad de Glasgow, licenciándose en 1965, y
doctorándose más tarde en Cambridge.
En el verano de 1967, analizando los registros
de un radiotelescopio descubrió un patrón de
señales demasiado rápidas y regulares como
para tratarse de un cuásar, una por segundo,
las señales provenían de estrellas muy masivas
de rotación extremadamente veloz, a las que
llamaron púlsares.
Este hallazgo fue reconocido por la Real Academia de las Ciencias Sueca con el Premio Nobel de Física
de 1974, pero no de la forma en que debió ser: únicamente Antony Hewish recibió el galardón.
Bell ha recibido otros reconocimientos por su labor,
como la Medalla de Oro del CSIC este 2015