En las sociedades modernas, trajo
consigo nuevas prácticas de producción y consumo en diferentes
campos. En las áreas farmacéutica y cosmética, por ejemplo, se
abrió la posibilidad de elaborar productos para la higiene y cuidado
personal, para combatir problemas de salud y para el
embellecimiento del cuerpo
Utilizando componentes sintéticos, fabricados
masivamente en laboratorios, que imitaban
elementos y compuestos encontrados en la
naturaleza. Esto le permitía a las empresas
elaborar productos con materia prima más
barata, para así mismo, sacar masivamente al
mercado productos novedosos y más lucrativos
El Alumbre, los cristales de este compuesto también empezaron a
fabricarse de manera sintética, es decir, creando en laboratorios
químicos el compuesto que comunmente caracterizaba a las
piedras de Alumbre halladas en forma natural
El cristal de Alumbre siguió usándose y comercializándose
en las sociedades modernas, pero, a pesar de que en la
mayoría de los casos se empezó a producir de manera
sintética, no logró tener un posicionamiento significativo
en el mercado con respecto a la variedad de desodorantes,
productos antisépticos, cicatrizantes y reafirmantes de la
piel, que se lanzaron al mercado en esas épocas
En etapa de industrialización de los productos y las
materias primas, paradójicamente, la misma
ciencia empezó a descubrir que muchos de los
componentes sintéticos de estos productos eran
perjudiciales para la salud y para el medio
ambiente
Hoy en día, gracias a
descubrimientos que cuentan con un respaldo de
investigación científica rigurosa, se está
despertando una tendencia de volver al uso de
productos verdaderamente naturales que sean
amables con nuestro cuerpo y la naturaleza