Modelos y Paradigmas de Ciencia,
Tecnología y Sociedad La
institucionalización de los Estudios
CTS en América Latina
Introducción. En este breve ensayo pretendemos hacer un resumen del tema en cuestión, aportando nuestro
grano de arena sobre el mismo. Espero motivar a todos los interesados del área, a seguir profundizando y
ampliando los trabajos y análisis sobre el mismo. Incluimos además un mapa mental sobre los principales
representantes y etapas fundamentales del pensamiento latinoamericano en CTS.
La primera afirmación respecto a la ciencia y la tecnología de la región se refiere, obviamente, a su bajo nivel
relativo en todos los indicadores que puedan utilizarse. El gasto en actividades de ciencia y tecnología en los
países latinoamericanos alcanza poco menos de los 8.000 millones de dólares anuales, lo cual representa el
2,3% del gasto mundial en el sector.
La importancia de la actividad en ciencia y tecnología en el caudal ocupacional de los
Estados se expresa en la proporción que representan los científicos y tecnólogos en el total
de la población económicamente activa. Nuevamente la diferencia entre América Latina y
EEUU es drástica: más del 7 por mil para éste país y diez veces menor (0,7 por mil) para los
países latinoamericanos.
Un rasgo característico de la investigación científica en América Latina es su gran
dependencia del Estado. En efecto, tanto por lo que se refiere al financiamiento como a
quiénes ejecutan la investigación, allí el Estado aporta más del 70% del esfuerzo. Esto es
contrario a lo que se observa en los países desarrollados: por ejemplo, en EEUU, el origen
del financiamiento y la ejecución de las actividades científicas y tecnológicas están a cargo
de las empresas privadas en más de las dos terceras partes. Si el gobierno financia un
tercio, ejecuta, en cambio, menos del 10% del I+D. Valores semejantes —aunque algo
menores— se observan en Canadá e incluso en España, que en muchos aspectos comparte
con América Latina una débil tradición en política científica y tecnológica
Un poco de historia En efecto, podríamos decir que la ciencia y la tecnología de América Latina
carecen de una guía clara de orientación. La investigación científica tuvo un desarrollo modesto
pero relativamente temprano en Argentina, Brasil y México, y en particular en el primero. Esto
permitió que, en una situación de relativa carencia, destacaran grupos de investigación aislados
con capacidad para afrontar los desafíos del momento en la frontera internacional del
conocimiento. Lo que el historiador peruano Cueto denominó «excelencia en la periferia», se
constituyó como fenómeno posible gracias al contexto de una ciencia internacional todavía
dominada, en grandes áreas, por el modo artesanal de hacer ciencia, regida por las pautas
dominantes de la ciencia académica. Así, el primer premio Nobel científico de América Latina,
Bernardo Houssay, desarrolló sus investigaciones fisiológicas en su laboratorio de la universidad
pública, equivalente al de los principales países científicos.
Esta ciencia académica sufrió en varios países latinoamericanos los embates de la inestabilidad política, el oscurantismo
ideológico y el autoritarismo. Pero la Argentina constituye un caso paradigmático. La historia de los tres premios Nobel
argentinos en ciencia reproduce de manera emblemática los efectos de esta política: como dije, B. Houssay desarrolló sus
investigaciones en una universidad pública. El segundo, Federico Leloir, aunque comenzó trabajando en ella, debió
ampararse en los recursos de una fundación privada para contar con un laboratorio adecuado. El tercero, César Milstein,
debió migrar directamente a Inglaterra porque, después de una crisis política nacional, fue separado de su cargo como
investigador en una institución pública donde había comenzado a crear el primer laboratorio de biología molecular del
Continente.
Esta sucesión describe la parábola del desdibujamiento de la ciencia académica en la Argentina, pero, seguramente con
menor énfasis, es el caso de varios países latinoamericanos. Por otra parte, a partir de los 50 América Latina se embarcó
en la formulación de políticas científicas y tecnológicas. Esto llevó a un fuerte proceso de institucionalización, tanto de la
investigación científica y tecnológica como de distintos mecanismos de desarrollo en el sector
A fines de la década de los 50 y durante las dos siguientes, las actividades de ciencia y tecnología se llevaron a cabo
sobre la base del esfuerzo casi exclusivo del Estado (incluyendo la actividad de las universidades públicas).
Independientemente del hecho de que estos esfuerzos no provocaron una dinámica sostenida de innovación en el
conocimiento y en la economía (predominó en muchos sectores el divorcio entre investigación y producción), se
desarrollaron dos modelos contiguos de investigación en ciencia y tecnología con consignas y misiones claras y
fuentes de legitimidad para sus funciones: a) por una parte, la ciencia académica, basada principalmente en las
universidades e incorporada —aunque de manera periférica— a la comunidad científica internacional, de quien
recibe su legitimidad, orientaciones y formas de organización, apoyándose en los criterios de calidad y excelencia; b)
por otra parte, una actividad tecnológica, sustentada sobre todo en organismos sectoriales, y legitim
Los cambios ocurridos durante los años 80 han tenido una impronta específica sobre este esquema. Dos cuestiones son claves
al respecto: a) el cambio de rol del Estado, es decir, la disminución de sus funciones reguladoras y productivas; b) la apertura de
las economías latinoamericanas al comercio y a la competitividad internacional. Lo primero tuvo impacto directo sobre el
financiamiento estatal de la investigación pero, sobre todo, fue fuente de orientación y legitimidad de la actividad,
especialmente para el caso de los organismos sectoriales. La investigación universitaria reencontró su discurso legitimador en
la importancia creciente que tiene para las nuevas tecnologías la investigación básica (fundamentalmente desarrollada en las
universidades), o sea, lo que ha dado en llamarse la cientización de la tecnología y la innovación industrial.
El pensamiento latinoamericano en CTS. Si el movimiento que ha venido a denominarse Ciencia, Tecnología y Sociedad (CTS) se
origina en Europa a partir de la confluencia de la sociología de la ciencia, que con un enfoque institucional desarrolló Merton, a
partir de los años 30, por un lado, y por el otro, de la relación entre ciencia y poder puesta de relieve por Bernal en los mismos
años, como así también los desarrollos de Solla Price reclamando un enfoque interdisciplinario que postulaba una «ciencia de la
ciencia», en América Latina el origen del movimiento se encuentra en la reflexión de la ciencia y la tecnología como una
competencia de las políticas públicas. De tal forma, aun sin formar parte de una comunidad consciente identificada como CTS,
esto se configuró como un pensamiento latinoamericano en política científica y tecnológica.
Algunos nombres son claves en este pensamiento: Jorge Sábato, Amílcar Herrera, César Varsavsky, Miguel Wionseck, Máximo Halty, Francisco Sagasti, Osvaldo Sunkel, Marcel Roche, José Leite Lopes, por mencionar solo
algunos. Entre ellos existieron científicos de ciencias exactas y naturales transformados en pensadores sociales e ideólogos a partir de su reflexión sobre su propia experiencia como investigadores, como también
economistas que canalizaron el pensamiento de la CEPAL hacia la cuestión de la ciencia y la tecnología.
El pensamiento latinoamericano nace a fines de la década de los 60 como una crítica diferenciada a la situación de la ciencia y la tecnología y de algunos aspectos de la política estatal en la materia. Desde mediados de los años 50 y 60,
organismos internacionales como la UNESCO y la OEA se constituyeron como puentes institucionales claves para la introducción de políticas de ciencia y tecnología en América Latina. Ello significó un traspaso relativamente acrítico de
las experiencias europeas de postguerra que la habían llevado a disminuir la brecha de ciencia y tecnología con EEUU. Como antes dijimos, esto se expresó en la creación de consejos nacionales de Ciencia y Técnica y de organismos
sectoriales de investigación tecnológica, en la formulación de planes específicos, en la constitución de una burocracia estatal vinculada al área, en la confección de diagnósticos e instrumentos de planificación y gestión.
Otra tradición importante en América Latina que puede ser inscrita en el movimiento CTS es la que Dagnino y Thomas denominan pensamiento «descriptivo inductivo»
como diferente al anterior, al que califican como «normativo de izquierda». Dicho pensamiento no estuvo dirigido a orientar políticas a partir de un marco
teórico-normativo general, sino a abordar, a través de estudios empíricos y en especial de estudios de casos de empresas industriales, los condicionantes micros para la
elección de tecnologías. Los estudios coordinados por Jorge Katz, sin embargo, no se centran en el enfoque tradicional neoclásico de la selección tecnológica en función de los
precios relativos de los factores, sino en aspectos novedosos derivados de una visión evolucionista del cambio técnico. Los procesos de aprendizaje, adaptación y trayectorias
tecnológicas fueron puestos de relieve para describir el papel de la tecnología en la empresa productiva.
El campo de conocimientos CTS. A continuación abordaremos otra panorámica para describir el campo CTS. Reservamos el concepto de campo a las funciones
estrictamente cognitivas que llevan a cabo los distintos cultores de la reflexión sobre las relaciones entre la ciencia, la tecnología y lo social. El concepto de
movimiento hace referencia a la conformación de un sujeto político (o a un conjunto más o menos integrado o contradictorio de sujetos políticos) que pretende
intervenir en situaciones de poder social global sobre la base de reivindicaciones u objetivos de cambio específicos (sean sectoriales o globales).
Una característica fundamental —por lo menos teórica— del campo CTS es su constitución multidisciplinaria. En determinadas regiones del campo pueden estar formándose perspectivas inter o transdisciplinarias, pero ello no
es general para todo el campo. Hablo de transdisciplinariedad cuando es posible construir un objeto cognitivo nuevo a partir de la intersección de distintas perspectivas de análisis.
La multidisciplinariedad, en cambio, se refiere a la reunión, más o menos articulada pero no fusionada, de perspectivas sobre un determinado objeto o problema social: en este caso, por ejemplo, los problemas de vinculación
entre la universidad y la empresa pueden ser analizados desde una perspectiva administrativa de actores político-institucionales, o desde un horizonte sociológico de interacción entre actores individuales. Por otra parte, el
campo CTS contiene una variedad de objetivos y problemas de análisis: innovación, políticas, construcción de saberes, gestión, etc. De ahí que una panorámica de análisis del campo consista en confeccionar una matriz entre
problemas y disciplinas
Conclusión. Concluimos este interesante tema, con la satisfacción del trabajo realizado, esperando aportar al desarrollo del mismo por parte de estudiantes e
interesados en sentido general, acerca de los temas de la Ciencia, la Tecnología y la Sociedad, la cual está siendo impactada de forma positiva, por todos estos
cambios sucediendo día a día a causa de los avances científicos en el área de las ciencia y las tecnología en nuestras sociedades.