Todo cometido, acción o efecto que
el proceso lúdico promueve en el
transcurso de su desarrollo.
Lo más significativo:
Exploración y descubrimiento del sujeto
Niños, jóvenes y adultos
aprenden a conocer su
propio cuerpo y sus
posibilidades, los objetos
que le rodean y forman
parte de la sociedad en la
que viven.
Facilita la socialización
El juego, sobre todo aquel que posea reglas,
reglado, implica el establecimiento de
relaciones interindividuales, contribuyendo al
desarrollo de la acción, la solución de conflictos,
la aceptación de responsabilidades, la toma de
decisiones, la interpretación de las intenciones
comunicativas de los compañeros de juego, la
adopción de actitudes pro-sociales, entre otros
aspectos.
Regula tensiones
Puede tener en el sujeto un efecto
relajante o activador, y en consecuencia
un valor terapéutico. El juego es
autorregulador y clarificador de la
conducta, mediante el cual se expresa,
de un modo simbólico, las tensiones y
deseos que el sujeto no puede expresar
libremente en la realidad.
Potencia el desarrollo infantil
Estimula su espontaneidad,
imaginación, creatividad, agilidad
mental, motricidad, percepción,
observación, capacidad de atención,
sensibilidad, dotes artísticas, entre
otros ámbitos del desarrollo.